Vísperas

Domingo de Pasión: buen tiempo, traslados y mucha gente

Sangre y Piedad arrancaron el ya esperado Domingo de Traslados, en el que diez cofradías llevaron a sus titulares a sus tronos procesionales para prepara la inminente Semana Santa

Isabel Cisneros

El Centro está lleno de gente. Las terrazas llenan las calles y la gente llena las terrazas. Muchos no sabrían decir qué significa 'aliquindoi' o 'pechá'. De hecho, difícilmente dan los buenos días en español. El sol brilla con fuerza y el calor va obligando a aligerar la ropa. Parece un día cualquiera en una ciudad muy turística. Pero no lo es. Es un domingo y de fondo, muy a lo lejos, se escucha el sonido de los tambores. Como si fuera el flautista de Hamelin, buscando ese sonido encuentras a familias, grupos de amigos o alguien con una cámara al hombro. Los caminos conducen a los límites del Centro y se adentran en la Cruz del Molinillo. Es Domingo de Pasión y hay diez traslados previstos. Por eso en Málaga se conoce como Domingo de Traslados. La Semana Santa empieza en una semana.

Sangre y Piedad

Mientras resuenan las palabras de Francisco Jiménez Valverde -Paquito- en la cabeza de muchos cofrades y se suceden los comentarios sobre el pregón ("Me ha encantado volver a escuchar los de los tangaos", "ya era hora que lo diese Paquito", ""ha sido Paquito en estado puro"), el Cristo de la Sangre inicia su periplo por la feligresía de San Felipe Neri y llegará a la Cruz del Molinillo. Un lugar de encuentros. No sólo con el Convento de las Mercedarias, si no también con la Virgen de la Piedad, que celebró esta mañana del Domingo de Pasión su traslado desde su capilla.

Es más. No fue el único encuentro de esa mañana. El Domingo de Traslados es día de encuentros en la calle. De ver a esa fotógrafa con la que siempre hablas delante de un trono y ahora lleva una vela en el traslado de la Sangre, como es Lola Rengel; o a Antonio Jódar haciendo una parada antes de seguir viendo traslados, o Gonzalo Sichar que iba buscando el sonido del tambor junto a su hija, un relajado Ángel Escalera y tantos otros que podrían calificarse de "conocidos en Cristo", por coincidir siempre en alguna procesión.

Los traslado del Domingo de Pasión de 2023, en imágenes | Semana Santa de Málaga

Los traslado del Domingo de Pasión de 2023, en imágenes | Semana Santa de Málaga / Eduardo Nieto

Eso es algo que tiene el traslado de la Sangre. Es esa primera cita de encuentros alrededor de un crucificado llevado con sobriedad directamente a hombros. Un privilegio para unos cuantos entre los que está el pregonero de la Semana Santa de Málaga de ese año. En este caso, Paquito Jiménez Valverde, que fue recibiendo abrazos y felicitaciones a cada paso.

El cortejo de traslado contó con la presencia de unos integrantes de la Agrupación Musical de la Vera+Cruz de Campillos, que procesionan con el Cristo el Miércoles Santo y que este año le han acompañado en el traslado. Tras el trono de la Virgen de Consolación y Lágrimas, la Banda de Música de La Paz, que acompañó con su música el traslado, con piezas como 'Malacitana', tocada ya en el final, para entrar en Dos Aceras, 'Consolación y Lágrimas' o 'Cristo de la Sangre', entre otras. La Virgen lució con el malva como enseña, tal y como es característico en ella, con un estilo barroco, incorporando medallas y distinciones atesoradas por esta centenaria advocación.

Mientras el cortejo de la Sangre bajaba por la calle Parras y pasaba por Gota de Leche para ir a la Cruz del Molinillo, el traslado de la Piedad tomaba forma en la calle. El cambio al Domingo de Pasión por la mañana le ha permitido ganar un momento de encuentro con la Sangre al amparo del convento de las Mercedarias. Las mujeres de la cofradía, como suele ser habitual, protagonizaron el traslado de esta imagen, en un trono plateado que llamaba la atención y con el toque de los lirios morados en el frontal.

