Cofradías

Málaga deslumbra al mundo cofrade con su procesión por el centenario

La inestabilidad del tiempo frenó algo la llegada de visitantes, aunque el recorrido oficial y su perímetro estuvieron repletos de público

La Cena en la Alameda. El recorrido oficial transcurrió por avenidas amplias. | ÁLEX ZEA

La Cena en la Alameda. El recorrido oficial transcurrió por avenidas amplias. | ÁLEX ZEA / josé a sau / miguel ferrary. málaga

Málaga dio este sábado una lección de saber estar cofrade con la celebración de la procesión magna ‘Camino de la Gloria’, poniendo un broche de oro a los actos del centenario de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa (1921-2021).

Dieciséis tronos recorrieron las calles de la ciudad desde las una y media de la tarde hasta las tres y media de la madrugada, compartiendo un recorrido común que comenzaba en la Alameda, proseguía por plaza de la Marina, el Paseo del Parque, bordeando luego el contorno del Ayuntamiento para discurrir por la Travesía Pintor Nogales y Postigo de los Abades.

De las 24.000 sillas, se vendieron 15.000 y, ya a primera hora de la tarde, el recorrido oficial presentaba un aspecto espectacular, repleto de público ávido de Semana Santa.

En la calle Larios, muchos tronos tuvieron que discurrir bajo las luces de Navidad. | GREGORIO MARRERO

En la calle Larios, muchos tronos tuvieron que discurrir bajo las luces de Navidad. | GREGORIO MARRERO / josé a sau / miguel ferrary. málaga

Se extremaron las precauciones para evitar la transmisión del coronavirus. Era difícil ver a alguien sin mascarilla y los componentes de los cortejos, sin nazarenos (aunque con estrenos, como si fuera una Semana Santa normal), también la llevaban y se les pidieron carnés de vacunación o pruebas negativas. Algunas doblaron turnos para los hombres de trono. Y en las salidas, sobre todo, pudo verse a mucha gente, aunque había dispersión, debido a la multiplicidad de lugares desde los que comenzaban las cofradías. Se previó la asistencia de entre 250.000 y 400.000 asistentes, aunque la amenaza de lluvia a lo largo de la semana redujo algo la asistencia y también la ocupación hotelera.

El presidente de la Junta, Juanma Moreno, que portó este sábado el trono del Cristo de la Exaltación, aseguró que esta procesión «es la prueba más evidente de que prácticamente hemos recuperado la normalidad». La ocupación media hotelera en la provincia este puente supera el 85%, algo más en la capital, dijo. El lleno técnico bajó algo por la inestabilidad meteorológica.

La Virgen de los Reyes, una imagen de la Catedral que lleva 500 años sin ver la luz, presidía desde el mediodía el templete que se ha montado en Postigo de los Abades. Era el final de un recorrido oficial. Otro de los detalles a tener en cuenta era la decoración floral del altar en la misma zona. La selección de flores de La Victoria Arte Floral no era casual: lisiantus blancos, orquídeas, alstroemerias y hortensias blancas junto a eucalipto y distintos tipos de verde que evocan la Resurrección. El blanco como color del que salen todos los colores de las túnicas de los nazarenos de la Semana Santa. Todo tiene su sentido y su por qué. El resultado es un arreglo informal en el que se emplearon más de 500 orquídeas, 300 hortensias y multitud de tallos de flor. Como curiosidad, son 30 metros de friso más las flores de la carroza.

La presencia de la Virgen de los Reyes en la calle es casi una metáfora del mundo cofrade, enclaustrado durante dos años y que con la Magna se reivindica como colectivo. Es verdad que ha habido muchas salidas en este octubre, pero nada comparado con esto en volumen y movilización. Dieciséis tronos relatando la Pasión de Jesús, desde la Pollinica hasta el Resucitado. Una catequesis en movimiento, pero también una representación de las cofradías malagueñas y la resurrección de las procesiones en la calle. Fue un gran ensayo de cara a la próxima Semana Santa, la de 2022.

