Sábado de Pasión

El Cristo de la Clemencia posterga toda nostalgia y ya es una 'nueva' cofradía de penitencia

Tras 46 años sin salir en procesión, el Mutilado se reencuentra con Málaga por las calles del Centro tras salir en una compleja y ajustada maniobra del Sagrado Corazón para ir a hacer estación de penitencia en la Catedral

Salida del Cristo de la Clemencia (Mutilado)

Ignacio A. Castillo

Ignacio A. Castillo

Ignacio A. Castillo

Ha sido una larguísima travesía por un desierto de lo más adusto y áspero, arrastrando además la losa pesadísima que le acarreaba su propia historia y con muy poca agua en la vasija que, para colmo, tenía fugas. Las fuentes para saciar tanta sed las ha tenido que ir construyendo la propia hermandad por el camino, paso a paso, poco a poco... canalizaciones sólidas de agua que, además, ha servido para limpiarse de simbología inapropiada e incomprensible, hasta llegar al gran oasis de volver a salir en procesión, rebelándose y postergando cualquier atisbo de nostalgia y siendo una 'nueva' cofradía de penitencia en la que sus hermanos han podido manifestar públicamente su fe. Sin más. Alejados de cualquier ideología y en torno a un Cristo completo. Tras 46 años, el Mutilado se ha reencontrado con Málaga.

Fue la propia cofradía la que decidió dejar de salir en un tiempo de transición, nunca mejor dicho, que se ha prolongado demasiado. Por eso, este Sábado de Pasión ha sido histórico en todos los sentidos. Para este momento se ha venido preparando, sin prisa pero sin pausa, de manera concienzuda, con compromiso, sorteando los obstáculos... Y tras sensibles cambios en el concepto de hermandad, con nuevos estatutos, la incorporación de la Virgen de la Divina Providencia como sagrada titular y la restauración del Cristo, el icono fundacional, al que Miñarro le ha reintegrado las piernas, y su cambio de advocación, solo quedaba tocarse con el capirote y plantar la cruz guía en la calle. Aunque este año aún sin hábitos nazarenos, así ha sido, y sacando una amplia selección de su rico corpus procesional, empezando por la cruz guía, escoltada por ciriales, el maravilloso estandarte de Santa María de la Victoria, junto a impresionantes faroles dorados, o el guión, de nueva confección. Casielles, Villarreal y Seco, artistas en plena madurez que, en los años 50 y 60, se pusieron al servicio de una cofradía que ha sabido mantener y custodiar tan sublime patrimonio durante todos estos años de ostracismo.

Una boda retrasó la salida de la comitiva desde el interior del Sagrado Corazón. Desde muchos minutos antes, la plaza de San Ignacio era un hervidero, expectante por ver a la cofradía, pero celebró con entusiasmo la salida de los novios. Cosas de Málaga. La banda de la Esperanza ya estaba formada. Se abrieron las puertas y sonó 'Cristo del Amor', de Escamez, para que comenzara a salir la comitiva.

Un completo cuerpo de hermanos con velas conformaban la procesión. Tras una compleja y ajustada maniobra, el ya Cristo de la Clemencia de Jerónimo Gómez de Hermosilla ha redescubierto el Centro de Málaga. Deslizándose prácticamente para superar el dintel, con apenas 75 milímetros por cada lado, recibía los rayos de sol de la tarde del Sábado de Pasión y los primeros aplausos del público. Tambores roncos para los primeros pasos, antes de que la cruz fuera alzada por completo. El cortejo se dirigía a la Catedral, donde los titulares de la hermandad reciben culto de forma provisional durante las obras de su sede del Sagrario, para hacer estación de penitencia.

El Mutilado, el Cristo de la Clemencia, procesiona en el Sábado de Pasión de Málaga.

El Mutilado, el Cristo de la Clemencia, procesiona en el Sábado de Pasión de Málaga. / Eduardo Nieto

En su trono de siempre... o no tanto, porque, además de haber sido estrechado, ha sido adaptado de manera meticulosa, tras prescindir de todos los elementos que lo asociaban a sus orígenes militares y al Régimen anterior y que provocaron este largo vacío procesionista. Muy elevado, escoltado por cuatro imponentes faroles, pendiendo de su cruz plana a la espera de poder hacer el portentoso simulacro ideado por Fernando Prini, el Cristo avanzaba a los sones de 'Eucaristía', a cargo de la Esperanza, que interpretó una selección de marchas de corte clásico, muy apropiadas para el carisma que la cofradía quiere imponer en su puesta en escena.

En la cabeza del Señor, una corona de espinas trenzada con ramas de naranjo que costó 300 euros en leche infantil donada a familias necesitadas. Sobre monte confeccionado con más de 1.500 orquídeas vanda en tonos amoratados (color asociado al martirio) y espinos que se reparten alrededor del pie de la cruz, el Cristo completaba el giro y encaraba la calle Compañía, donde la estrechez volvía a poner a prueba la maestría de los capataces y los hombres de trono, revestidos con túnicas y faraonas de color negro y repartidos en seis varales rematados en flecha.

El público, que no quería perderse esta anhelada salida, ocupaba las aceras en cualquier parte del itinerario de este Sábado de Pasión que ya ha pasado, por derecho, a la historia de la Semana Santa de Málaga. Se fue Mutilado y regresó lleno de Clemencia, sin que le quebrasen un solo hueso.