La Semana Santa de Málaga mueve a 15.584 hombres de trono según la suma de los portadores que cada hermandad declaró en sus dosieres el pasado año. El día que más portadores meten el hombro con 3.136 es el Domingo de Ramos y la cofradía que más portadores pone en la calle es Fusionadas con 896 en sus cinco tronos. La suma de los habitantes de El Burgo, Alozaina, Tolox, Casarabonela y Yunquera queda por debajo de la del total de portadores de los tronos de Málaga con 11.374 habitantes.

Desde este punto de la geografía malacitana, la Sierra de las Nieves, todos los años se fletan autobuses promovidos por hermandades locales o particulares para ir a ver los tronos de Málaga. Son las procesiones del Cautivo. Los desfiles procesionales de la ciudad suscitan admiración y sorpresa en los niños, que de mayores sueñan con pertenecer a ese cortejo, «mi madre y mi tía son muy del Cautivo y de pequeño, ahora tengo 32 años, me llevaron a ver las procesiones a Málaga. Y me iban hablando del Cautivo, el Cautivo, el Cautivo€ y al siguiente día, el martes, fuimos a ver a la Estrella. Y, cuando vi al Señor de la Humillación me fascinó. Le dije a mi madre: cuando sea mayor voy a llevar a ese Cristo», narra el toloxeño Antonio Aguilar, que desde hace cuatro años es hombre de trono del Señor que tallase Francisco Palma Burgos. «He tenido que esperar un tiempo porque no había sitio pero para mí vale la pena. Escuchar el primer toque de campana en la casa hermandad me estremece. Para mí es lo más grande que hay en el año. Y, yo siendo de Tolox, gracias a la hermandad, he hecho muy buenos amigos con los que mantengo el contacto todas las semanas. Amigos de los varales que han venido aquí a Tolox incluso para mi cumpleaños. Amigos como los de toda la vida», emocionado declara Antonio que es primo de otro toloxeño, Pedro José García, capataz en el trono de María Santísima de La Estrella.

Juan Antonio es morisco, es decir, de Casarabonela y también teniente hermano mayor de la cofradía de Crucifixión, «llevo en la cofradía desde que nació mi hijo mayor, 12 años». Llegó a través de un compañero de trabajo que, «cómo sabía que me gustaba mucho la Semana Santa, un día me invitó a que fuese a su cofradía, ahora la mía, y sin saber cómo comencé a ser portador del Cristo», recuerda Juani, como lo conocen. Ahora además de este puesto de alta responsabilidad en la cofradía del Lunes Santo, es también capataz del trono del Crucificado. La pasión por la Semana Santa le viene a los Vicario Arjona de atrás. Su hermana María es la hermana mayor de la hermandad de Servitas, que en Casarabonela procesiona la última del Viernes Santo y ambos hermanos pertenecieron, como actores, a La Pasión de Casarabonela. Vicario, de 43 años, describe como «de otro mundo el instante de ver cómo sale tu Cristo por la puerta de la casa hermandad mientras nos vamos mirando cara a cara. El reloj se para y partir de ese instante y hasta que regresamos no hay nadie más que él».

La primera vez que se puso debajo de un varal de Málaga, su hermandad salía el Domingo de Ramos. Ahora lo hace el Jueves Santo. José Antonio Doña, el albacea de culto de la Hermandad del Santísimo Sacramento de Yunquera, se fue a Málaga a vivir en 1996. Aquel año «leí en el periódico un anuncio de que necesitaban portadores para el Señor de la Cena», rememora José Antonio Doña. En estos 23 años como portador de uno de los tronos más grandes y admirados de la capital «las sensaciones son encontradas, ya que mientras porto al Señor de la Cena, sé que a esas horas y a solo una hora de camino de Málaga, se está celebrando la institución de la eucaristía de los Santos Oficios del Jueves Santo en mi querida Yunquera».

En la vecina Alozaina, Jaime Gil es portador de tres tronos en la capital: «El domingo llevo la Virgen de Humildad y Paciencia, el Martes a La Estrella y el Jueves ,al nazareno de Viñeros, todos por devoción a estos titulares», relata emocionado.

También La Galera de la Soledad de Mena cuenta con cuatro jóvenes de Alozaina, los hermanos José (27) y Daniel (23) Pavón, que arriman el hombro desde que cumplieron 18 años y que después invitaron a otro pechero, a Jesús Bernal, que se siente orgulloso de pertenecer a esos 40 hombres anónimos que van debajo de la mesa de trono de la Virgen de la Soledad. J»osé Pavón me dijo que buscaban portadores para La Galera, aquí entran solo amigos de amigos, que querían hacer un grupo fuerte. Un grupo consolidado de gente que no nos importarse salir en una foto. Yo tenía muchas ganas. Hablamos con el capataz y esta Semana Santa será la tercera para mí». Bernal confiesa que en este grupo hay tan buen ambiente que él no se plantea salir a los varales exteriores. «La unión y el ambiente que hay ahí no me da razones para salir fuera. La única razón de salir sería para que me viese mi madre, que es muy devota y saldría solo durante una marcha. Me gusta esa intimidad, aunque, ahí dentro, a veces, vas desorientado, no sabes que hora es ni por dónde vas. La única guía son las marchas que nos dicen, según la cruceta donde estamos», reconoce Jesús Bernal.

El cuarto portador que desde Alozaina se desplaza hasta la capital y que forma parte del equipo es Juan José Chaves, que debutó el pasado año. «Todos reservamos en el hotel NH una habitación para cambiarnos y refrescarnos después de la procesión», cuentan.

Fue tierra de bandoleros y hoy es tierra de grandes cantaores y saeteros. El Burgo aporta a la capital oraciones cantadas de sus saeteros Ismael García, a la Virgen del Rocío ,y Sergio Narváez y Juan Francisco Ríos Cabrillana, que cantarán a pie del trono del Nazareno de Salutación y Nuestra Señora del Patrocinio en la que es portador el también el burgueño José Antonio Góngora. «En la primera salida de la Virgen del Patrocinio se pidió ayuda a la Málaga Cofrade para llenar sus varales. Aquel año la hermandad de Salutación prestó al Nazareno de El Burgo en el estreno del trono que diseñó Eloy Téllez sus faroles. Y como gesto de agradecimiento metí el hombro y sigo ahí todos los Domingos de Ramos en un grupo de gente que emociona».

Nuestra Señora de la Salud también cuenta con la fe y la fuerza de Raúl Piñero, también del pueblo de los bandoleros, que se inició como hombre de trono hace once años. «Desde que tenía 18 años, desde pequeño salía de nazareno y cuando cumplí la mayoría de edad me quité el capirote y me metí en el varal. Mi cuñado es hombre de trono y fue quién me incorporó». Además, Raúl es el capataz de Padre Jesús cada tarde de Jueves Santo en su pueblo, El Burgo. «Las sensaciones en mi pueblo y en Málaga son diferentes, pero las dos me llenan, porque la devoción es el motor de mi relación con La Salud y con Padre Jesús», defiende Piñero.

El fervor, la veneración, el apego, la veneración y la pasión no entiende de ciudades o pueblos. Los pueblos se fusionan con la capital en un acto de fe, de apego y cariño.