Era bonito ver la Cena por los Callejones del Perchel. Sublime el paso de la Estrella por lo que quedaba de barrio. Debía ser maravilloso el discurrir de la Expriración, de amanecida, por la calle Pavía. Todos estos rincones del pasado cofrade malagueño hace tiempo que se perdieron, pero la Semana Santa es un fenómeno vivo que va renovándose y transformándose año tras año. Y las cofradías descubren o recuperan nuevos escenarios para desarrollar su penitencia. El cambio del recorrido oficial también permite encontrar espacios más estéticos y donde las fachadas sean más limpias y no haya rótulo o luminosos que distorsionen la esencia barroca de la procesión. La emoción se multiplica en lo recóndito, pero en las grandes avenidas, la procesión adquiere su auténtica dimensión de desfile.

La salida de la Pollinica (10.15h)

Amanece el Domingo de Ramos de la impaciencia y la ilusión. De los nervios y la algarabía para recibir al Señor en su triunfal entrada por la puerta grande cofrade. Se abre el telón en la calle Parras y las palmas, caprichosas, se arremolinan y anuncia en San Felipe el mejor de los principios. La Pollinica sale a la calle y con ella, la Semana Santa. La mañana baña de sol las sonrisas que presiden esta introducción.

El puente de la Aurora (19.30h)

El Lunes Santo las aceras de Mármoles y del puente de la Aurora se ocupan desde bien temprano y esperan largas horas para ver cómo el Cautivo parece que anda en su tránsito entre el barrio de la Trinidad hasta el Centro de la ciudad, de camino a la Catedral. Lo hace aún de día y el Señor se aparece como transfigurado entre un mar de almas que guardan respetuoso silencio durante su paso a pelilleras y que estallan en vítores cuando se culmina la maniobra y las cornetas y los tambores vuelven a sonar.

Tribuna del Rocío (17.30h)

El Rocío hace una década que dejó de ser una cofradía de madrugada para convertirse en una hermandad de sobremesa, plantando su cruz en plena tarde, para bajar al Centro y desplegar sus esencias nazarenas por un Altozano de naranjos cuajados de azahar. Blanco sobre blanco en la Victoria. El sol traspasa la malla del palio de la Virgen y se refleja con fuerza y la hace brillar con reflejos dorados que se bordan en un apoteósis barroca en su saya y en su manto en una Tribuna de los Pobres que la espera a pulso.

Las Penas en Pozos Dulces (18.00h)

Cuidadosa en el detalle. Profusa en sus gestos y de contenida elegancia en la calle. Las Penas convierte la zona de la antigua muralla de la ciudad, tanto en su salida como en su recogida, en centro de referencia penitencial, de elegancia vespertina y de estilo definido en la madrugada. El gusto por lo milimétrico hasta en las curvas para salir, ronzando los balcones, a Compañía o para entrar en Arco de la Cabeza, cuando la cofradía ya divisa de nuevo la recóndita plaza tras la estación de cada Martes Santo.

La liberación del preso (21.35h)

En la plaza del Obispo se repite cada Miércoles Santo la paradoja por la que el hombre queda libre y Dios, sin embargo, sigue prisionero y condenado a muerte. El XVIII por tradición y estética, el Nazareno es Rico en perdón y mantiene el privilegio de Carlos III de liberar a un preso. Una cofradía que cree en las segundas oportunidades y en los indultos y que recrea año tras año una de las más añejas tradiciones de la Semana Santa de Málaga.

Expiración en Larios (23.30h)

La cofradía de las cofradías resume a la perfección la puesta en escena procesional malagueña, el orden de las insignias, la distancia de la penitencia, el caminar nazareno, la monumentalidad de los tronos y la devoción, contenida pero con mayúsculas, a unos sagrados titulares. Verla ocupar la calle Larios, pero hacia abajo, es una oportunidad única de recrearse en la perfección.

Mena sale (19.15h)

Cuando cae la noche del Jueves Santo, todos los ojos se dirigen a la firme estampa de un crucificado rendido en el madero, difunto. Otro van más allá y siguen su silueta cual 'Novio de la Muerte' Su Buena Muerte completa una vida inmejorable. Los congregantes tienen devoción ciega en este Señor de Palma Burgos, que con su ejemplo, con su muerte, les aseguran una vida, otra vida, aún mejor.

Una alfombra de romero (22.30h)

La Esperanza, que es lo último que se pierde, vuelve a ser el broche de oro de un Jueves Santo inigualable. Y se hace esperar, rodeada de multitudes, sobre olorosa alfombra vegetal, la comitiva de lujo discurre con la constancia de saberse epicentro de la celebración pasionista. En el puente que lleva su nombre, la Reina es aún más Reina, junto a sus indondicionales, que son muchos, y no quieren perderla un instante de vista y quedan hipnotizados por su mirada.

El Calvario en la Catedral (20.50h)

El reloj cofrade sigue funcionando con eficacia en el barrio de la Victoria para llorar la muerte de Cristo en su mortaja. Ya es Viernes Santo. En la Catedral, la cofradía enlutada hace estación de penitencia. San Juan consuela a Santa María del Monte Calvario perfumada de rosas y arrastrando devociones en silencio o acompasadas por notas fúnebres en su comitiva.

Sepulcro junto al Teatro Romano (20.45h)

Los compases de la marcha de Chopin marcan el ritmo leve de Cristo en su catafalco. Jesús ha muerto y el silencio llena la calle a su paso. Un gesto que no es solo cuestión de fe o creencias, sino de respeto ante la muerte de un inocente. La monumentalidad del Santo Sepulcro adquiere una trascendencia y dimensión superior cuando sale la cofradía de Alcazabilla y Cristo reposa a los pies de la Alcazaba, junto al Teatro Romano.

  • Ante la crisis provocada por el coronavirus en nuestro país, os preguntamos:¿Crees que peligra la celebración de la Semana Santa?