Glorias

María Auxiliadora empapa con su sonrisa el alma de Capuchinos

Tras una madrugada de intensas tormentas que activaron el aviso amarillo en toda la provincia y una mañana marcada por las nubes y algún que otro chubasco intermitente, el cielo de la ciudad se contuvo para permitir la salida procesional de la Madre de los Salesianos, que volvía a erigirse en epicentro de la piedad popular malagueña un nuevo mes de mayo

Ignacio A. Castillo

Ignacio A. Castillo

La familia salesiana de Málaga ha vuelto a reunirse este sábado al completo en torno a su Madre. Una Virgen que tiene rostro familiar, que ofrece su luz resplandeciente y que se ofrece a diario como guía. Como faro en tierra. Una Madre que acude diligente a la playa a la que llegan nadando sus hijos en cada uno de sus naufragios. Ella siempre está ahí, presidiendo su Santuario. Recibiendo tantas visitas a la hora del recreo, o los días 24 de cada mes. Amable y admirable. La dicha gloriosa de cada último sábado de mayo volvió a empapar las calles de Capuchinos con la salida procesional de María Auxiliadora, que pese al nublado, después de una madrugada de tormentas, pudo reencontrarse con sus vecinos.

Ella, como el agua de la lluvia, es una devoción que cala hasta los huesos. Y todo lo inunda. Cualquier rincón de su itinerario aparecía engalanado con los colores que la definen: rosa y celeste. Después de una novena que un año más ha sido multitudinaria, con capuchineros que se fueron y que vuelven fieles a su cita para participar en los cultos, puntuales además, desde el rosario hasta la salve, la procesión ponía el broche de oro a este mayo salesiano. 

El cielo se contuvo para permitir la salida de la comitiva. Y de pronto, el barrio parecía el centro del mundo, que venía a confluir entre la plaza de Capuchinos y la casa hermandad de Salesianos, donde la Virgen aguardaba entronizada desde la víspera. Llegaban poco a poco los participantes en la comitiva. Las bandas, para acompañar los tronos, que afinaban y hacían sonar sus instrumentos antes de formar y de dirigirse en pasacalles hasta el Santuario. Cadenetas, banderitas y flores de papel adornaban la amplitud de Eduardo Domínguez Ávila, desde la fachada del templo hasta la de la casa hermandad de la cofradía del Cristo de las Penas, de donde colgaba gran repostero azul con el escudo de la asociación.

La procesión de María Auxiliadora, en imágenes

Los hombres de trono estrenan túnicas. / Eduardo Nieto

La inconfundible estampa de María Auxiliadora es capaz de convertir en alegría la más grande y desdichada de las tristezas. Si alguien pensaba que la predicción meteorológica podía suspender la procesión debía haber supuesto que la única lluvia que vería el sábado sería la de los pétalos que de forman insistenten caerían sobre la imagen, que te atrapa, se ofrece, te acoge en sus brazos, se inclina y hasta sonríe. Y ese gesto es un imán devocional que la convierte en pilar fundamental sobre el que se asienta la piedad popular malagueña. Y así se crea el arraigo. Los niños de ayer crecieron queriendo a la Virgen y ellos hoy han sabido transmitir ese cariño a sus hijos. Y sus hijos a sus hijos. Y todos, en Capuchinos, traspasando fronteras.

El trono lucía un arreglo floral con hasta una treintena de especies variadas, de distintos colores, entre las que destacaban las peonías rosas o fucsias y las gordonias 'huevo frito', por su asombroso parecido, blancas y amarillas. Estudiada composición relacionada con la solemnidad de Pentecostés, que se celebra este domingo, y homenaje a la Virgen del Rocío de Almonte, ya que son flores que habitualmente rematan su ajuar, ya de Pastora, ya de Reina. No fue el único guiño que portaba María Auxiliadora, ya que de una pulsera pendía una medalla con la forma de la espadaña de la ermita de la Aldea. Y también otra con la imagen de la Virgen del Rocío, Novia de Málaga, que a la misma hora recorría las calles del vecino barrio de la Victoria y Lagunillas.

Sobre su cabeza, la corona del centenario de la coronación, realizada en 2007 bajo diseño de Eloy Téllez y con ejecución del maestro joyero Manuel Valera, confeccionada en plata sobredorada con incrustaciones en oro, perlas y piedras preciosas, y que no sacaba desde el 2019, cuando en plena procesión se partió el halo que la remata. El año pasado 2022, tras los dos años de suspensión por la pandemia de la Covid-19, tanto la Virgen como el Niño lucieron las que en 1907 les impuso el obispo Juan Muñoz Herrera durante la ceremonia celebrada en el colegio San Bartolomé el 30 de junio, y que convirtió a la primitiva imagen de la Auxiliadora malagueña en la tercera imagen en España en recibir esta dignidad, tras la Virgen de los Reyes y la Virgen de Montserrat; y la primera en la diócesis de Málaga. Aquella talla fue destruida en 1936 y Navas Parejo hizo la actual en 1938. Y a sus pies, una gran media luna como símbolo de su Concepción Inmaculada.

