El Ayuntamiento de Málaga, a través del Instituto Municipal de la Vivienda, y el Obispado de Málaga firmaron ayer el convenio de rehabilitación por el que el organismo público financiará la reforma del interior de la iglesia de la Aurora y la Divina Providencia, situada en la confluencia de las calles Andrés Pérez y Arco de la Cabeza, y que actualmente está cedida a la Hermandad de Viñeros.

Al acto asistieron el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, el obispo de Málaga, Jesús Catalá, y el concejal de Ordenación del Territorio y Vivienda, Francisco Pomares. Consiste en una subvención al Obispado para la reparación de desperfectos del interior de esta iglesia situada en la zona del Muro de las Catalinas, por un valor de 163.611,03 euros (que incluye tanto las obras como los honorarios técnicos), enmarcada en las acciones del Ayuntamiento de Málaga para poner en valor y recuperar el patrimonio cultural e histórico de la ciudad. El proyecto ha sido redactado por el arquitecto técnico Pablo Pastor.

Un edificio de carácter singular

Este edificio está catalogado en la categoría de Protección Integral, debido a su carácter singular y monumental por razones históricas. Entre las principales patologías que presenta está el estado deteriorado de las baldosas del suelo; así como algunos de los muros presentan lesiones por humedad debido a la transpirabilidad de su estructura. El zócalo de mármol rosa se encuentra también con incidencias en algunas zonas.

Por otra parte, las bóvedas presentan desperfectos, así como la carpintería y cerrajería, además de ser necesaria la instalación de electricidad e iluminación adecuada. Por último, es necesaria la instalación de fontanería y saneamiento.

Como se recoge en la propuesta y en el proyecto, el 25 de febrero de 1775 las Dominicas recibieron unas casas donadas por Manuel Francisco de Anaya y Margarita del Villar con la condición de que labrasen el antiguo convento (hoy la iglesia) durante un plazo de 8 años. El convento, que se encontraba en estado de deterioro, finalizó su rehabilitación en 1787 a través del impulso económico conseguido por el presbítero Juan de Priego y el obispo Molina Lario.

Así, se constituyó un edificio con planta de cajón, cubierta con bóveda de medio cañón cuyos fajones se decoran con guirnaldas acorazonadas. La decoración hace referencia a la orden Dominicana: con la Virgen entregando el rosario a Santo Domingo, y en el otro, Santo Domingo con el Beato Fray Alano de la Rupe, apareciendo, también, el perro con la antorcha en la boca, atributo de los Dominicos.

El retablo mayor, presidido por la Divina Providencia, en armonía con los dos relieves del presbiterio y la decoración del interior, es obra del último cuarto del siglo XVIII, pero en 1944 sólo conservaba la zona superior. En 1951 fue restaurado, siguiendo la pauta de lo conservado, por la Hermandad de Viñeros, que tiene su sede en esta iglesia desde después de la Guerra Civil. Según el proyecto, todo el interior es de gran calidad y su estilo puede relacionarse con el arquitecto José Martín de Aldehuela, aunque no está documentado, llevando la dirección de la obra el presbítero Juan de Priego. Desde su cierre conventual en el verano de 2006, por parte de las monjas de la orden de Santo Domingo de Guzmán (Dominicas), la iglesia es segregada del conjunto.