En la sombra, frío. Al sol, calor. El cielo a veces gris, otras celeste y despejado. Sacar la procesión a la calle parecía una aventura, como lanzar los dados. Meteorología tampoco se atrevía a dar una previsión certera. El tiempo es siempre imprevisible en primavera y la particular situación de la ciudad no colabora. Puede que llueva en El Palo y hacer un sol radiante en Capuchinos. La experiencia aconseja ser prudentes. Pero las nubes no pueden con los cofrades. Y ayer tampoco. Ante este panorama, el prólogo de lo que ha de venir a partir del Domingo de Ramos, aunque todos los traslados previstos pudieron completarse. En algunos casos, se recortó y se utilizó el camino más corto, alcanzando la mesura muchas veces reclamada para estos cultos y que, de momento, solo la amenaza de lluvia provee.

Sangre

La mañana fue de la archicofradía, después de que en 2018 el traslado se tuviera que celebrar por la tarde por la coincidencia de la Media Maratón. Poco después de las 11.30 horas, tras consultar los partes, la hermana mayor, Laura Berrocal, se dirigía a los hermanos a través de la megafonía de San Felipe, después de la misa. La archicofradía iniciaría su traslado pero acortando el camino. Y así fue. De inmediato. Los hermanos comenzaron a retirar los bancos del templo con suma diligencia y se abrieron las puertas para que los sones clásicos de los Bomberos iniciaran la marcha. Ir hasta la Piedad y volver por Ollerías. Hermanos con cirios cortos formaban el cortejo, que abría la cruz guía. El Cristo de Palma Burgos, a hombros, entre otros, de la pregonera de la Semana Santa, Paloma Saborido, o el presidente de la Agrupación, Pablo Atencia. Y la Virgen de Consolación y Lágrimas, en sus andas, arregladas con margaritas de botón y siemprevivas malvas y liliums de color blanco. Ella, bien vestida con tules, abrigaba su espalda con su manto de traslado bordado sobre terciopelo malva y ciñendo su cintura con fajín hebreo.

La banda de La Paz estuvo una vez más brillante, intercalando marchas de cornetas y otras más piano. Sobre las 14.00 horas y con el cielo encapotado, la procesión llegó a Dos Aceras, engalanada con colgaduras pontificias. Y la calle llena de cofrades deseando que la jornada procesionista continuara. Solo llovieron pétalos.

Gitanos

Por la tarde, quince minutos antes del inicio del traslado, el público llenaba paciente la calle Comedias. Había gente esperando hasta Casapalma. Las leves gotas que cayeron en los minutos previos a la apertura de puertas de la Iglesia de los Mártires no crearon inquietud. El cortejo salió puntual con paso firme. Las andas de traslado iban con paso lento, gustándose, con mecidas al ritmo de la música. Paso corto. Sin bajar en toda la calle Comedias. Como le gusta a la hermandad en el traslado de sus titulares. Reflejos de la cava o Al Pobre Zaragoza fueron dos de las marchas interpretadas por la Banda de la Estrella, perfecto acompañamiento en este traslado desde hace años. Sin descanso, fueron enlazando una marcha tras otra, manteniendo el ritmo pausado de los portadores. Esta solemnidad en el tránsito por Comedias contrastaba con la alegría desmedida del momento en que se abrieron las puertas del templo. Aplausos, gritos de «Viva el Moreno» y «Viva la Virgen de la O» fueron el anuncio del comienzo del traslado.

Los tonos rojos y morados de las flores simbolizaban la unión del Señor y su Madre en el mismo trono. Rojo para el Señor, ceñido con una nueva pureza de terciopelo rojo con bordados en oro. La O, de hebrea con elegante sobriedad.

Pollinica

Al filo de las seis de la tarde, cientos de personas se habían agolpado en las inmediaciones de San Agustín para el traslado de la Pollinica. Pese a la amenaza de lluvia, la cofradía inició su procesión sin mayor problema, aunque imprimió más ritmo a la procesión. Este año, la hermandad tiene el honor de que una de sus hermanas, la profesora de Derecho Civil de la UMA Paloma Saborido, haya sido pregonera de la Semana Santa malagueña. Además de los cientos de devotos que se agolparon en la recoleta calle de San Agustín, la vía presentaba reposteros en diversos balcones.