Mucha gente alrededor de la capilla de la Piedad para acompañar a esta devoción, que sigue siendo un referente en su barrio.

Traslado de Gitanos

Traslado de Gitanos / Eduardo Nieto

Transado de Gitanos

Domingo de traslados. En las manos ya lucen sillas plegables, libros para saber los recorridos, y las formas más típicas y aún así más efectivas de combatir los 27 grados, helado y botellas de agua. Se suma una dosis de arrepentimiento por haberse bajado la americana o la sudadera que parece que va a hacer poca falta esta tarde. 

El primer traslado del domingo arrasa con unas calles llena de feligreses que intentan buscar atajos para ver lo más cerca posible a Jesús de la Columna y María Santísima de la O. Por el final de la calle Cárcer, aunque todavía el aire no transporta el olor, ya se ve el incienso. La fecha de hoy ya tiene un hueco marcado en calendario cofrade con nombre propio y un arraigo entre los malagueños que, desde luego, se siente en la calle. 

El escudo de la Hermandad de los Gitanos anima a los de las primeras filas y a los que intentan asomar las cabezas desde calle Beatas. También lo hacen las primeras velas encendidas, que aunque no ejercen su función de alumbrar, anuncian la llegada de un trono de madera oscura sencillo y solemne, que es símbolo. La ocasión de ver a Madre e Hijo juntos. 

Con el acompañamiento musical de la Banda de Los Gitanos, por supuesto, la ocasión se convierte en una oportunidad para sentir, literalmente, las imágenes. Es entonces cuando una mujer, que también lleva el apelativo de ‘madre’, acerca al más pequeño de los suyos en brazos a la Virgen y con su mano roza el manto bordado de hilo de oro que hoy luce a María de la O. 

El traslado, por definición, es corto pero intenso. Las velas ya encendidas, queda una semana para que comience todo un año más. 

Traslado del Prendimiento

Traslado del Prendimiento / Gregorio Marrero

Prendimiento | La cita obligada con Capuchinos

Conforme avanzaba la tarde, la plaza de Capuchinos se iba revistiendo del ambiente de los grandes días de la Pasión, y de la Gloria fundamentalmente. Y es que iba a salir el Prendimiento. Ni más ni menos. A punto de concluir la eucaristía, que reunía en torno al sacrificio eucarístico a la mayoría de quienes luego iban a participar en la comitiva del traslado, los aledaños de la Divina Pastora ya eran un auténtico hervidero de almas. Da igual cuál sea la oferta procesionista de cada Domingo de Pasión, que el Prendimiento siempre tira. Siempre llama. Siempre convoca.

Las hermanas portadoras ya estaban impacientes por meterse bajo el varal. Dentro del templo terminaba una ofrenda floral de las distintas instituciones, entidades, asociaciones y colectivos vinculados a la corporación. Centros que se depositaban a los pies de las imágenes y que les acompañarían en la procesión. 

Se pedía silencio y sonaba una saeta. En el trono de traslado aguardaban el Señor y la Virgen del Gran Perdón. Él, con su maravillosa túnica burdeos y nuevo manteo brocado, donado por las mujeres que llevan el trono, que a su vez, estrenaban uniformidad. Ella, a su lado, en perfecta combinación cromática, con manto bordado también burdeos, saya blanca, pellizco casi de abuela en la frente, y en su pecho, el lazo rosa alusivo a las enfermas de cáncer de mama y que su Gran Perdón tanto consuelo y esperanza ofrece.

