Los legionarios interpretan y cantan ininterrumpidamente ‘El Novio de la Muerte’, una pieza de cuplé convertida en canción legionaria por José Costa, que muchos confunden con el himno de La Legión y que acompaña al cortejo de la Congregación del Cristo de la Buena Muerte durante la procesión del Jueves Santo, en la que una compañía de honor acompaña al crucificado, Protector de la Legión.
Este cuplé fue compuesto en la década de 1920 y la letra nació de la pluma de Fidel Prado, mientras que Juan Costa compuso la música. La canción la estrenó la artista Mercedes Fernández, más conocida como Lola Montes, en el teatro malagueño Vital Aza en julio de 1921, en plena crisis política y militar con Marruecos y el Desastre de Annual a punto de suceder.
La decisión de Millán Astray
En ese concierto estaba la Duquesa de la Victoria, María Eladia Fernández Espartero y Blanco, sobrina del General Espartero, que entusiasmada con el cuplé, pidió a la artista que lo cantara en Melilla, que en esos momentos estaba recibiendo a miles de soldados para la campaña de los rifeños que acabaría en una dura derrota y en un fuerte golpe moral para el Ejército español. Lola Montes lo canta el 30 y 31 de julio, 5 días después del desembarco de la recién creada Legión Española, con apenas un año y medio de vida y que se convertiría en clave para la recuperación militar española en la Guerra del Rif. La Legión estaba inicialmente destinada a la defensa de Melilla, tras el Desastre de Annual.
El fundador de La Legión, José Millán Astray, escuchó la canción e hizo que se adaptara la partitura a una canción de marcha. Desde entonces, el himno sigue acompañando a los legionarios en los actos y que en el seno de la cofradía se ha convertido en un rezo hacia el Cristo de la Buena Muerte.
LETRA DE 'EL NOVIO DE LA MUERTE'
Nadie en el Tercio sabía
quien era aquel legionario
tan audaz y temerario
que a la Legión se alistó.
Nadie sabía su historia,
más la Legión suponía
que un gran dolor le mordía
como un lobo, el corazón.
Más si alguno quien era le preguntaba
con dolor y rudeza le contestaba:
Soy un hombre a quien la suerte
hirió con zarpa de fiera;
soy un novio de la muerte
que va a unirse en lazo fuerte
con tal leal compañera.
Cuando más rudo era el fuego
y la pelea más fiera
defendiendo su Bandera
el legionario avanzó.
Y sin temer al empuje
del enemigo exaltado,
supo morir como un bravo
y la enseña rescató.
Y al regar con su sangre la tierra ardiente,
murmuró el legionario con voz doliente:
Soy un hombre a quien la suerte
hirió con zarpa de fiera;
soy un novio de la muerte
que va a unirse en lazo fuerte
con tal leal compañera.
Cuando, al fin le recogieron,
entre su pecho encontraron
una carta y un retrato
de una divina mujer.
Y aquella carta decía:
"...si algún día Dios te llama
para mi un puesto reclama
que buscarte pronto iré".
Y en el último beso que le enviaba
su postrer despedida le consagraba.
Por ir a tu lado a verte
mi más leal compañera,
me hice novio de la muerte,
la estreché con lazo fuerte
y su amor fue mi ¡Bandera!

Traslado y procesión
Esta canción acompaña a la presencia de la Legión durante todo el Jueves Santo. Ya en el traslado se interpreta el 'Novio de la muerte' junto con el 'Himno de la Legión', un momento de gran emotividad ya que se realiza tras el recuerdo a los fallecidos del cuerpo. El público, incluso, se suma a este canto, muy popular.
Durante la salida procesional del Jueves Santo, los legionarios cantan esta canción de forma frecuente a lo largo de toda la procesión, momento para el que muchos malagueños cogen sitio desde primera hora de la mañana y no perdérselo.