Semana Santa Málaga 2023

Jiménez Valverde se llena de Málaga para cantar las glorias nazarenas a través de sus devociones predilectas

El pregonero de la Semana Santa hace un repaso a su trayectoria, desde sus orígenes viñeros, su juventud filipense en Salutación y su madurez en el Rocío y la Esperanza, deteniéndose en las figuras claves de la celebración, como nazarenos, músicos y, en especial, los hombres de trono, a los que dedica quizás los más sinceros elogios de su texto - Recuerda a muchos cofrades que ya no están y que fueron referentes

Jiménez Valverde, exaltando la Semana Santa de Málaga.

Jiménez Valverde, exaltando la Semana Santa de Málaga. / Jesús Mérida

Ignacio A. Castillo

Ignacio A. Castillo

El 2023 ya tiene su pregón. Para la historia. En él, Francisco Jiménez Valverde se ha llenado de Málaga para cantar las glorias nazarenas, las pretéritas y las presentes, las que han de servir de cimiento también a las venideras, a través de sus devociones predilectas y de las imágenes de las cofradías de las que es hermano. Un pregón para escuchar y volver a escuchar. Para sentir y volver a sentir. Que contagió de emoción al auditorio, como pretendía el pregonero, y que encierra un bello elogio a todas las figuras claves de la celebración pasionista. Válido para este año, pero también para el futuro.

Un pregón es un género literario, poético, que sirve para alabar y exaltar, en este caso, la Semana Santa de Málaga, y que forma parte de la tradición. Un discurso que se escribe, primero, y se pronuncia después, por lo que tiene dos partes bien definidas: el texto y la capacidad de oratoria de quien lo da. Y en este espacio, Jiménez Valverde se desenvuelve desde siempre como casi nadie más, con maestría y el poderío de pocos, haciendo lucir lo escrito. En este caso, desde el principio, hasta el final, un texto hilvanado de prosa versada, de asonancias y consonancias, en los que empezó haciendo un repaso a sus inicios cofrades trazando una historia paralela a los de la propia ciudad que tanto ama. Una romanza a Málaga, "la tierra donde crecería nazareno porlos caminos de María". 

El Pregón de la Semana Santa de Málaga de 2023, de Francisco Jiménez Valverde, en imágenes

El pregonero, nada más salir a las tablas del Cervantes y justo antes de iniciar su intervención. / Eduardo Nieto

En esos primeros párrafos, el pregonero iba desgranando, una a una, y a modo de rezo, las distintas advocaciones de la Pasión malagueña. Y, al mismo tiempo, repasaba su propia memoria junto al Nazareno de Viñeros, recién bautizado; la devoción de su abuela por el Cautivo; la amistad cultivada en torno al bastidor, cuando se dedicaba al bordado en el taller de Salvador Oliver y fue partícipe, entre otras, de la realización de grandes piezas como el manto de la Soledad de Mena; o también de su paso por los medios de comunicación, como Canal Sur o PTV, y, por supuesto, bajo los tronos. Un auténtico 'horror vacui' expresivo que culminó con las cuatro corporaciones de la que es hermano. "(...) donde conocí la senda nazarena y formar contigo una alianza de tierra y madre, pues me llené de ti al saber de la Esperanza y me aferré a este ancla y a su mirada, como a ti desde que nací para decir siempre que mi túnica es de varales antiguos y penitente, mi tierra desde el mar al cielo que alcanza, mi vida entre Patrocinio y Rocío el torrente, mi Nazareno de Viñeros y tú Málaga, donde reina mi Esperanza".