Tras todas estas previas, como suele ser habitual, con cierto retraso se echó a andar la procesión. Los guiones de la Pastora y el Dulce Nombre recibían la procesión. Avanzaba la cruz guía por Eduardo Domínguez Ávila con sus naranjos cuajados. Bajaba la comitiva compuesta por cirios, para cubrir la distancia que la separaba del centro sanitario de las Hermanas Hospitalarias donde, tras la pandemia y los rigores y exigencias postpandémicos, por fin pudieron regresar las imágenes en su traslado a visitar a los enfermos, una de las razones de ser de esta procesión y que justifica su itinerario.

El barrio tiene claras sus citas irrenunciables. Marca en rojo los días más especiales de su calendario. Y cada Domingo de Pasión supone un reencuentro emocionado de los vecinos de hoy con los de siempre, que regresan para compartir los momentos más intensos junto a su cofradía más clásica y de toda la vida.  

Una escuadra de la banda de Bomberos desfilaba a modo de escolta en la procesión y la banda de música de la Soledad de Mena, que llevaba tiempo formada, acompañaba musicalmente a las andas, interpretando en primer lugar el Himno Nacional, ‘Gran Perdón’, de Gabriel Robles y ‘Málaga a su Virgen de la Victoria’, de Ginés Sánchez, en los primeros metros. 

Traslado de la Pollinica

Traslado de la Pollinica / Eduardo Nieto

Pollinica | Un viaje de generación en generación y una ofrenda del Vaticano

A escasos minutos de que el traslado de la Hermandad de la Pollinica llegue a calle Granada de su salida de San Agustín, hay una partida de tetris, aquel juego de los 80 y 90 que consistía, en definitiva, en aprovechar el espacio para apilar piezas de colores. Aquí, son los locales y turistas los que intentan aprovechar los huecos disponibles que quedan en los portales o al comienzo de las bocacalles que dan a la Plaza de la Merced. 

En el suelo, gotas de cera. En las caras de los que esperan a Jesús a su entrada en Jerusalén y a María Santísima del Amparo, muchas ganas, y quizás algo de impaciencia. Sus miradas se dirigen a los hermanos de la cofradía, que aunque cada año lo hacen con el capirote puesto, este domingo de traslados lucen con orgullo el hecho de pertenecer a la hermandad, primero los más noveles y después los adultos. 

Su paso es lo que representa el portador del último varal, o más bien su muñeca, que lleva escrita la palabra “Vida”. 

El primero en asomarse a calle Granada es San Juan sobre un trono pequeño que llevan a hombros una decena de jóvenes. Le siguen los titulares. En las manos de la Virgen, llama la atención la cantidad de rosarios que se entrelazan entre sus dedos tallados. Uno de ellos es, de hecho, inédito, una ofrenda de la República del Vaticano que ha traído el propio representante del Papa, Edgar Peña

Con el paso de la hermandad, llegan los: “Vamos que no nos da tiempo a verlas todas”. La lista de los ‘conseguido’ sigue creciendo bajo el eco de los tambores. 

Traslado del Huerto

Traslado del Huerto / Eduardo Nieto

El Huerto se impone en sobriedad

Siempre se ha dicho que el traslado del Huerto representa el contrapunto de la jornada, aunque puede que ya no lo sea tanto, puesto que su modelo sobrio, sus formas depuradas, su estética reservada pero no por ello menos seductora y atrayente, se ha venido extendiendo, también, en el propio Domingo de Pasión. Como pocos minutos antes había hecho Gitanos, salía de los Santos Mártires y se disponía a recorrer un entramado perfecto de callejas de la feligresía, aún intramuros, de camino a la otra ribera de río Guadalmedina, donde se encuentra su casa hermandad, en el ‘lejano’ Perchel

Los sones fúnebres de la capilla musical. La seriedad de la comitiva. El humo ascendente del incienso ante las pequeñas andas. Esas miradas implorantes dirigidas al cielo tanto del Señor de la Oración en el Huerto como de su Madre de la Concepción… son ingredientes indispensables para el rigor y el recogimiento. El recorrido por la plazuela de San Juan de Dios, Coronado, el Callejón del Pericón o Arco de la Cabeza también invitaba a ello. Su paso por el oratorio de Santa María Reina, de la hermandad de las Penas, en Pozos Dulces, donde poco después se iba a producir la entronización del Cristo de la Agonía, supuso un punto de inflexión con el encuentro de las dos corporaciones y el respetuoso saludo a las imágenes. 

