Glorias

La Pastora sincroniza los relojes de la normalidad de cara a su próxima coronación canónica

La venerada imagen de Montes de Oca, patrona del Deporte y del barrio de Capuchinos, vuelve a salir en mayo tras dos años de vacío por la crisis sanitaria: la primera procesión de alabanza además tras el inicio del expediente para su coronación firmado por el vicario general el 30 de octubre de 2019 y tras la visita pastoral que Catalá hizo al templo justo una semana antes del estado de alarma y el confinamiento

Ignacio A. Castillo

Ignacio A. Castillo

La Divina Pastora volvió un mayo más a congregar a su redil en su torno por las calles de Capuchinos con motivo de su salida procesional que este año, además, caprichos de la luna de Nisán, que marca la celebración de la Semana Santa, ha coincidido, exactamente, con su festividad litúrgica en la víspera del Domingo del Buen Pastor, el cuarto de Pascua. No es habitual que esto ocurra, pero la providencia ha querido que esta esperada procesión de alabanza, tras dos años de vacío por culpa de la pandemia, goce de todos los atributos posibles que la reafirman como una cita imprescindible en el calendario letífico de la ciudad con la venerada imagen de Montes de Oca, cuya congregación ha tenido oportunidad de afinar, también en la calle, la puesta a punto y de sincronizar los relojes para la próxima coronación canónica.

El anuncio de tan merecido reconocimiento a tantos años de veneración ininterrumpida a una de las más importantes joyas de la imaginería de Málaga puede producirse, en realidad, en cualquier momento. De hecho, los pastoreños llevan desde el 30 de octubre de 2019, cuando el vicario general, Antonio Coronado, autorizó el inicio del expediente, preparando con el esmero que les es propio, todo el programa caritativo, formativo y cultual para desembocará en la coronación. Dos años que prácticamente han coincidido con los más letales de la crisis sanitaria. De hecho, el obispo Jesús Catalá realizó una visita pastoral al templo el 7 de marzo de 2020 para confirmar el procedimiento, justo una semana antes del primer decreto de estado de alarma.

Esta situación no ha restado un ápice de ilusión. Puede que al contrario. Ha sido el perfecto combustible que ha mantenido encendida, durante todo este tiempo, la luz de la devoción hacia la Virgen, que, por otra parte, ha sido transmitida de generación en generación desde hace décadas, ya no solo en el barrio del que es patrona, sino en toda Málaga y allende las fronteras de la ciudad, donde muy pocos cofrades, si lo son, desconocen, o eso dicen, la existencia de la imagen de la Pastora malagueña, seguramente, además, la más bella de todas las que se reparten por los distintos puntos de la geografía de Andalucía.

Un momento de la salida de la Divina Pastora desde su sede canónica, con el Himno de Andalucía y salva de cohetes.

Un momento de la salida de la Divina Pastora desde su sede canónica, con el Himno de Andalucía y salva de cohetes. / Eduardo Nieto

Porque la de la Pastora es una iconografía y una advocación netamente andaluza, para reafirmar esta condición, un año más, y no olvidar este origen, la imagen salió en su trono a los sones del Himno de la autonomía, como una tradición más de esta procesión letífica, la primera de las que se celebran después de las de penitencia. La banda del Maestro Eloy García, de la archicofradía de la Expiración, era la encargada de acompañar musicalmente a la comitiva, con solemne redoble marinero en los tirones a tambor. Una salva de cohetes anunciaba que la Pastora volvía a la calle en su día grande. La normalidad regresaba a Capuchinos.

