La cofradía de El Mutilado ha aceptado la donación de una dolorosa y obtenido la venia del Cabildo Catedralicio para darle culto en su parroquia del Sagrario. También el cabildo de la hermandad ha acordado una reforma de estatutos para incorporarla como cotitular y procesionarla en Semana Santa precedida de nazarenos. En cuanto al Cristo, ningún cambio se contempla. Ni atisbo de atávicos empeños. Una solución para una hermandad impedida de procesionar por razones pastorales de índole sociopolítico. Ocasión de aggiornamiento que merece atenderse con talento y benevolencia.

Han pasado 40 años desde que en 1977 esta cofradía dejó de salir. Hoy las circunstancias son tan distintas como las motivaciones de sus cofrades. Nada queda del nacionalcatolicismo que truncó su devenir.

La hermandad, sí, nació para dar culto al crucificado de las piernas mutiladas, pero también su naturaleza primigenia era procesional. Es cierto, asimismo, que volver a procesionar esa imagen resultaría inadecuado, más por cuestiones catequéticas que políticas, pues el Evangelio especifica que a Cristo no le quebraron las piernas (Jn. 19, 33). Fue justo este impedimento el dispensado por la bula papal que autorizó la exposición al culto de la imagen.

No obstante, en su ostracismo, la cofradía ha experimentado una catarsis que evidencia su reforma estatutaria. Una reforma nada excepcional, pues otras hermandades han incorporado nuevos cotitulares y modificado cultos y hábitos penitenciales en época reciente. Lo sustancial y estimable, pienso, es la sensatez de una propuesta que sin proscribir su historia ni contradecir decisiones episcopales anteriores, sin menoscabo de nada ni nadie, pretende reimpulsar sin retrotraer.

Según su hermano mayor, «se trata de normalizar la cofradía». Más bien se trata de regenerar formalmente lo que de facto diríase ya regenerado. Y regenerarse, siempre que sea dentro del marco normativo canónico y diocesano, es un derecho inherente a toda asociación de fieles, no una concesión de la jerarquía.

La hermandad, seguro, confía en la Divina Providencia. Así han llamado a su dolorosa. Un acierto al margen de que la imagen provenga del extinto convento dominico de tal nombre. No en vano, en esa fe los cofrades somos todos iguales, incluso los del Mutilado.