Imagen de cómo estaba ayer el recorrido oficial. álex zea | J.A.S. / CARMEN TORRES

Imagen de cómo estaba ayer el recorrido oficial. álex zea | J.A.S. / CARMEN TORRES / josé a sau / miguel ferrary. málaga

El ambiente en la calle recordaba mucho mucho a lo que se vive en Semana Santa. Grupos de jóvenes acudiendo a las casas hermandad, familias enteras quedando para ver las procesiones, algunos vecinos del Centro con balcones privilegiados dispuestos a recibir a la familia, grupos de músicos acudiendo a sus puntos de encuentro, extranjeros preguntando sin saber mucho qué ocurre. Las cámaras volvieron a desempolvarse.

Varios monaguillos regaron el suelo con palmas y olivos en calle Parras para la salida de la Pollinica. El Señor estuvo rodeado de niños de todas las edades para celebrar los cien años de la Agrupación. Su presidente, Pablo Atencia, y el de la comisión del centenario, Luis Merino, estuvieron presentes en la salida. Hubo vivas a la Virgen del Amparo, a la mañana del Domingo de Ramos y a la Semana Santa de Málaga. En Parras, se tocó ‘Entrando en Jerusalén’. Al llegar a la Alameda, la primera en estrenar el recorrido, el Señor entró con ‘Saeta’ y ‘Perdona a tu pueblo’ engarzadas, casi no había huecos libres.

Calle Agua estaba con los balcones cubiertos de reposteros de la hermandad del Rescate. Tres golpes en la puerta a las 13.25 horas llevaron a todas las cabezas a girar hacia la casa hermandad. El Señor del Rescate volvía a ver la luz en su trono de dorado resplandeciente. La Agrupación Musical San Lorenzo Mártir empieza a interpretar la marcha ‘Tu eres la vida’ y la cabeza de varal asoma a la calle Agua. Las aperturas vuelven. Qué extraño después de tanta distancia social.

En calle Dos Aceras, miles de personas se dieron cita para ver la difícil maniobra de salida de la Virgen de Consolación y Lágrimas, que lució esplendorosa después de ser sometida a una profunda restauración a cargo de Naranjo Beltrán en 2020. Recupera, así, su policromía original.

El Rico, por su parte, procesionó más sobrio que nunca: cruz lisa, sin potencias, corona de plata y cuatro ángeles a sus pies, emulando la talla cristífera de la hermandad destruida en 1931. Incluso en su sobriedad es excelso. Llevaba la túnica bordada por Sebastián Marchante bajo diseño de su túnica original estrenada en el 75 aniversario de su bendición. Fue acompañado por la Policía Nacional.

Con una salida menos multitudinaria de lo habitual, el Señor de la Columna empezó su procesión. No estaban las bullas del Lunes Santo, pero eso no significaba que no hubiera público. Muchos esperaban en la esquina para la bajada por la calle Peña. Su recorrido por ahí se hizo con mucha gente a cada lado y el enlace con la Virgen de Consolación y Lágrimas y el Señor del Rescate era uno de los puntos más esperados.

La Sentencia procesionó con la Agrupación Musical Nuestra Señora de los Reyes, todo un acierto. Las puertas de la casa hermandad se abrieron mientras sonaba la marcha ‘A la Gloria’. No pudo ser más acertada, con una música que imprimía un ritmo cadencioso a la vez que iba elevándose, llevando al público al clímax de la salida. Fue un momento para haberlo vivido, como lo vivió el hermano mayor del Rocío, Juan José Lupiáñez, que dio los primeros toques de campana al trono y dirigió la maniobra de entrada en la calle Ramos Marín.

Fue un día histórico para Fusionadas: no solo porque participaba con Jesús de la Exaltación en la procesión Magna y eso siempre es motivo de orgullo, sino también porque, por primera vez, sale de su casa hermandad, recién estrenada, una de sus imágenes. El Cristo procesionó con todo el grupo escultórico que tallara para él Dubé de Luque, incluidos la Virgen del Mayor Dolor y San Juan Evangelista, conformando un calvario. A ello se suma que el presidente de la Junta fue hombre de trono.