Sobre su trono de madera tallada y dorada, a la sombra de un granado, la Virgen, tal y como la concibiera Fray Isidoro de Sevilla en 1703 y la representara escultóricamente Montes de Oca de forma magistral y dotada de gran unción, nimbada por el halo de los gozos y con el nuevo cayado de plata regalo de sus hermanos el año pasado, en el contexto del 250 aniversario fundacional de la congregación, se reencontraba con sus vecinos, que en realidad nunca la dejan sola, ni siquiera cuando el Covid, más inoportuno que nunca, pueda impedir disfrutar de Ella in situ en la calle y obligue a añadir un año más a la espera, aunque en el recuerdo siga presente, tan nítido como si siguiera con Ella cara a cara, el sobrepelliz bien puesto tan solo 48 horas antes, y las joyas perfectamente dispuestas, y la pamela con la que la toca y que le sirve de corona, y la saya burdeos, bordada en plata, y el manto verde, bordado en oro, con la que fue presentada a Málaga. 

Detalle de la camiseta del Málaga CF en la trasera del trono de la Pastora.

Detalle de la camiseta del Málaga CF en la trasera del trono de la Pastora. / Eduardo Nieto

Rodeada de flores silvestres en distintos colores, blanco y rosa, fundamentalmente, que conformaban el risco sobre el que se disponía y donde también iba el Niño Jesús de Álvarez Duarte, la imagen llevaba a sus pies, en la parte trasera del trono, una elástica blanquiazul. Como patrona del Deporte, a la que el Málaga CF rinde honores y visita al inicio de cada temporada, la Divina Pastora seguro que estuvo muy pendiente de lo que ocurría, a la misma hora, sobre el verde de La Rosaleda, realmente a escasos metros de donde se celebraba su procesión, donde el equipo se jugaba buena parte de su vida en LaLiga SmartBank en un trascendental partido ante el Real Oviedo y que pudo restar algo de público al cortejo en sus primeros compases. Incluso la banda ya había llegado en pasacalles a la parroquia interpretando el 'Málaga la Bombonera'. El encuentro finalmente terminaba en empate a cero, un punto importante para los de Guede, sin duda, aunque insuficiente para sus aspiraciones, aunque, eso sí, el Almería vencía al Amorebieta, el principal perseguidor de los malaguistas, lo que da cierto respiro.

Tras el Himno de Andalucía durante la salida por el estrecho dintel de la parroquia de la que es titular, para las primeras mecidas por los jardines de la plaza de Capuchinos, engalanada de papelillos desde hace días, a los pies del Triunfo de la Inmaculada, la banda atacó 'Divina Pastora', de Francisco Javier Moreno, su marcha más antigua y con la que siempre inicia su camino, y posteriormente, 'La Estrella Sublime', de López Farfán (en este punto terminaba la primera parte en Martiricos), y para embocar la Alameda de Capuchinos, interpretó 'La Virgen de Capuchinos', de Cristóbal López Gándara, uno de los máximos exponentes de la música procesional contemporánea, que pudo estrenarse así, por fin, en la calle. Niños de comunión, distintas representaciones cofrades, como el Prendimiento y el Dulce Nombre, y ocho parejas de hermanos con cirios componían la comitiva, en la que también se integraba la presidencia, junto al guión, y una completa cuadrilla de acólitos, precediendo a las andas.

Presidencia de la procesión, delante del trono de la Virgen.

Presidencia de la procesión, delante del trono de la Virgen. / Eduardo Nieto

Durante todo su itinerario la hermosísima Pastora malacitana no dejó de recibir las muestras de cariño y veneración de los vecinos de Capuchinos, aunque contó con recibimientos especiales en las calles Daoiz, a la ida, en la zona de Segalerva, y en Tizo, ya de recogida, en el Molinillo, donde la devoción volvió a desbordarse a su paso, desparramada en forma de petaladas infinitas, vivas y guapas, entremezclados con los sones de otras dos marchas emblemáticas y dedicadas a la imagen: 'Ante ti, Pastora' y 'Reina y Madre de Capuchinos'. Ahí, los hombres de trono, revestidos de túnica marrón, conscientes de estos trascendentales momentos, pusieron todo de su parte para llevar a la Madre del Buen Pastor, de Capuchinos al cielo y, con ella, a todos los cofrades que en estos puntos clave se reunieron para no perderse ni un detalle, ni tanto sabor, ni tanta exaltación de la piedad popular ligada a una imagen que hace rozar la Gloria con la yema de los dedos.

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