La Archicofradía del Paso y la Esperanza estrenará esta Semana Santa la restauración de los arbotantes del trono de la Virgen, trabajo realizado por Manuel Toledano Gómez en cuanto a la madera y por la empresa sevillana Manuel y Antonio Doradores en relación al dorado y al estofado.

La necesidad de restaurar los arbotantes del trono de la Virgen de la Esperanza, uno de los grandes galeones que discurren por las calles malagueñas cada Jueves Santo, surgió el pasado año, cuando «se fracturó un brazo del arbotante y vimos que la madera estaba defectuosa», precisó el hermano mayor de la corporación nazarena, Carlos López Armada.

Acto seguido, se tomó la decisión de analizar todos los arbotantes. «Lo que se ha hecho es sanear la parte interna, que estaba mal. Antes, recordarás que la Esperanza usaba tubos de acetileno dentro de los arbotantes, eso se ha quitado y se ha saneado toda la madera podrida, implementando además un nuevo sistema de sujeción de la tulipa, aunque las tulipas siguen siendo idénticas y las alcachofas lo mismo», dice López Armada.

Con más detalle, lo que se ha hecho es abrir por la mitad cada arbotante y se ha saneado, aclara López Armada, que añade que la madera es de pino de hace setenta años, «de cuando se hizo el trono», y es normal que se haya deteriorado. Luego, se han dorado y estofado. «Hemos saneado lo de dentro, porque llevaba circuitos de acetileno de cobre, era todo madera y cobre y eso se deteriora. Se han limpiado y saneado el cobre y la madera y hemos metido vástagos metálicos que sujetan el arbotante, de forma que este tiene una pieza central de madera, y dentro, a su vez, una estructura metálica de la que salen también brazos metálicos», señala, e insiste en que los arbotantes siguen siendo los mismos en su integridad, simplemente se han saneado para asegurar su supervivencia de cara a las futuras generaciones.

Asimismo, los trozos que había rotos de cada uno de los arbotantes han sido sustituidos. De momento, ha llegado uno de los arbotantes y media parte de otro y en los próximos días llegarán el resto, tras lo que habrá que montarlos para que todo vuelva a lucir como cada madrugada del Jueves Santo.