La iglesia de San Lázaro ha abierto este miércoles por la mañana con el Nazareno de los Pasos expuesto a veneración, ocho meses después de que fuera retirado al culto para su restauración en el taller de Manuel Carmona. Finalmente han sido las manos de Francisco Naranjo quien se ha encargado de recuperar la imagen original del Nazareno, tal y como salió del taller de Antonio Eslava, después de que Carmona dejara el trabajo a medias por los múltiples problemas de salud sufridos desde el verano.

"Ha sido un trabajo estresante por el poco tiempo que teníamos y que además ha coincidido con el taller cargado de trabajo para una exposición de la Pastora", explica Francisco Naranjo Beltrán, más aliviado tras terminar la restauración del Nazareno dentro de los plazos: "Estamos contentos, pero nos hemos visto desbordados. Al final hemos tenido que trabajar fuera de horario y por las noches para completar el trabajo". "Respondimos a la llamada de la cofradía por una cuestión de responsabilidad y esperamos haber estado a la altura de las necesidades", subrayó Naranjo.

La imagen llegó al taller de Francisco Naranjo desde el taller sevillano de Manuel Carmona, que no pudo completar su intervención por problemas de salud. El objetivo del artista y restaurador malagueño explicó que la imagen había sufrido a lo largo de la historia varias intervenciones, siendo la más destacada la acometida por García Palomo en los 90 y que tuvo que realizar varias reintegraciones y unificarlas con la pátina. Sin embargo, cuando le llegó la imagen al taller "ya no estaban las partes intervenidas por Palomo". Tras una investigación para descubrir qué quedaba de la policromía original, vi que era "eran escasos" los restos aplicados por Antonio Eslava.

A partir de ahí, y con el apoyo de la cofradía, inicio un trabajo de reintegración de la policromía original, apoyándose en el material fotográfico existente de su bendición en 1977. "He acometido una reintegración lo más sutil e invisible posible. El que entienda de no va a encontrar puntillismos", afirmó Francisco Naranjo, quien subrayó que la pátina que se le ha aplicado ha permitido reintegrar todo, unificando toda la imagen para tener una imagen más fiel al original. Hay que recordar que sólo se conserva el cuerpo del original de Eslava y que la cabeza y las manos están muy alteradas.

"Esta imagen tiene una devoción detrás muy importante", apunta Naranjo Beltrán, quien advierte de que esto lo ha tenido muy en cuenta a la hora de afrontar la restauración. En este sentido, reconoce que ha tenido cierto temor a las críticas por parte de los devotos, aunque se mostró muy satisfecho por el resultado final y por cómo ha sido recibido esta mañana por los hermanos de la cofradía tras abrir las puertas de San Lázaro.