Con discreción y sigilo. Porque en realidad tampoco hace falta mucho más. Adelantando incluso la hora de salida, Viñeros trasladaba a sus titulares desde su sede canónica hasta la casa hermandad. No está siendo una Cuaresma fácil en la sacramental, agitada y sacudida. El trabajo bajo presión a veces agudiza el sentido de hermandad en lo que nunca debe dejar de ser una hermandad. Y el traslado es una forma de evidenciar lo que se quiere. El horizonte está marcado.

Voces blancas para un traslado muy sencillo, con el Nazareno y la Virgen del Traspaso y Soledad en andas de mano. El Señor con su túnica de procesión bordada. Ella de luto, con halo dorado. Ambos muy cercanos y accesibles.