El sencillo trono en el que iban ambas imágenes era portado por 55 mujeres y fue conducido, en sus primeros pasos, por la pregonera. El Señor lucía imponente con una túnica de lino y un manteo marrón. La talla mariana iba vestida de hebrea. Precedían el trono numerosos hermanos de luz. Acompañaba a los titulares pollinicos la Banda de Música de la Esperanza, que interpretó el Himno Nacional para la salida y, seguidamente, Jesús de la Pollinica; ya en San Agustín esquina con Granada, Nuestro Padre Jesús, en una curva preciosa que arrancó aplausos al numeroso público presente. Ya para ganar Granada, la banda tocó Coronación de la Macarena.

Penas

El Cristo de la Agonía está desde ayer en su trono. En silencio, en un ambiente de verdadero recogimiento y orden, como es costumbre en la hermandad, la portentosa imagen del crucificado tallado en 1972 por Francisco Buiza elevaba el vuelo al cielo del oratorio como si de una transfiguración se tratase. Qué bien se está en Pozos Dulces, Señor.

Las Penas contó con una soprano para contagiar a quienes abarrotaban el templo. Ni un alfiler dentro ni fuera. El director espiritual de la corporación, Felipe Reina, hacía la celebración de la Palabra. La junta de gobierno, con su nueva hermana mayor a la cabeza, Ángela Guerrero, se encontraba en el altar mayor, prestando escolta a una cruz velada. Tras toda la jornada expuesto en besapié, el Cristo empezó a avanzar a hombros de sus cofrades y se situaba en el bajo coro. Y gracias a una polea, unas cuerdas y las directrices certeras de quienes llevan años haciendo la misma operación, el Cristo se elevaba lentamente para depositarse con suma suavidad en su trono, que ya ocupaba el centro de la capilla. Una saeta sonó. Un padrenuestro se rezó. Y un Salve Regina se cantó para dar por finalizado el acto, justo antes de que el Huerto iniciara su paso por Pozos Dulces y sus titulares saludaran protocolariamente a los de las Penas.

Huerto

Estrenaba este año nuevo recorrido. La calle Los Mártires, Pozos Dulces, Santos o San Juan se incorporaban a un traslado, el del Huerto, que ganaba así nuevos espacios, con un escenario más recogido e íntimo, acorde con su carácter sobrio.

Hubo más espera de lo habitual. Incluso desconcierto entre el público que esperaba la salida del traslado del Huerto. La costumbre llevó a muchas personas a esperar en la puerta lateral de la plaza de los Mártires, aunque minutos antes de las 18.30 horas, que es cuando preveían su salida, les sacaron del error y hubo una avalancha hacia la puerta principal. Sin embargo, las prisas no eran necesarias, ya que la Archicofradía del Huerto estaba apurando el horario ante la aparición de unas incómodas gotas y la inestabilidad meteorológica. Quince minutos de espera en el interior de los Mártires que se rompieron cuando se dio la orden de salir.

La cruz parroquial se plantó delante de la puerta. Las filas de hermanos con cirios se organizaron rápidamente y se empezó el rezo de un Padrenuestro y un Avemaría. Todo estaba dispuesto ya para la apertura de las puertas. La capilla musical del Amor empezó a entonar las notas del Motete de Santísimo Cristo de la Coronación.

Túnica burdeos con bordados en oro. Claveles rojos. Elegancia en cada detalle y una fidelidad a su estilo dieciochesco mostraban la mano de Manuel Mendoza, arquitecto del buen gusto de la Archicofradía del Huerto. No le iba a la zaga la Virgen de la Concepción, en su caso con claveles blancos y la capilla musical de la Archicofradía de la Expiración. El puñal traspasando el corazón que prendía de su pecho se convertían en eje de una estética en la que la Virgen transportaba a otro tiempo.

Prendimiento

Miles de personas se congregaron en las inmediaciones de la Divina Pastora a las 18.15 horas para seguir el traslado del Prendimiento. Con buen criterio, la junta de gobierno decidió aplazar la salida un cuarto de hora ante la amenaza de lluvia. Un chispeo persistente que no cesó obligó a tomar una decisión drástica: salir cuando se pudiera y por el camino más corto a la casa hermandad de El Ejido. Una vez más Málaga demostró que está prendida de Ellos, con aplausos constantes y mucha emoción durante el traslado de las dos imágenes. Finalmente, el traslado se inició a las 19.10 horas.

