Qué vértigo! No lo digo por la revolución que está y viene ocasionando el nuevo recorrido oficial sino porque pertenecemos, sin darnos cuenta, a un vórtice de cambios que se producen en esta fiesta de la fe callejera.

Lo que más brilla es lo que más deslumbra. Desde el pasado Domingo de Ramos son los cambios que la Agrupación acomete con sus miles de puntos de vista. La Semana Santa ya no está, solo, en la calle como dice la careta del programa Bajo Palio sino también está en el Metro, en la pescadería, cuando vamos a cortarnos el pelo, en el AMPA e incluso en la playa mientras metemos barriga. Entretanto, se producen transformaciones que sigilosamente meten la llave, la giran, abren la puerta de nuestras vidas y entran en nuestra cotidianidad.

Hace a penas un mes y algunos días que el mundo celebraba los treinta años del nacimiento de la bestia de la que estamos enganchados actualmente en casi todos los ámbitos de la vida. Internet. A pasito corto, como es el malagueño, la red en su pleno derecho, es decir, por la fuerza, ha entrado para mandar. A disponer también en la Semana Santa de Málaga.

De la matraca a la red. Los más jóvenes pensarán que a golpe de click, como ocurre ahora, se ha convocado históricamente un cabildo, se ha comunicado un estreno a los medios, se ha expresado una opinión o la agrupación ha informado del plazo de retirada de abonos o de los horarios de las procesiones. Pues no. Hasta hace unos años era en analógico. Sí, dando la matraca. Toques de campana. A través de un papel coronado por un escudo que llegaba a cada uno de los domicilios de los hermanos. Pero también a través del método más antiguo conocido: el boca-oreja.

Métodos que casi han desaparecido, como puede ocurrir con Carretería en la Semana de Pasión. El Facebook, el Twitter, los grupos de difusión de Whatsapp, las páginas web, el correo electrónico han suplantado a la romántica carta de la cofradía que esperábamos cada cuaresma. Pero gracias a la tecnología la Semana Santa está presente todo el año: en los postcast de las radios y televisiones o en Youtube, y en directo a través de todos los medios de la ciudad.

La Semana Mayor de Málaga está al alcance de todos. A la carta podemos ver al Cautivo caminar por la Alameda o el desembarco de la Legión en nuestro dispositivo cuando nos plazca. Mientras esperamos las campanadas si se nos antoja un fin de año nazareno, vuelta y vuelta en la playa o mientras esperamos turno en el mercado. Desde el pasado año la Agrupación de Cofradías malagueñas ofrece una serie de itinerarios urbanos para sentir la Semana de Pasión, cualquier día del año, incluso lloviendo. Los medios de comunicación nos invitan a descargarnos sus aplicaciones móviles con todos los datos de mayor interés.

Bájense ya la app de La Opinión de Málaga. La localización a tiempo real de la cruz guía de los cortejos nos parece incluso antiguo, superado. Y aunque Nostradamus no lo predijera entre un prendimiento y una resurrección, tendremos, cualquier día, una novedad que revolucionará la visión de las procesiones como hasta ahora se han visto. ¿Se imaginan unas pequeñas pantallas en las sillas y tribunas en las que al paso de una procesión nos den detalles de las partes que desde nuestra posición no vemos o imágenes de otros puntos de la ciudad mientras pasan cientos de nazarenos delante de nosotros?. O unas gafas de realidad virtual, que te las puedas poner cuando quieras, en las que al paso de un trono nos ofrezcan imágenes de los detalles, de la percepción del mundo de un nazareno en la fila, que nos introduzcan en La Galera o en El Submarino con esos sonidos lejanos de la banda o de los capataces diciéndonos virtualmente «medio pasito a la derecha» y escuchemos los aplausos tras una saeta.

En estos pasados años las cofradías han sabido sacarle jugo a las nuevas tecnologías para informar, difundir sus trabajos y acciones, conectar con sus hermanos a través de las intranet en las que se puede pagar las cuotas, dar de alta o baja de la organización, comunicarse con la albacería o la secretaría, recibir el dossier, las normas de la procesión o los aún existentes boletines.

De momento, los nazarenos y los hombres de trono son de carne y hueso sobren o falten en algunas procesiones. Que nuestra Semana Santa recorra calle Larios hacia arriba o hacia abajo da igual pues es un manifiesto cristiano de la fe y de la hermandad de cientos de personas. Una explosión de sentimientos, de sensaciones, de vivencias, pasión, delicadeza, emociones, devoción, de malagueñismo, de orgullo, de humanidad que debemos preservar que se virtualice en demasía y desvirtualice a toda costa, porque es de piel, de cascara y de corteza. De verdad.