La Semana Santa de Málaga acaba con un sabor agridulce. No tanto por las suspensiones de cofradías o del caos del Jueves Santo por la lluvia, que es algo hasta previsible y asumido por el cofrade, sino por una serie de escenas que he ido observando a lo largo de esta Semana Santa y que me han dejado muy sorprendido. Y para mal.

No voy a hablar del nuevo recorrido procesional, del que ya escribí y durante estos días se comentará en profundidad. Me voy a referir a ciertas actitudes que se han visto durante las procesiones y que muestran un grado de falta de respeto o de enfado demasiado alto. Estar todo el día quejándose nos predispone a hacer cosas que no deberíamos. Pero voy a relatar estas escenas.

Escena primera

Ya hablé de ella en otro artículo, pero lo vivido el Lunes Santo en la plaza de la Marina fue vergonzoso. La gente con las linternas encendida y coreando «Queremos luz» al paso de las cofradías parece una escena chusca y poco respetable. Si esto aparece en una película, seguro que muchos de los que estaban allí saldrían furibundos para criticarla. No todo vale en la protesta y es tremendamente injusto condenar a todos los participantes de un cortejo, que van con toda su ilusión y esfuerzo, por un problema de esta índole.Escena segunda

Unos abonados se dirigen a sus asientos el Domingo de Ramos. Encuentran un caos en la numeración y disposición de las sillas. Tras muchas vueltas y ante la ausencia de acomodador, consiguen poner orden. Pero el calvario no es ese, es soportar los improperios y quejas de los no abonados, que aseguran que las sillas son para ricos, que son unos privilegiados. La matraca continúa de forma constante. Nadie pregunta cuánto han tenido que ahorrar para comprarse el abono, o qué cosas dejan de hacer para tener ese dinero. Ni siquiera si es su único lujo en todo el año. El juicio popular los condena a ser ricos y privilegiados.

Escena tercera

El Miércoles Santo termina reventado por la lluvia y las suspensiones. Salesianos y Mediadora salen a la calle con el objetivo de ir a la Catedral. Los primeros a una velocidad notable, tanto que llegaron a adelantar a Mediadora. Les urgía hacer la estación penitencial en la Catedral y volver a su casa hermandad. El riesgo de lluvia crecía a medianoche y no podían demorarse. La sorpresa se la encontraron al salir de la Catedral. El cortejo de El Rico, que había salido a cumplir con el acto de liberación del preso, les adelanta y les bloquea el paso en Cister. Da igual que Salesianos tenga un único trono, vaya más rápido y quiera pasar sin molestar. El Rico empieza a pasar con calma, gustándose, avanzando muy lentamente. Además, hay gente del cortejo que afea a Salesianos que quiera pasar. Hay mucha tensión. Al final tienen que esperar con paciencia y buscando la templanza suficiente. La hermandad entre cofradías había desaparecido.

Escena cuarta

La lluvia del Jueves Santo es insistente y Vera+Cruz decide volver cuando sale de Martínez. La idea es girar por Guillén de Castro. Sorpresa. Los abonados se niegan porque va a pasar la Legión. Lamentable.

Escena quinta

La Banda de Cornetas y Tambores de la Esperanza abre la cabeza de procesión de la Esperanza. Acaban de llegar de Sevilla, donde iban a procesionar con la cofradía de la Exaltación, pero la lluvia les impidió salir. Vuelven y lo hacen con su cofradía. Gente de los abonados se levantan al paso de la banda y le dan la espalda. ¿Era necesario? Ni siquiera saben qué ha pasado.