A las diez en punto de la mañana del Viernes de Dolores se abrieron las puertas de la capilla del colegio de las Hijas de Jesús, en Gamarra, y comenzó la procesión que organizan el centro y la Asociación Cofrades de Gamarra desde hace ya seis años, un proyecto ideado por el profesor Alan Antich y que impulsó la antigua directora, Pilar Linde, una semilla que ha germinado y se ha convertido en la gran cantera cofrade de la Semana Santa malagueña. Un millar de componentes tiene el desfile entre nazarenos, mantillas, portadores y bandas de música, la mayor parte de ellos alumnos de la escuela de entre tres y diecisiete años.

Alan Antich aseguró que «el colegio se queda pequeño y poco a poco vamos dando pasos para que Málaga entera pueda ver esto». Él fue quien comentó con Linde la posibilidad de hacer una procesión el Viernes de Dolores con las antiguas imágenes de la cofradía del Dulce Nombre. Hoy, en la asociación, hay padres, profesores, religiosas, alumnos y antiguos alumnos. «Hay más de 600 nazarenos, tres bandas y los portadores, que son ciento y pico», dijo. Otras cofradías colaboran con ellos: por ejemplo, la candelería de la Virgen es de la Expiración y el Carmen de Olías les cedió las ánforas.

Si en la procesión hay mil participantes, entre el público podían contarse dos millares de personas, ya que madres, padres y abuelas no quisieron perderse la evolución de los más pequeños. Una nutrida guardería nazarena abría el desfile tras la Banda de Cornetas y Tambores de la Esperanza, que abrió el cortejo con Cristo del Amor. Decenas de nazarenos de diferentes edades, con palmas y velas, iban avanzando hasta que salió el Cristo de la Soledad, acompañado por la Banda de Cornetas y Tambores de Santa María de la Victoria. En una compleja maniobra, y con algunos profesores al mando y, por supuesto, mujeres de trono jovencísimas, se hizo a la calle el Señor con el Himno Nacional; seguidamente, y para avanzar hacia la primera curva, Bendición, todo un clásico.

Muchos pequeños buscaban nerviosos y sonrientes a sus padres. «El futuro de la Semana Santa pasa por aquí y por muchos colegios», explicó Antonio Fernández, presidente de la Asociación Cofrades de Gamarra, quien señaló que a cada niño se le pide un donativo de diez euros para pagar el lavado de las túnicas, las velas, etcétera... básicamente los gastos que se producen en una procesión.

Las pequeñas mantillas no paraban de sonreír, asombradas por la gran presencia de devotos familiares. El cortejo discurrió casi cuatro horas por el interior del colegio, que incluso dispuso gradas haciendo las veces de tribunas del recorrido oficial, un espacio repleto de niños y profesores de hasta nueve colegios, uno de ellos de Granada, dijo Fernández. En los días previos, hasta hubo misa de nazarenos, vía crucis y ofrenda floral a Nuestra Purísima Madre del Buen Camino, que ayer estrenó toda la ropa y un nuevo manto, ejecutado por Aurora Romero y Lucía Fernández. Por cierto, la imagen, que el año pasado salió de reina, iba este año casi idéntica a como se le venera en la capilla, con túnica y un mantolín. La Virgen salió con el Himno Nacional y luego se interpretó en su honor María Santísima de la O. La mecha cofrade parece haber prendido con fuerza en este centro, al igua que en otros muchos. El relevo está asegurado.