La procesión de María Auxiliadora, en imágenes

Cohorte celestial de María Auxiliadora. / Eduardo Nieto

Amplio cortejo procesional

Entre las normas de procesión publicadas, de comportamiento o vestimenta, la Asocación de María Auxiliadora destacaba la importancia de "disfrutar, rezar y agradecer". "Salimos a la calle y debemos estar siempre alegres". Porque así lo quiso Don Bosco y es el leitmotiv de su congregación y de todo el que se educa salesiano. 

El cortejo era tan nutrido que tardó algo más de media hora en ponerse en la calle desde el interior del Santuario: representación de hermandades letíficas, Carmen de Pedregalejo, El Palo o El Perchel, con su guión, y cofradías de Pasión, como la Sangre y Salesianos; niños y niñas de Primera Comunión, junto al simpecado de la Virgen; una sección con una veintena de niños del clero, con túnicas blancas y esclavinas celestes, que portaban cirios; la cohorte de María Auxiliadora, los típicos niños revestidos de angelitos, con alitas de plumas, gasa o espuma blanca; presidencia, antiguos alumnos, dirección del centro educativo, monitores, catequistas, acólitos, sacerdotes... y por primera vez, presencia de cortejo de cirios de tacón azul, que portaban asociados y devotos.

La procesión de María Auxiliadora, en imágenes

El trono de Santo Domingo Savio. / Eduardo Nieto

Tras la cruz alzada, el primer trono en salir fue el de Santo Domingo Savio a los sones del Himno Nacional, interpretado por la Agrupación Musiscal San Lorenzo Mártir, que se iba a disponer tras el trono de San Juan Bosco, que saldría en segundo lugar (en la calle Vasco de Gama sufrió la rotura del perno de uno de los faroles, que no provocó ningún daño). Lo hicieron desde el templo, porque María Auxiliadora permanecía en el salón de trono de la casa hermandad de los Salesianos. La banda de la Paz interpretaba el siempre presente 'Rendido a tus plantas' con el trono aún en su interior. El director titular del colegio San Bartolomé, el salesiano Tomás Sánchez, que procedente de Elche este curso se estrena en el cargo y que ya tuvo en Semana Santa su primera experiencia nazarena y en la novena ha predicado los cultos, daba los primeros toques de campana para que se echara a andar. Ya sonaba 'Auxiliadora Coronada' para que los hombres y mujeres de trono, que este año estrenaban túnicas blancas con cíngulo celeste y el escudo de la asociación en el pecho, iniciaran la maniobra y encararan Eduardo Domínguez Ávila, de camino a la iglesia de la Pastora. Primera estación del recorrido. Allí, con la presencia de las hermandades de la parroquia, era recibida con el repique de campanillas, a los sones de 'Divina Pastora' de Francisco Javier Moreno, y posteriormente, 'Coronación', de Marvizón.

Cálido recibimiento

Le iba a seguir un itinerario novedoso, aunque ya lo realizó el 2022 y dado el éxito lo ha continado, por El Molinillo, con visita a la capilla de la Piedad, con 'Saeta Jerezana', de David Hurtado, y el convento de las Mercedarias, y regreso posterior por Segalerva: López Domínguez, Daoiz, Peinado, Hernán Cortés, Vasco de Gama, Rodríguez, Montserrat... Calles en las que el alzacables tuvo que trabajar a destajo para sortear la infame maraña y amasijo que cruza estas arterias y cuya presencia es tristemente habitual en cualquier barrio de Málaga. Calles, en todo caso, que iban a recibir a la imagen como Ella bien merece, con lanzamiento de aleluyas y petaladas promovidas por vecinos y el grupo joven del Carmen. O guirnaldas, globos y cañones de confeti. Hasta hubo lanzamiento de fuegos artificiales en la Alameda de Barceló, mientras la banda interpretaba 'Danos tu Paz' para ingresar en Teniente Segalerva Ruiz. Pero donde realmente iban a desbordarse todas las previones, donde se iba a repetir diluvio devocional, sería en el tramo final del recorrido, en Rojas Clemente.

De arriba a abajo, a izquierda y derecha, completamente engalanada, hasta con la presencia de la tuna, para prolongar la estancia de la Virgen por este rincón de Capuchinos con tanto sabor, tan añejo, de vecinos de siempre que, como antes, volvieron a ponerse de acuerdo, como el pasado año, para dar su mejor versión ante su Auxiliadora. Y allí, en la estrechez, resonaban con un regusto especial 'La Caridad del Arenal', o 'La Paz', o 'Reina de la O' o 'Puerta del Cielo'. Poesías, sevillanas, vivas, guapas, salvas de cohetes, alfombras de romero sobre la calzada... la fiesta salesiana en el más amplio sentido de la expresión, poco antes del encierro.

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