Hay dos motivos por los que sé que el pregón de la Semana Santa de 2018 va a ser un éxito. El primero de ellos es un detalle. Hace un par de meses visité las instalaciones de la televisión municipal en el Palacio de Ferias. Dentro de las oficinas, tuve que esperar de pie durante un par de minutos junto al despacho de Santi, que casualmente está separado de la sala principal por una cristalera totalmente transparente. No pude evitar curiosear y la mirada se me fue hacia un pequeño corcho, situado encima del escritorio, decorado con una veintena de imágenes de Cristo y la Virgen colocados en un orden milimétrico y armónico. Una persona que cuenta con un altar como ése en su lugar de trabajo y que esconde vínculos e intrahistorias con tantas cofradías -más allá de la suya de nacimiento- tiene que representar bien a los exigentes cofrades malagueños. El segundo es porque Souvirón pronunció hace poco más de un año el pregón de la Inmaculada de la Archicofradía de los Dolores de San Juan. Yo estuve en la iglesia aquella tarde. Y me emocioné. Y uno, que se va haciendo mayor y lleva unas cuantas experiencias en la mochila, valora la virtud de quien es capaz de sonsacarle una lágrima. Y por eso sé, y creo que los que asistieron a aquel acto me darán la razón, que el 17 de marzo va a ser un día especial.

Tal vez los que no conozcan personalmente al pregonero pueden llevarse una impresión equivocada de él. Cuando escuchamos hablar de Santi Souvirón, nuestra mente asocia inmediatamente su nombre con el presentador impecable y recto que habla de hermandades en la televisión. Los que estén más cargados de prejuicios, pueden que incluso se imaginen a un hombre rígido o distante fuera de las cámaras. Nada más lejos de la realidad. Y ahí radica, a mi entender, la gran baza de nuestro portavoz. Como los buenos intérpretes sobre el escenario, nuestro comunicador, en el atril, se transforma. O mejor dicho, se «deconstruye» y pasa de ser el periodista famoso que escuchas mientras cenas los miércoles al amigo más cercano que te desnuda su alma y te revela sus sentimientos más íntimos en total confianza. Porque Santi, cuando se apagan los focos, no deja de ser una persona vulnerable; con sus traumas, sus ilusiones, sus cicatrices y sus luces. Alguien que entiende todo esto como la mejor herencia jamás recibida y que tiene el corazón cincelado a golpes de Domingos de Ramos. Souvirón lleva la Semana Santa en sí mismo, y pondría la mano en el fuego a que no ha tenido que buscar fuera ni beber de otras fuentes, pues solo necesita mirar en su interior para inspirarse y cantarnos lo que está por llegar. No va a defraudar. Seguro.

Ignoro si su pregón pasará a la historia por su calidad literaria o por sus reivindicaciones. No poseo pista alguna sobre el texto, la duración, ni de las sorpresas que nos tiene preparadas, pero os garantizo que pocos son los que pueden superar su habilidad de crear atmósfera y captar nuestra atención Y en ese clima, y con todos estos ingredientes, lo que nos cuente será de verdad. Y la verdad, en tiempo de apariencias y superficialidad, triunfa.