Qué habrás sido esta semana. Quizás una gota de agua que se precipitaba para chocar contra un bordado o tal vez un paragua abierto desafiante ante una multitud de ojos odiosos. Habrás sido el abrazo de un padre abrochado al varal a una hija que con hábito y capirote debajo del brazo, lloraba desconsolada el final de la bella historia que durante 8 horas había protagonizado. Qué habrás sido. Un globo que se escapa para besar las ramas del frondoso Ficus. Cera que dibuja formas en baldosas. Cera que intentará resistir la limpieza para que orgullosa nos recuerde cada día que el Hombre más hombre pasó humilde por allí. Habrás sido un beso entre la bulla divertida de la juventud en un encierro. Habrás sido risas y emoción o simplemente habrás escapado de la gran Babilonia.

Estampita que viajará a otros puntos cardinales o itinerario regastado que descansará en el fondo de un cajón. Habrás sido un guante blanco que, perdido, intentaba salvarse de ser pisado por Carretería. O tal vez una inmensa bola de cera que con orgullo va juntando pecados perdonados. Una silla plegada o un viejo sofá que espera su liberación entre el borde de la acera y el portal. Un pétalo enganchado en una tulipa describiendo el enamoramiento más profundo de la carita más bella del universo o tal vez habrás sido vid o sarmiento que recio intentas aliviar el peso del madero del portentoso Señor de Viñeros. Habrás sido ojitos de cuatro años que tímidos preguntan por qué lloras en la calle Nueva o te habrás mezclado en el incienso que Cayetano humeaba para crear un purgatorio de pecados sin apellidos en la calle del Teatro. Habrás sido un quinto de cerveza con un laurino para discutir si el barrio es más barrio que pueblo es el pueblo o te habrás enorgullecido de ver cómo tus hijos e hijas te portaban para reconfortar a los enfermos. Habrás sido un lejano recuerdo o una pantalla que se reflejaba en tu iris a kilómetros del epicentro de la pasión con olor a biznaga. Habrás faltado con la esperanza de volver.

Málaga, la que resucita antes del domingo último ha vivido las historias de cientos de miles de hijos paridos por ella o adoptados en la vorágine de la hospitalidad. Málaga con sus ojos de color miel se te va metiendo hasta el tuétano. Te va atrapando en la llamada de los tres toques de campana. Málaga es el manto de la Esperanza alejándose en un mar donde miles de almas zozobran por verte marchar. Que triste se queda San Felipe cuando a tu duelo los siervos de María van. Qué habrás sido esta semana si verde romero o fría piedra de mármol de los pésames de las abuelas enlutadas de la Trinidad. Habrás sido sayón que golpeas la mejilla del que no pretende defenderse de sentir y sentir sin necesidad de explicación lógica. Habrás sido medallita colgada en las enaguas ocultas del ruego desconsolado o exvoto victorioso que ronronea colgado de las manos de la misericordia. Málaga se silencia e intenta no perderte de vista. Málaga te llama a sus filas para que no la niegues ni una ni tres ni mil veces.

Sólo nos queda un mensaje. Agarramos fuertemente la cabeza de varal mientras los hijos de la muy noble aprietan los dientes del día a día. La del gazpachuelo en la digna mesa del trabajador. Y le vamos diciendo el mensaje final. La tristeza no puede ganar. Esos cuerpos derechos. No puede vencer la desgana. Vamos arriba señores. Tus hijos e hijas agarran el hombro del compañero. Al cuadril llevan tus penas los nazarenos del verde y morao. Varios toques anuncian que hay que andar. Arriba siempre arriba malagueños. Muera la muerte. Viva la Vida. Málaga ha vuelto a resucitar y en esta primavera en pañales que empieza a andar, solo se puede decir que Málaga es la Reina de los cielos reflejado en su mar. He dicho.

@malakahin