Quince minutos antes del inicio del traslado el público llenaba paciente la calle Comedias. Había gente esperando hasta en la calle Casapalma. Ver el traslado del Señor de la Columna y la Virgen de la O (Gitanos) es una cita obligada en la tarde del Domingo de Pasión.

Las leves gotas que cayeron en los minutos previos a la apertura de puertas de la Iglesia de los Martires no crearon inquietud. El cortejo salió puntual con paso firme. Las andas de traslado iban con paso lento, gustándose, con mecidas al ritmo de la música. Paso corto. Sin bajar en toda la calle Comedias. Como le gusta a la hermandad en el traslado de sus titulares. 'Reflejos de la cava' o 'pobre Zaragoza' fueron dos de las marchas interpretadas por la Banda de Cornetas y Tambores de la Estrella, perfecto acompañamiento en este traslado desde hace años. Sin descanso, fueron enlazando una marcha tras otra, manteniendo el ritmo pausado de los portadores.

Esta solemnidad en el tránsito por la calle Comedias contrastaba con la alegría desmedida del momento en que se abrieron las puertas del templo. Aplausos, gritos de "Viva el Moreno" y "Viva la Virgen de la O" fueron el anuncio del comienzo del traslado.

Los tonos rojos y morados de las flores simbolizaban la unión del Señor y su Madre en el mismo trono. Rojo para el Señor de la Columna, ceñido con una pureza de terciopelo rojo con bordados en oro. María Santísima de la O iba vestida de hebrea con elegante sobriedad. Pañuelo en mano, con sabor antiguo, y manto morado, componían un conjunto espectacular.

El cortejo iba organizado con orden. La gran cantidad de gente en la salida y el recorrido obligó a un esfuerzo extra a los mayordomos para mantener las filas y abrir paso a los titulares de la hermandad. Los monaguillos formaban un grupo nutrido que servían de avanzadilla del trono de traslado, con una densa nube de incienso que se agradecía. El cortejo iba abierto por la cruz parroquial escoltada por ciriales, con el pelo recogido por cintas con el lema 'De la Columna' y 'De la O' bordada en oro.