El respeto a la tradición es, sin duda, una de las señas de identidad de la Semana Santa malagueña, pero hasta esas costumbres tan arraigadas entre los cofrades, en particular, y los ciudadanos de a pie, en general, este año se enfrentan a una situación excepcional: la declaración del estado de emergencia por la crisis sanitaria derivada del coronavirus y la suspensión de la Semana Mayor. Y, sin duda, uno de los hechos más destacados de nuestras hermandades de pasión se produce cada Miércoles Santo con la liberación de un preso por parte de Jesús Nazareno titulado 'El Rico' en la Plaza del Obispo. En la Cuaresma de 2020, se tiene ya claro que no habrá procesión y los estatutos de la cofradía establecen que la medida de gracia se concreta durante el desfile. El Nazareno ha de bendecir al reo. Los hermanos de la corporación nazarena, según ha explicado hoy su hermano mayor, Antonio Martínez, están a la espera de lo que se decida en el Consejo de Ministros del próximo martes, 31 de marzo, para saber si en esta ocasión podrán indultar o no al presidiario.

"Nosotros ya hicimos las gestiones ante la Audiencia Provincial y las prisiones malagueñas. En diciembre se elevó a Madrid la terna de presos y las últimas noticias que tenemos es que los indultos de las cofradías están a la espera de lo que decida el Ministerio de Justicia, que no sabía si se iban a efectuar o no. Estamos a la espera de ver qué pasa o no en el Consejo de Ministros del día 31. A partir de ahí, nos pondremos en contacto con el Ministerio de Justicia a ver cómo se podría efectuar la liberación. Procesión no va a haber y, por tanto, sería un caso excepcional y, una vez conocida la decisión, nos podríamos en contacto con la Subdelegación del Gobierno en Málaga y el Ministerio de Justicia y ver cómo encauzar el asunto. Estamos pendientes de la decisión", ha comentado el hermano mayor, quien insiste en que primero han de tener "la certeza del indulto y, cuando se produzca, sobre la marcha tomaremos las decisiones con las autoridades pertinentes. Casi prefiero no plantearme nada hasta que vea que se produce el indulto".

Ya saben que esta es una tradición más que centenaria. De hecho, nace de un privilegio concedido por Carlos III mediante una orden real de 1759 y, curiosamente, su origen es, ironías del destino, la existencia de una epidemia en la Málaga de la época. Según cuentan los cronistas, la ciudad estaba asolada por una epidemia, la de la peste. Los reclusos de la prisión de Málaga propusieron procesionar la imagen del Nazareno, con el fin de que, por intermediación divina, se acabara con el mal que azotaba la ciudad. Las autoridades no aprobaron el desfile procesional, por lo que los reos se amotinaron y procesionaron la imagen, a la que sacaron de la capilla, y llevaron a las zonas más castigadas por la enfermedad. Dice la leyenda que los presidiarios devolvieron luego la imagen y el episodio de peste concluyó de forma repentina. Carlos III fue conocedor de esta historia popular y concedió a la cofradía el real privilegio de liberar a un reo cada Jueves Santo, aunque finalmente, y con el transcurso de los años, se instituyó en la tarde noche del Miércoles Santo.

El acto de liberación tuvo lugar primero en la Plaza de las Cuatro Calles, luego, ya en la época moderna, se hacía junto a la Plaza de la Aduana y, en los últimos años se eligió la Plaza del Obispo.

Pese a todo, no es la primera vez en esta década en la que hay problemas con la celebración del indulto. En la Semana Santa de 2017, el Consejo de Ministros se negó a indultar a alguno de los tres presos propuestos por la naturaleza de sus delitos y ello devino en que no se pudo celebrar el Miércoles Santo el solemne acto en el que se liberaba al preso. Hubo de hacerse el sábado, 1 de julio, a las nueve de la noche, en una tarde veraniega que vio cómo en una Plaza de la Constitución atestada de malagueños se procedía al indulto de una mujer granadina, de 42 años, condenada a tres años y medio de cárcel. Estuvo, cómo no, presente la imagen de Jesús El Rico, que bendijo a la presidiaria, y todas las autoridades políticas, judiciales, policiales y eclesiásticas de la provincia. Un titular resaltó sobre el resto: la tradición se había cumplido, como explicó el entonces ministro de Justicia, Rafael Catalá (PP). Así, el obispo de la diócesis, Jesús Catalá, aseguró que esta medida de gracia "es obra del Señor" y el hermano mayor agradeció a las autoridades que hicieran suyo este tema.

Lo cierto es que el pueblo malagueño y las cofradías reaccionaron con gran indignación al ver que el Consejo de Ministro incumplía, por primera vez en 75 años, el real privilegio de Carlos III.