Devoción

Málaga vuelve a postrarse ante su Medinaceli un nuevo primer viernes de marzo

Las largas colas se registran desde primera hora de la mañana para venerar al Cristo el día de su festividad en su templo de Santiago, que permanecerá abierto hasta las once de la noche

Isabel Cisneros

La tradición y la devoción son los protagonistas cada primer viernes de marzo en la iglesia de Santiago, en la calle Granada. Las colas visten la calle y el interior de la iglesia con los fieles. Esperan pacientes para dar gracias y depositar su confianza en el Cristo de Medinaceli. Algunos piden trabajo, otros piden salud… pero cada uno viene por algo especial. 

Llevo viniendo 30 años. Antes vivía en Pizarra y venía desde allí. La devoción que tengo es muy grande”, explica Antonia López, que dedica sus oraciones sentada a los pies de Medinaceli.

La tradición tiene tantos años de historia que pasa desde los más mayores hasta los más pequeños. La tradición la heredan generación tras generación. Abuelos pasan delante del Señor cautivo con sus nietos de la mano: “nena tírale un beso, que él es muy bueno”.

Isidoro Rodríguez, presidente del grupo parroquial explica que es un día “muy importante para la parroquia y el grupo parroquial porque la fe extrapola los límites de la parroquia”. “Es un sentimiento que es muy difícil de explicar, no voy a dejar de venir hasta que me muera. Su estampa en mi cartera me acompaña desde que tengo uso de razón”, cuenta con emoción Araceli.

La tradición manda que hay que depositar a los pies del Señor tres monedas de idéntico valor y una petición correspondiente por cada una de ellas. “Todos los años me cumple una de las peticiones como mínimo. Llevo viniendo 36 años”, expresa Lucía.

El templo acoge cada primer viernes de marzo a miles de personas que muestran su devoción desde las 8.00 horas hasta las 23.00 horas de manera ininterrumpida. “Dar las gracias es muy importante. Él está siempre para nosotros y hay que agradecérselo”, insiste Juan Carlos.

El presidente del grupo parroquial asegura que se organiza de forma que las colas sean “lo más cómodas posibles porque algunos esperan mucho tiempo”.

Colas en Santiago por la devoción por el Cristo de Medinaceli

La imagen del Cristo de Medinaceli, en la Iglesia de Santiago / Álex Zea

Una tradición del siglo XVII

La devoción hacia el Cristo de Medinaceli se remonta al S.XVII cuando los musulmanes apresaron, como si se tratase de un ser vivo, al Cristo de Medinacelli en una de las colonias españolas del norte de África. A cambio de su rescate, se debería pagar su peso en monedas que se equilibró en las treinta unidades. De ahí procede la tradición de las tres monedas del mismo valor que se depositan ante la imagen y por las que se hace una petición por cada una de ellas.

A partir de este hecho, empezaron a circular algunas leyendas, como el hecho de que a la hora del pago, los monjes trinitarios, encargados de abonar el rescate de la imagen a los sarracenos, pagaran tres monedas que equilibraron la balanza donde estaba la imagen para recibir su peso en oro a cambio de la devolución. Este hecho milagroso, difundido como historia apócrifa en el siglo XVIII, hizo que se hiciera muy popular.

La tradición también señala que, junto a las tres monedada de igual valor, se harán tres peticiones y se rezarían tres 'padrenuestro'. La tradición señala que de esas tres peticiones, al menos una se concederá. Sea como fuere, el hecho es que miles de personas se acercan a la iglesia de Santiago cada primer viernes de mes de marzo para cumplir con la tradición y depositar sus esperanzas en esta advocación.

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