¿Por qué todo, o casi todo, lo que sucede en este entorno recuperado es tan bello? 

Un nutrido cortejo de hermanos con cirios se disponían en las dos secciones que componían el traslado, con cera morada y blanca. Con las andas del Cristo, que iba de liso, con el mismo sabor del Dieciocho de siempre, de inconfundible sardineta, encajes en las mangas y potencias de plata, iba la capilla musical Virgen de la Caridad. Clavel blanco de pureza en un moldurón frontal sería de exorno a las pequeñas andas de la Virgen, con saya asimétrica y manto de estrellas.

Por momentos, sobre todo cuando la cofradía bajaba por San Juan, la quietud de este traslado se veía acompañado por el sonido de las bandas que iban en el cortejo de Fusionadas y que habían salido de su sede canónica minutos antes de que la del Huerto llegara a esta zona del corazón del Centro y pudiera cruzar por el puente de Santo Domingo.

Traslado de Fusionadas

Traslado de Fusionadas / Gregorio Marrero

Fusionadas, a su casa hermandad

Fusionadas bajó San Juan. Llegó a la plaza de Félix Sáenz y subió la calle Nueva. Todo este itinerario de traslado hasta el pasado 2022 no era necesario, porque antes de la pandemia la cofradía salía cada Miércoles Santo del interior de su sede canónica. Probablemente con cientos de complicaciones y, por qué no decirlo, hasta conflictos. Con prisas y esfuerzos redoblados, con seguridad, pero las Fusionadas cumplían con rigor con el rito de salir de dentro. La nueva casa hermandad en el Pasillo de Santa Isabel facilita mucho el trabajo, pero resta sentido. No cabe duda. 

Esta Málaga que es cuna del género de cornetas y tambores puede decir ya también que ha exportado el modelo de traslados a otras ciudades. Y este se extiende dentro de la propia capital. 

En la calle Cisneros una familia ponía todo de su parte pidiendo estampitas. En frente, un niño con un tambor de juguete no daba una, pero lo intentaba. Detrás, una pareja teorizaba sobre cofradías con menos acierto que el redoble del niño. Y mientras pasaba el cortejo de Fusionadas, que ya afrontaba los últimos metros antes del encierro. Tres secciones, porque Ánimas de Ciegos llegará a la casa hermandad el mismo Miércoles Santo por la mañana, componían la comitiva, con Azotes y Columna abriendo, acompañado de la banda de la Redención del Arroyo de la Miel. Le seguía un pequeño grupo de hermanos con velas delante del Cristo de la Exaltación, en sencillas parihuelas. Y por último, tras el tramo más numeroso y la presidencia de la hermandad, la Virgen del Mayor Dolor, consolada por San Juan. Iba de hebrea. Con rosas blancas y sobre unas andas de orfebrería plateada que era un canto a las letanías marianas. La banda de música de la Esperanza, como hará el Miércoles Santo, la acompañaba con sus sones. 

Reencuentro en La Cruz

Los vecinos de La Cruz del Humilladero ya identifican la nueva imagen del Cristo de Humildad y Paciencia con su Señor. Han sido pocas semanas de relación sentimental, desde la bendición de la portentosa obra de Ruiz Montes el pasado mes de noviembre. Pero el flechazo devocional se produjo de inmediato. Desde el primer contacto. A ver quién puede mantener la mirada a tanta mansedumbre. A tanta docilidad.

En tan poco tiempo, este Señor de la Málaga habitada, se ha echado a andar ya en varias oportunidades, llevándose ya a la gente de calle. Primero en el traslado en las vísperas de esta Cuaresma que agoniza a San Julián. Y después, siendo protagonista del vía crucis de la Agrupación de Cofradías en la Catedral, regresando en loor de multitudes a su templo.

