Todavía es pronto para saber con certeza qué tiempo acompañará durante esta inminente Semana Santa, pero los primeros modelos meteorológicos apuntan a que las precipitaciones estarán presentes y las jornadas del Domingo de Ramos y el Lunes Santo habrá que estar pendientes del cielo ante posibles lluvias.

Es probable que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) lance sus previsiones oficiales mañana miércoles aunque han adelantado que un frente amenaza los primeros días de la semana. Aún así, el histórico con el que trabaja la Agencia de Meteorología arroja que, según los datos de ediciones pasadas cotejados, existe un 20 por ciento de probabilidades de que caigan precipitaciones apreciables a lo largo de la semana. Un porcentaje inferior a la media nacional de los últimos 35 años, que lo fija en un 44 por ciento.

Unas previsiones que nada tienen que ver con los días previos. Y es que durante esta semana la capital se moverá con temperaturas máximas de entre 18 y 22 grados que marcarán su máximo el miércoles y jueves cuando el mercurio podrá superar hasta los 22 grados centígrados. Todo ello acompañado de viento de terral.

El sábado ya comenzará a cambiar el tiempo y de cara al inicio de la Semana Santa no se esperan más de 18 grados de máxima. Si durante estos días las temperaturas mínimas serán superiores a los 11 grados, la incertidumbre es lo único seguro hasta el momento. Aspectos como la lluvia, el viento o la nubosidad incidirán en que las noches sean más o menos gélidas. Habrá que esperar a que los modelos meteorológicos se aproximen más a la fecha para conocer con mayor seguridad qué tiempo hará. «Hay múltiples modelos a medio plazo que indican que la entrada de la Semana Santa va a ser lluviosa -Domingo de Ramos y Lunes Santo-. A partir de ahí la incertidumbre es máxima y hay que esperar», explicaban desde la Aemet.

2003, un año pasado por agua. Entre los datos destacados por la Agencia Estatal de Meteorología sobre las ediciones pasadas se encuentra la Semana Santa de 2003 -fijada en el calendario del 20 al 28 de marzo- cuando la ciudad registró hasta 247,6 litros por metro cuadrado, una cifra inusual de precipitaciones contabilizadas para la época del año que chafó a cofrades y visitantes.