El recorrido elegido implicaba no visitar el hospital del Sagrado Corazón como cada Domingo de Pasión, aunque miles de personas quisieron acompañar a la hermandad capuchinera en un momento tan entrañable. La Virgen estrena una ráfaga a la espera de las grandes novedades del próximo Domingo de Ramos, la ampliación del trono de la dolorosa y un banderín de las Jornadas Mundiales de la Juventud.

El trono de traslado estuvo magníficamente arreglado con rosas, lirios y rosas azules donadas por entidades hermanadas con la cofradía. Ciento diez mujeres de trono portaron sobre sus hombros a los titulares. Fue a paso algo más rápido del habitual para evitar la lluvia. Al inicio, justo en la salida, repicaron las campanas del templo y las campanillas ayudaron a anunciar el inicio del traslado.

Cristo y Virgen fueron acompañados por la Banda de Nuestra Señora de la Soledad de Mena.

Humildad y Paciencia

Desde primera hora de la mañana en el barrio de Cruz del Humilladero todas las miradas se dirigían hacia el cielo. Los pronósticos no eran favorables pero fieles a la advocación de su virgen, los vecinos no perdían la esperanza en que el día fuera a mejor. Por desgracia, no fue así.

A las 19.00 horas, el público se aglomeraba frente a las escaleras desde dónde cada domingo previo al de Ramos comienza la Semana Santa para este particular barrio. Aunque caían algunas gotas, los vecinos esperaban la salida de los titulares que este año verían las calles en el horario de tarde y no en el de mañana como se venía haciendo.

Sin embargo, ante la amenaza de lluvia, la hermandad decidió realizar el traslado por el recorrido más corto. Algunos de los pequeños que con entusiasmo deseaban acompañar a sus titulares rompían a llorar y sus padres los consolaban diciéndoles que el día grande aún estaba por llegar.

Tras la misa de hermanos que tuvo lugar a las 18.00 horas, la cruz parroquial que abría el cortejo bajó las escaleras de San Vicente de Paúl. El Señor de Humildad y Paciencia cruzaba el dintel de la puerta recibido por un fuerte aplauso. Sin esperar la salida de la Virgen, la imagen fue rápidamente entronizada en unas andas exornadas con claveles. Los portadores levantaron las andas y siguiendo las instrucciones del capataz giraron hacia calle Pedro de Paz, en dirección a su casa hermandad en la plazuela Virgen de Dolores y Esperanza. La Virgen lo hizo después. Por primera vez, los titulares fueron trasladados en andas separadas —que fueron cedidas por las hermandades de Nueva Esperanza y Viñeros— y no juntos en un mismo trono como siempre lo habían hecho. En apenas veinte minutos, los titulares llegaron a la plaza que lleva el nombre de la dolorosa y se encerraron a los sones de la banda de la Cruz del Humilladero.

Piedad

El domingo de traslados los papeles se tornan en el barrio del Molinillo. La Virgen de la Piedad que durante todo el año recibe constantes visitas en su capilla es ahora la que durante unas horas los visita a ellos. Sin embargo, este año la visita más esperada no pudo realizarse al completo. La amenaza de lluvia en la tarde obligó también a la corporación a recortar el recorrido que llevaría al grupo escultórico de Palma Burgos hasta su casa de hermandad. A través de sus redes sociales, la cofradía comunicó que el horario se mantendría pero el recorrido sufriría modificaciones.

Como cada año, tras el tradicional besapié a la imagen en la capilla, Nuestra Señora de la Piedad fue entronizada en las andas que serían portadas por mujeres que vestían túnica blanca y cíngulo negro. La Virgen solo recorrería las calles Cruz del Molinillo, San Bartolomé y Alderete. La Banda de Música de Zamarrilla puso los sones al caminar de la Señora, interpretando el Himno Nacional al inicio o la marcha Consummatum Est a la entrada de la calle San Bartolomé. Algunas gotas caían.