De San Vicente de Paul salía este Domingo de Pasión para llevar a cabo su traslado, siete días antes de la estación de penitencia. La corporación de carácter carmelita lo tenía todo perfectamente preparado, como ya es costumbre. Siguiendo los cánones cofrades más elementales se produjo este tránsito obligado y necesario hasta la casa hermandad. En andas independientes. El Cristo lucía por vez primera en la calle las potencias de capilla. El risco que le sirve de trono en su paciente espera hasta su crucifixión venía adornado con claveles rojos y helecho de cuero. Unos sencillos fanales con cera tiniebla iluminaban el conjunto.

La Virgen de los Dolores y Esperanza, por su parte, como ya es habitual, lucía una estética de inspiración carmelitana, con escapulario bordado sobre terciopelo de color marrón y manto brocado de color crema. Muy clásico su concepto floral, con clavel blanco en un discreto centro frontal y en las pequeñas ánforas y cinco candeleros bajos a modo de media luna, a sus pies.

Mientras el Cristo parecía avanzar ingrávido, en perfecto silencio, su Madre llevaba el acompañamiento musical de la banda de La Cruz del Humilladero.

Entronización del Cristo de la Agonía de Las Penas

Entronización del Cristo de la Agonía de Las Penas / Eduardo Nieto

Silencio y melodías de una soprano se unen en Las Penas

Después de la entronización de María Santísima de las Penas el viernes, las puertas de la casa hermandad se abren para lucir la talla del Cristo de la Agonía, que este próximo octubre celebrará su 51 cumpleaños. Es su turno. En la cofradía se siente el respeto de un momento que sigue siendo icónico, aunque se celebre cada año, y que se sucede como una misa. 

La melodía corre a cargo de una soprano, Esperanza Aparicio, a la que acompañan un oboe, un órgano y una flauta. La talla del Señor se aproxima a la puerta sobre los hombros de algunos de los hermanos más veteranos. 

Es entonces cuando el cuello de los feligreses se inclina hacia arriba y los ojos se dirigen a un sistema de poleas que aparece sin avisar. El silencio del anfiteatro armoniza unos instantes marcados por el crujir de las cuerdas sobre los brazos de la cruz. Es entonces cuando sube. 

El Cristo de la Agonía se queda a escasos metros de un techo decorado por frescos, mientras el trono comienza a acercarse a su encuentro. Como cada año, es Antonio García Chinchilla, uno de los albaceas, el encargado de colocar y encajar la cruz sobre la tela de vivo rojo que recubre el trono. 

Después de un “Dios te salve María”, la hermandad se queda celebrando que en una semana saldrán con su cortejo procesional por el centro de la ciudad. 

Nuestra Señora Mediadora de la Salvación

Nuestra Señora Mediadora de la Salvación

Traslado de Mediadora

A las 18.02 horas, desde la parroquia de San Patricio Nuestro Padre Jesús Nazareno Redentor del Mundo a los sones de “Nazareno de la Salutación” se iniciaba el traslado de Mediadora. La banda que acompaña a los titulares en su traslado, por primera vez hasta su casa hermandad y no hasta su habitual “tinglao”, es la banda musical Virgen del Rocío. Nueve minutos después, a las 18.11 horas, Las Delicias y Huelin aclamaban a Nuestra Señora Mediadora de la Salvación, que inicia su paso con la marcha “Mediadora”. Lo novedoso de este traslado es precisamente esa llegada hasta su flamante casa hermandad en calle Cómico Riquelme. Ambos titulares están sobre unas sencillas andas que portan los hermanos de la hermandad.

Huelin está repleta de gente. Su barrio es muy devota de la Hermandad y no la dejan sola en ningún momento del recorrido. Uno de los puntos claves ha sido su saludo a la Virgen del Carmen de Huelin, donde han cantado 'La Salve'.