El Pregón de la Semana Santa de Málaga de 2023, de Francisco Jiménez Valverde, en imágenes

El decorado del pregón, muy llamativo y con claras referencias inspiradas en la vida cofrade del pregonero. / Jesús Mérida

"La mejor Semana Santa"

En su saludo y bienvenida a las autoridades y al público asistente, Jiménez Valverde dejó claro su cometido: "(...) que mi voz y mi garganta anuncien que se abran las puertas de la mejor Semana Santa". Y a continuación, se detuvo en una exclusiva y retórica definición de lo que es, o debería ser, el cofrade, ese que que lo es todo el año, incluso "cuando las olas acarician la ciudad" o "de incienso derramándose en calores". Alguien que además, practica la caridad y se da a los demás. Alguien, que quiere ver y participar de procesiones también en Sábado Santo ("es el Sábado que espera a ver cruces dibujando estrellas", dijo). Alguien forjado desde niño, jugando a las procesiones en el pasillo de casa o usando un tambor de detergente para los primeros redobles. Y alguien que "no será nunca el que se pone el primero en la silla, el que busca martillos en las campanas del prestigio, el que no conoce al prójimo ni a su propia familia, el que busca papeletas para alcanzar su gloria, el primero en la foto del blanco y negro de los sin nombre, el que da sólo para recibir, el que se ampara en la Cuaresma sin saber de otras estaciones, el capataz de los corrillos del bien quedar, el mayordomo que no fue nazareno, el nazareno que no es penitente o el que sólo busca el brillo de la plata sin saber del alma que la repuja". Que cada cual ocupe el lugar en que se sienta identificado o aludido. “(…) cuando el aire levante los velos y se abran las puertas de los cielos, el alma cofrade alcanzará la victoria, pidiendo medio pasito para llegar a la gloria”.

Un cofrade no será nunca el que se pone el primero en la silla, el que busca martillos en las campanas del prestigio, el que no conoce al prójimo ni a su propia familia, el que busca papeletas para alcanzar su gloria (...)

Para la Virgen del Patrocinio, de la hermandad que “cubrió las horas de juventud” tuvo muy bellas palabras. Aquella imagen que aguardaba en la intimidad de San Felipe, durante años, a poder salir en procesión el Domingo de Ramos. Y al Nazareno de Viñeros, junto al que creció en su camarín de las Catalinas, al que llegaba por esas escaleras que tantas veces subió de niño, dedicó buena parte de su intervención. “Con una cruz de sarmientos Dios camina penitente, rey de reyes en el lagar bendito de la malacitanía; alzándose soberano sobre carrete de dorados, como pámpanos de sol que esperan la vendimia nazarena, como zarcillos de cepas viejas que cobijan la madera, como tronco de vid con racimos de faroles de luz”. 

Pero no quiso olvidarse el pregonero de las grandes devociones de la ciudad. Como el Cautivo (“Dios entre su gente”), la Virgen de la O y el Cristo de la Buena Muerte, al que dedicó una original oración inspirada en el Novio de la Muerte. Ni por supuesto de la Virgen del Rocío, de la que fue pregonero de su coronación en el año 2015, y por la que se deshizo en piropos de fervor sentido: “(…) no hay madre como Tú ninguna que proclame el gentío, que eres novia nazarena de Andalucía y te llaman Rocío”. Y a la Esperanza le ofreció una auténtica declaración de amor. Fue, según reconocía en las vísperas, la parte que más costó redactar al pregonero. Y la última. Mucho que decir. Mucho que sentir. “Que no hay en la tierra persona que te creara, que Tú eres rayo de luz de eternidad que buscó el mejor consuelo, caricia de terciopelo, azucena del alba, biznaga de jazmines de percheles y al pedir con el llanto una caricia de pañuelo, Dios cubrió con manto de romero esta tierra para siempre, del norte de montes al sur del mar, de este de dorados a oeste de azules para que Málaga fuera el cielo y creó con ella una alianza para dejárnosla y decir que ¡la Madre de Dios se llama Esperanza!”