En San Pablo, una repleta Trinidad presenció la complicada maniobra sobre las rodillas de los hombres de trono del Cristo de la Esperanza en su Gran Amor (Salud) y la Cena hizo historia al salir, por primera vez, desde Santo Domingo, donde están las imágenes mientras se rehabilitan los Mártires.

El Descendimiento no perdió su estética de luto y silencio. Los ‘quitasangre’ no podían faltar en el cortejo, ya que es uno de los signos más propios de esta hermandad. Más allá de la ocasión, esta hermandad, como sus compañeras del Viernes Santo, demostraron que son muy conscientes de la escena que representan en sus tronos. Los propios portadores iban con túnica y esparto, otro signo más de que no se renuncia al carácter que conforma la cofradía.

La Esperanza, ayer, saliendo de su casa hermandad.

La Esperanza, saliendo de su casa hermandad. / josé a sau / miguel ferrary. málaga

La Virgen de la Esperanza reclamó la atención de miles de personas. Salió a las seis, más sobria que nunca: con la corona de Juan Casielles y la saya de Elena Claro. Su discurrir desde la basílica al puente de la Esperanza estuvo repleto de público, hubo lágrimas y muchos vivas a la Reina del Romero.

El Cristo de Mena no llevó corona de espinas, pero sí hubo una escuadra de gastadores de la Legión y se cantó el ‘Novio de la muerte’. El hermano mayor, Antonio de la Morena, tuvo palabras para los que han perdido la vida en la pandemia. Parecía Jueves Santo, con miles de personas en la plaza.

El Sepulcro mantuvo imperturbable su espíritu, su sello. Intercaló marchas como ‘Llanto y dolor’ en calle Larios, bajo un desconcertante alumbrado navideño, o ‘Soledad’, de marcado carácter fúnebre, pero conformaron una cruceta mucho más amplia que la tradicional del Viernes Santo. Los hombres de trono fueron con túnica en lugar de chaqueta. La salida se hizo con alguna confusión con el Descendimiento, que obligó a esperar a que pasara este cortejo antes. No obstante, la cofradía reaccionó rápido y de forma eficaz. Los integrantes del cortejo se quedaron a un lado y, en cuanto pasó el Descendimiento, se recompuso la hermandad.

Dolores de San Juan brilló en calle Calderón de la Barca. Silencio absoluto. Incluso algún amago de aplauso fue callado por el público. Muchos extranjeros sacaban partido a sus teléfonos para tomar imágenes y vídeos y enviarlos por WhatsApp a amigos y familiares. Las flores blancas acompañan a la Virgen de los Dolores, con su rostro delicado y doliente. Cruzarse con ella es ponerse frente a un espejo que mira más allá.

La Virgen de los Dolores de Expiración salió a las ocho y media de la tarde con su Himno de Coronación. Iba acompañada de su cofradía. Ya con noche cerrada, y acompañada de una representación de la Guardia Civil, impuso su paso soberbio y cadencioso al tiempo que sus bambalinas jugueteaban calladamente con su tintineo apenas perceptible. Volvió por el Soho, un ensayo.

Se vio una Málaga por la que se podía circular sin apreturas. La dispersión jugó a favor de poder moverse por el Centro, a costa de que en algunos momentos se echara de menos un poco más de público. Eso sí, la Alameda y el Parque estaban llenos de público ocupando las 24.000 sillas disponibles y en las filas de atrás, de pie. Y tras ver la Pasión de Jesús en sus tronos, llega el final. Jesús Resucitado entra en escena. Acostumbrado a verlo con el Sábado Santo de por medio, su presencia justo detrás del Sepulcro llamaba especialmente la atención. Era el contrate máximo. Del luto por la muerte de Jesús a la alegría por su Resurrección. De la Banda Municipal de Música tocando marchas fúnebres, a la Banda de Cornetas y Tambores del Carmen con su ritmo rápido.