Gastronomía

Torrijas, el momento dulce de la cuaresma

Las torrijas se han convertido en un dulce típico de la Cuaresma y la Semana Santa. De azúcar, de miel, rellenas, con vino, tal cual, con pan de molde o de barra. Las variedades son inmensas para un dulce que se conoce desde la época de los romanos.

Un momento de la elaboración de torrijas.

Un momento de la elaboración de torrijas. / L. O.

Miguel Ferrary

Miguel Ferrary

Siempre se habla de la torrija como el dulce tradicional de la Cuaresma y la Semana Santa. Sin embargo, este humilde postre tiene mucha historia, con referencias sobre su existencia de hace 1.500 años, y una vinculación con las actuales fechas muy moderna, ya que durante siglos se destinaba para deleite de las parturientas, al pensarse que ayudaba a la madre a producir más leche, además de su valor reconstituyente. Pan, leche y miel. Así era de simple en sus inicios. El pan se mojaba en leche, se metía al horno o freía y se le echaba miel por encima. De una sencillez extrema, eso no le ha quitado atractivo. Hasta el siglo XIX, la torrija variaba poco desde esa receta inicial. Hay cuadros del siglo XIV y XV donde aparece este dulce, siempre relacionados con la maternidad y la leche materna. Una vinculación que no se cambió hasta hace poco más de 150 años. Incluso también se consideraba un postre de celebraciones, ya que la miel era un producto no accesible a todos. Todo fue cambiando con la aparición de la clase media, el acceso al azúcar y el desarrollo de la cocina. Hace cien años ya existían recetas de torrijas con huevo, rellenas de crema, con vino, con azúcar, canela, coco, plátano, arroz con leche... Hasta donde llegue la imaginación.

Y ¿por qué se toma en Cuaresma? Es una costumbre de poco más de un siglo y que servía para dar un dulce respiro al rigor del ayuno y la abstinencia.

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