Historia

¿Qué dijo el obispo en el 'pregón del obispo' de 1976?

Ramón Buxarrais planteó a las cofradías un revolucionario plan, siguiendo el ejemplo iniciado por el propio Obispado, en el que se mostraba dispuesto a autorizar la venta de los bienes que no fueran estrictamente necesarios para el culto y, con ese dinero, ayudar a las familias malagueñas más necesitadas y castigadas por la crisis económica y el paro - La polémica estaba servida

Ramón Buxarrais se dirige a los cofrades tras el pregón de la Semana Santa de 1976, que fue presidido por el Nazareno de Viñeros.

Ramón Buxarrais se dirige a los cofrades tras el pregón de la Semana Santa de 1976, que fue presidido por el Nazareno de Viñeros. / Agrupación de Cofradías

Ignacio A. Castillo

Ignacio A. Castillo

La Semana Santa de 1976 fue la primera en celebrarse tras la muerte de Francisco Franco y la primera del recién proclamado Rey Juan Carlos I. La maquinaria franquista aún se mantenía inalterable, pero los tiempos eran convulsos y ya apuntaban al gran cambio que iba a traer consigo la Transición. Las cofradías, imbricadas en su contexto social, convivían en este ambiente de incertidumbre general en el camino hacia la democracia. Hasta ahora habían sido adscritas descaradamente al Régimen y tenían que esforzarse también por renovarse. 

Ramón Buxarrais era obispo de la diócesis desde 1973. Tras tres años ocupando la sede malacitana, podía ya tener una idea más o menos consolidada de cuál era la función evangelizadora yu social de las cofradías en el seno de su Iglesia. En previsión a que en aquella Semana Santa pudieran producirse algunos altercados, el prelado, junto a otras autoridades civiles, habían solicitado el adelanto horario de las procesiones para evitar así la madrugada. 

Aquel Jueves Santo se produjo la última salida, como cofradía agrupada, del Mutilado, en un nuevo trono y con el Cristo en posición horizontal. Hasta 2022 no volvío a salir en procesión, ya como Cristo de la Clemencia, y con la imagen restaurada y con sus extremidades, amputadas desde 1936, repuestas. Pero más allá de algunos retrasos motivados por la amenzada de lluvia, aquella presumible Semana Santa tan turbulenta se desarrolló sin más incidencias. 

La polémica, sin embargo, ya se había vivido en las vísperas, durante el pregón oficial que aquel año pronunció el periodista Francisco Fadón. Para finalizar el acto, tomó la palabra Buxarrais para dar una disertación que hizo temblar los pilares cofrades en aquel momento. De hecho, este pregón ha pasado a la historia como 'el pregón del obispo'. ¿Qué dijo el pastor de la dióceis para que aún hoy, 47 años después, haya quien recuerde estas palabras? ¿Pero qué dijo realmente?

La Opinión de Málaga se ha hecho, gracias a Pepelu Ramos, con la grabación de su discurso, y que reproducimos a continuación:

¿Qué dijo por tanto, realmente, el obispo? Porque a los anales pasó el relato, un tanto simplista, quizás, de que Buxarrais había pedido a las cofradías que vendieran todo su patrimonio para, con ese dinero, ayudar a los pobres. Sin duda, en parte sí. Y bien podría ser esa su intención, pero matizada en todo caso, dado el contexto.

El escenario económico que atravesaba España en 1976 era demoledor. La consecuencia más dura de la crisis fue, seguramente, el resurgir del paro: el país había sumado 1,5 millones de desempleados en pocos meses, hasta alcanzar los 3,5 millones. Esas cifras situaban la tasa de desempleo español a la cabeza de Europa. La necesidad era acuciante y urgía a plantear soluciones. Por este motivo, el prelado aprovechó esta plataforma y esta oportunidad para anunciar un revolucionario plan a través del que el Obispado se disponía a hacer "una seria y objetiva revisión de todos sus bienes para crear con una modesta fuente de trabajo". 

Buxarrais pedía a los cofrades que en la ya inminente Semana Santa, "detrás de cada imagen de Cristo paciente y Virgen dolorosa" se adivinara "el rostro de los malagueños que soportan la cruz del paro o la extrema inseguridad económica".

"Como pastor de la diócesis os invito a que me sigáis. Seguidme de manera individual como familia o como empresa. Seguidme sobre todos los que para vivir más vuestra fe en Cristo os esforzáis por ser miembros vivos de la comunidad parroquial, asociación, movimientos apostólicos, comunidades de base o cofradías", señalaba en su discurso, que fue interrumpido en un sonoro aplauso cuando indicó que "la Iglesia de Málaga quiere desprenderse de alguna o varias propiedades para crear nuevos puestos de trabajo en la provincia".

Invitación a los cofrades

Pero claro, eso fue antes de que pidiera el mismo ejemplo a las cofradías y otros movimientos. ¿Pidió el obispo la venta del patrimonio cofrade? No exactamente. Señaló textualmente que estaba "dispuesto, en cuanto mi servicio me lo permita, a autorizar la venta de lo que no fuera estrictamente necesario para la vida de la comunidad o culto". 

Reconocía Buxarrais que esta invitación podía haber dejado "perplejos entre la sorpresa y la imprecisión" al auditorio, por lo que, consciente de ello, pedía también que ahora se evitaran los aplausos. 

"No hacemos nada nuevo. La Iglesia, a lo largo de su historia, sea a través de personas o de instituciones, ha sido el cirineo de la Humanidad", argumentaba también. "Que todos, pesonal o comunitariamente pongamos nuestro hombro bajo el madero de la cruz de Jesús, que sube al Calvario en la persona de tantos malagueños", insistía.

¿Cuál fue la reacción posterior del mundo cofrade tras esta invitación? (1) La Agrupación convocó junta de gobierno extraordinaria que se celebró a los cuatro días. En ella se acordó una respuesta al obispo, en la que se explicaba que su propuesta no iba a tener utilidad, dado que los bienes cofrades ya pertenecían al pueblo. Reprocharon a Buxarrais sus palabras, por inoportunas, aunque ratificaban su respeto a la jerarquía eclesiástica y pedían mayor claridad en lo que, realmente, pretendía el obispo de las cofradías. 

Antes incluso del Domingo de Ramos, se celebró una tensa audiencia con todos los hermanos mayores. Tras esta reunión, el obispo dio marcha atrás y la diócesis publicó una nota oficial en la que rectificaba y aclaraba que las declaraciones del prelado, exactamente, no iban dirigidas ni a las cofradías ni a los cofrades.

Aunque la relación de Buxarrais y las cofradías se dulcificó con el tiempo hasta el punto de que se trata de un prelado al que se echa de menos, todo esto sirvió, sin embargo, de caldo de cultivo para que las corporaciones nazarenas se convirtieran en el centro de las críticas de otros grupos cristianos y círculos religiosos, algunas veces liderados por los propios clérigos, canónigos en algunos casos, teólogos de gran influencia, como José María González Ruiz, que lideraban ataques que aún hoy incluso, perduran por parte de otras asociaciones parroquiales que no entienden la función estatutaria de las cofradías, aunque su pertenencia a la Iglesia y su importancia sea ya una cuestión indiscutible.