La imagen del Santísimo Cristo Mutilado, desde este sábado ya de la Clemencia, ha sido repuesta al culto durante una misa estacional presidida por el obispo, Jesús Catalá, en la Catedral. La restauración de Juan Manuel Miñarro ha devuelto a la ciudad un crucificado que mantiene toda su carga histórica, pero también todos los atributos que permitirán a su hermandad recuperar el culto externo, interrumpido en 1976, y despojarse definitivamente del peso ideológico que desde su fundación, y a lo largo de los años, marcó la personalidad de la corporación.

El profesor de la facultad de Bellas Artes de Sevilla ha intervenido de manera decisiva en la obra, atribuida a Jerónimo Gómez de Hermosilla (siglo XVIII), hasta el punto de que ha restituido las piernas que le fueron profanadas durante el asalto a la iglesia del Sagrario durante los primeros días de julio de 1936. Este luctuoso suceso determinó el nacimiento de la hermandad, por parte de los mutilados del bando nacional heridos en la Guerra Civil, y también condicionó su actividad a partir de la muerte de Francisco Franco y la Transición Democrática.

Durante últimos 25 años, los hermanos del Mutilado han intentado recuperar la salida procesional de la imagen, pero siempre se habían encontrado con la misma negativa del Obispado, que ponía como condición que se recuperaran las extremidades perdidas, para ajustarse al relato evangálico y, además, para pasar página de la manera más evidente posible.

Y de este modo, se pusieron manos a la obra. Marcando bien los tiempos y sin precipitaciones. Celebrando, durante estos años, un vía crucis claustral en la Catedral cada Viernes Santo, pero con la mirada puesta en el futuro y en cómo conseguirlo. Primero, reformando los estatutos, incorporando una imagen de dolorosa, la Virgen de la Divina Providencia, y aprobando en un cabildo histórico el pasado mes de enero de 2018 la restauración de la imagen para cumplir con los requisitos episcopales. Incluso cambiando la advocación del crucificado, de la Clemencia. Un título que, como se encargó de decir el obispo, Jesús Catalá, "llama a la piedad popular".

"Afrontamos con mucha ilusión el futuro y este nuevo proyecto", reconoce el hermano mayor, Manuel Sánchez Salcedo, que admite que la hermandad está pensando en la Semana Santa de 2021, incluso con las restricciones que pueda imponer la pandemia de Covid-19 y en volver a llamar a la puerta de la Agrupación de Cofradías, de la que tuvo que salir por falta de actividad procesionista, como establecían los estatutos de la entidad. "Yo lo haría enseguida y sería un signo más de normalización", destaca Sánchez Salcedo.

De forma paralela, la cofradía está acometiendo un importante proceso de restauración de su patrimonio, incluido el trono del Cristo. Y también ha empezado a confeccionar las túnicas de nazareno

El trabajo de Miñarro es reversible, la reposición de la pierna y el pie se ha llevado a cabo "siguiendo criterios de restauración". Es decir, "respetando el fragmento de lo que quedó y dándole continuidad", explica el profesor. "No es cuestión de estar quitándole y poniéndole las piernas continuamente", dice pero de otro modo "la imagen dejaría de ser el Mutilado y perdería su carga histórica". Para ello, el taller ha utilizado un mecanismo interno de acero inoxidable (macho y hembra), con un anclaje pivotante de cuarto de vuelta para unir los fragmentos que se le han incorporado. De este modo, a una distancia "de culto", se identifican perfectamente las partes, ya que queda una línea insinuada, una mínima junta, pero visible.

El Cristo se presentó en la Catedral en una ceremonia ajustada a los protocolos de seguridad e higiene establecidos, que contó con la asistencia de representantes de distintas cofradías de Pasión de la ciudad, incluso del presidente de la Agrupación, Pablo Atencia. Participó en la parte musical el coro de la Catedral de Málaga.

Justo en el momento de la proclamación de la nueva denominación, antes del inicio de la Liturgia de la Palabra, el hermano mayor y otros dos hermanos retiraron los lienzos burdeos que, hasta entonces, ocultaban a la imagen, dispuesta, sin corona de espinas, en el lateral izquierdo del altar mayor del Primer Templo, colocaron un centro de flores rojas a sus pies y tanto el obispo como el resto de concelebrantes, fueron pasando, uno a uno, y postrándose ante la imagen.

En su homilía, Catalá reconocíó el "largo, lento y difícil camino" de la cofradía desde su fundación y recordó cómo, desde 1976, cuando la corporación decidió dejar de salir en procesión, "el culto estaba restringido y no se podía autorizar". Pero después de muchos años, "muchas conversaciones y ciertas tensiones en la cofradía y con los diferentes obispos", admitía el prelado, "el Espíritu Santo ha intervenido en el corazón de los responsables de la cofradía y hoy todos lo celebramos", añadió. "Los tiempos fueron cambiando poco a poco y las sensibilidades sociopolíticas y religiosas, también. Comenzáis una nueva etapa que deseamos sea gozosa y fecunda", animó el obispo a los cofrades del Cristo de la Clemencia.

La Virgen de la Divina Providencia, por su parte, que estrenaba nueva saya obra de Joaquín Salcedo, se encontraba en la capilla del Pilar. En este lugar, el Cristo estará expuesto a la veneración de sus fieles y devotos desde el 4 al 10 de octubre, donde permanecerá hasta que pueda regresar a la iglesia del Sagrario, su sede canónica, clausurada en la actualidad por obras.