Intenso, muy intenso. Paloma Saborido dio un pregón de la Semana Santa de Málaga que se tardará en olvidar, si es que se olvida alguna vez. Apostó por un estilo personal, en el que el hilo conductor fue la evolución de un cofrade desde sus inicios. A la parte más poética le fue uniendo, con inteligencia y sutileza, un mensaje de mucha profundidad, donde la mujer cofrade adquirió una mayor importancia, siendo reivindicada con serenidad, pero también poniendo de relive que en las cofradías malagueñas no existe «techo ni derechos» porque no existen diferencias por géneros.

La valentía de Paloma Saborido se le daba por hecho para las personas que le conocen. Hizo gala de ello y tocó temas muy variados y candentes, como el nuevo recorrido oficial, las tensiones internas en las cofradías, el uso de las redes sociales e, incluso, la prostitución. Entraba en los temas con suavidad, llevando al público con inteligencia hasta que abordaba el mensaje que quería transmitir con contundencia.

También hubo autocrítica -«cuántas veces los cofrades somos Judas»- y llamamientos a la unidad interna en las cofradías. Resaltar el valor de la familia y de la formación, defender la dignidad de las procesiones por encima del recorrido elegido o la defensa del papel del nazareno fueron algunos de los elementos que destacaron de su pregón. La labor social de las cofradías y, en especial, de la Fundación Corinto, fue especialmente para la pregonera. Sin embargo, el carácter pollinico y la Virgen del Amparo quizás fueron el elemento más presenta, terminando de hecho con un precioso canto a esa advocación.

Su estilo, además, fue intenso. Moduló la voz para transmitir fuerza y tensión en algunos momentos, levantando dieciséis ovaciones y terminando con una gran ovación final que levantó al público y obligó a una emocionada Paloma Saborido a salir por segunda vez al escenario para saludar y agradecer los aplausos.

Concierto y escenografía

La joven Banda de la Soledad de Mena fue la encargada de dar el concierto inicial del pregón, comenzando con los himnos de España y Andalucía, para seguir con 'Entrando en Jerusalén', 'Pasan los Campanilleros' y 'María Santísima del Amparo'.

La escenografía que acompañó a Paloma Saborido fera austero, sencillo, pero cargado de significado pollinico. Una gran cruz de poalma ocupaba el espacio central, siendo el elemento clave del pregón. Junto a Paloma Saborido, una rosa amarilla, que tanto se identifica con la Virgen del Amparo. David Anaya y Pablo Paniagua fueron los encargados de su diseño y ejecución.

Comienzo movido

Pitidos gritos de «Atencia, dimisión» y nucho ruido. Apenas una treintena de abonados de Semana Santa, críticos con la reubicación obligada por el nuevo recorrido, aprovecharon la celebración del Pregón para protestar en la puerta del Teatro Cervantes. Ya ocurrió durante la presentación del cartel de la Semana Santa y esta ocasión no lo fue menos. Siguieron al presidente de la Agrupación, Pablo Atencia, que entró en el Cervantes aguantando estoicamente la protesta.