Con una cruz de sarmientos Dios camina penitente, rey de reyes en el lagar bendito de la malacitanía

Tampoco quiso el pregonero dejar de tener memoria nazarena de todas esas personas que han sido referentes de la Semana Santa y que ya están en el Cielo. Por eso tuvo un cariñoso recuerdo de auténticas celebridades cuya intervención fue decisiva para que la Semana Santa de hoy sea tal y como es. Desde Antonio Baena a Angelita, de Salutación. Desde Paco Triviño a Jesús Saborido. El tío de los capirotes o Emilio Bautista, el sastre de los nazarenos. Juan Casielles, Eloy Téllez o Jesús Castellanos, inventores de las formas. Pepe Atencia, Paco Hermoso, Pepe París, Pepe Tirado, Enrique Navarro o Juan Antonio Bujalance. Rafael Gómez, Fany de la Salud, el padre Gámez o Esteban Ribot. Lola Carrera y Carlos Gómez Raggio. Antonio Garrido Moraga. El sargento Villegas, Artola o Rafael Hernández. Javier Zumaquero, Miguel Navas o Alberto Jiménez Herrera. Y, por supuesto, gente curtida bajo los tronos, como Manolo Picasso, Manolo Montero, Luis Rodríguez o Antonio Corrales. "Somos herederos de mil tiempos, de encuentros en las esquinas del reloj de arena de los cofrades como prismas de cuentas de plata, somos el presente que se cinceló de entusiasmos con los siglos y dejó las huellas en la ciudad del paraíso".

El Pregón de la Semana Santa de Málaga de 2023, de Francisco Jiménez Valverde, en imágenes

Jiménez Valverde junto a su jefe en el Teatro del Soho, Antonio Banderas, antes de comenzar el acto. / Jesús Mérida

Las figuras claves de la Semana Santa

Sin duda, quedará en la memoria del corazón su revisión pregonera de las figuras claves de la celebración pasionista, como los nazarenos, los músicos y, en especial, los hombres de trono, a los que dedicó, quizás, los más sinceros elogios de su texto. “Málaga tiene tantas miradas como penitencias te miran”, señaló Jiménez Valverde, que reconoció que quiere ser nazareno, y seguro lo será cuando abandone el varal. Nazareno “de estirpe y lejano y del presente que se guarda con el tiempo”. Aquí caben todos, los que se tocan de esparto o se ciñen con cíngulo dorado, los de capa y cola recogida, los de tergal y damasco. 

También se detuvo en quienes ensayan durante todo un año para llegar a la Semana Santa en plenitud y acompañar con su música a los sagrados titulares en procesión. “Días y noches que se viven entre notas”, dijo el pregonero, que se acordó de la banda madre y maestra de los Bomberos y de todos los músicos que hacen posible el pentagrama de Pasión de cada primavera. 

El Pregón de la Semana Santa de Málaga de 2023, de Francisco Jiménez Valverde, en imágenes

Cortés del Pueblo, autor del cartel de 2023, el obispo, Jesús Catalá, y Jiménez Valverde. / Jesús Mérida

Pero lo mejor de su pregón se lo dedicó a sus compañeros del varal, a los hombres de trono, "una cuadrilla de elegidos que reclama una y otra vez la verdadera cruz como varal que nos lleva a la gloria". Prácticamente en el ecuador de su exaltación, su mención más exclusiva a los "atlantes de la mecida". "Aquí está la gloria de pasar a la historia, de unos varales de sangre como madero al hombro, del metal de las lágrimas como llanto de esfuerzo, aquí el compás es infinito y los sueños rezan hincando riñones, haciendo palanquita, agarrándose al varal, grabando el hombro a fuego de pasiones", dijo de quienes prestan su hombro para su maceración bajo el peso de la maquinaria barroca itinerante. Se refirió al Submarino de la Esperanza, pero sin nombrarlo, y remató con un efectista y evocador: "que los tangaos siguen sin entrar por las Puertas de los Cielos", rememorando el final de su célebre pregón de los hombres de trono y que le dio nombre como futuro pregonero de la Semana Santa de Málaga, una encomienda que, ya por fin este sábado, ha sabido cumplir con creces.

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