Soy pecadora, lo reconozco. Me gusta comer y beber. Y si puede ser bien, mejor. No hay festividad del año que no tenga sus manjares ni estación que no tenga su dulce. Ahora estamos en tiempos de torrijas, pero ¿qué me dicen ustedes de un arroz con leche o de los borrachuelos? ¡o del segundo plato de gazpachuelo en el que caemos todos! En fin, que esto también es pecado capital si llegamos al exceso o si tenemos gustos muy caros. Por eso, aunque casi todos los cofrades somos de buen gusto en el comer y el beber, también sabemos cómo estar a la altura de las circunstancias sociales que actualmente se producen en una sociedad mediterránea que, desde siglos, revierte sus grandes acontecimientos de la vida en torno a una mesa y que lo mismo que sabe comer y beber, sabe compartir. En el mundo cofrade tenemos nuestro gran ejemplo y del que todos están orgullosos: Fundación Corinto. Esta gran asociación consciente de las dificultades de su alrededor que reparte a más de 700 familias comida y productos básicos. ¿Y qué me dicen de la Gran Recogida de Bancosol en la que ayudan con voluntarios muchas por no decir todas las cofradías de Málaga? O de Cáritas, con la que siempre se ha trabajado o la Operación Potito que realiza Salesianos desde 2012. Hay muchas más y se me escapan, pero fíjense, hay un «movimiento» que está pasando desapercibido y se está generalizando como algo muy normal: los conciertos de las bandas de música de las cofradías. Hace relativamente pocos años, empezaron tímidamente a pedir un kilo de comida no perecedera como simbólica entrada de un concierto. Hoy rara es la banda, ya sea de cornetas y tambores, musical o agrupación que no lo haga por lo menos una vez al año. En un mundo, el cofrade, que necesita de la música tanto como de los nazarenos o de los portadores, este maravilloso gesto ha hecho de él casi una «norma» en la vida cofrade. Como siempre la virtud de la templanza es lo que acaba con este pecado y con la mano en el corazón, creo que lo estamos consiguiendo. Eso sí, a lo que no renuncio es al Bacalao con tomate de Cristófol los viernes de Cuaresma€