Semana Santa

El Señor de la Cena, peregrino de la Esperanza en la Catedral en el vía crucis

Las estaciones del Vía Crucis de la Agrupación de este primer viernes de la Cuaresma estuvieron inspiradas en la Bula del Papa Francisco para convocar el Jubileo en una ceremonia muy solemne que estuvo amenazada por la lluvia en el último tramo de la procesión de regreso a Santo Domingo

Ignacio A. Castillo

Ignacio A. Castillo

Málaga

Jesús es "el resplandor de su Gloria, y la imagen misma de su sustancia", dice el Libro de los Hebreos. En un primer viernes de Cuaresma verdaderamente gris, con predicciones meteorológicas que pintaban el mapa de la provincia de amarillo, cuando no de naranja, a partir del sábado y que ya apuntaba maneras en forma de posibles precipitaciones por la tarde, el Señor de la Sagrada Cena, envuelto en luz, como ese transfigurado del Tabor, cubierto de oro, tornó la inquietud en esperanza en el vía crucis del Año del Jubileo. Dios de Dios. Luz de luz. “El que me sigue, no andará en tinieblas”

Por eso la coral de la Paz entonaba el ‘Señor seguiré tus pasos’ entre las piezas seleccionadas para el acompañamiento musical de su titular en la primera parte de la procesión en dirección a la Catedral. A las 19.19 horas salía de San Julián el Señor del Pan y el Vino de manifiesta unción elevada por Luis. Lo hacía en su trono, sabiamente adaptado al carácter penitencial del momento. Con cuatro faroles, los de Azotes, cedidos por Fusionadas, y no ese equilibrado conjunto de arbotantes que acostumbra en el Corpus. Sobre monte de claveles morados. Flanqueado por dos ánforas con la misma flor dispuesta en fanal. Y ante los ojos y los móviles del numeroso público que ya se daba cita en la calle Nosquera.  

El trono, el de traslado de la propia cofradía, el antiguo de Palma Burgos de la Virgen de la Paz, recuperado y felizmente restaurado tras un largo periplo en Ceuta, se completaba con cuatro ángeles mancebos en cada esquina que portaban los instrumentos del martirio: una lanza, una corona de espinas, los clavos usados en la crucifixión y la esponja con la que humedecieron sus labios.

La comitiva

Precedido de la cruz guía agrupacional y los nuevos faroles que le sirven de escolta, un centenar de hermanos con velas conformaban el cortejo. A partir del guion corporativo, los hermanos mayores de las distintas cofradías y otros miembros de la junta de gobierno, lo remataban. Y la presidencia de la Agrupación, donde se integraba el hermano mayor de la Cena, Rafael López Taza, que dejará de serlo tras cuatro mayordomías consecutivas. Entre el acolitado, el párroco de Santo Domingo, Antonio Collado. 

Con suma diligencia iba ganando metros por Comedias, Santa Lucía, Granada… calles bulliciosas en las que se terminaba de imponer el silencio. A las 20.00 horas tenía que estar en la Catedral. En la Puerta de las Cadenas ya esperaba el deán, José Ferrary, pregonero de este año, para recibir a la comitiva. Se adelantó el presidente José Carlos Garín, el delegado diocesano, Salvador Guerrero, y el propio López Taza, para pedir la venia. Llegaba el obispo, Jesús Catalá, justo antes. 

Algo más tarde de lo previsto arribaba la procesión y el Señor entraba a la Catedral por segunda vez en su historia. Ya lo había hecho en 2008 para presidir el altar de la Adoración Nocturna en el atrio de la plaza del Obispo. En la solemnidad del Corpus Christi. La entrada fue tan trascendental como emotiva, en medio de una gran expectación

El Señor de la Cena preside el via crucis de la Agrupación

Más tarde de lo previsto arribaba la procesión y el Señor entraba a la Catedral / Eduardo Nieto

Las catorce estaciones

En este Año Jubilar, el vía crucis ha querido servir para que los cofrades, como peregrinos de la esperanza, reflexionaran con particular intensidad sobre el contenido de los últimos pasos de Cristo en el camino al Calvario. Las meditaciones de las catorce estaciones, por tanto, se centraron, por petición expresa de la diócesis, en textos bíblicos sobre la esperanza y en las reflexiones del Papa Francisco en la Bula publicada para convocar al jubileo ‘Spes non confundit’. 

Mientras el Señor recorría las bóvedas catedralicias y consumaba su paso por la nave de la Epístola, el trascoro, la del Evangelio y la girola, los distintos lectores iban completando los textos preparados de las catorce estaciones desde el altar mayor. Tras la oración final, el obispo recordó que con este vía crucis la diócesis celebraba el jubileo de las cofradías, por lo que, tras rezar el Credo y rezar por el Papa, los participantes lograban la indulgencia plenaria, siempre que comulguen en la próxima misa dominical y se confiesen en breve. “Él ha bebido el cáliz de la Pasión y nos invita a participar de la Eucaristía”, señaló el prelado recordando que la cofradía, tras celebrar el centenario de su fundación, en este 2025 conmemora el primer siglo de su primera salida

En el Patio de los Naranjos crecía la ilusión por escuchar las primeras marchas de la agrupación musical de la Estrella de Dos Hermanas, que ya afinaba sus instrumentos fuera a la vez que aumentaba la bulla bajo los árboles que se han apresurado por estallar en flor y aroma.

El Señor de la Cena preside el via crucis de la Agrupación

Un centenar de hermanos con velas conformaban el cortejo / Eduardo Nieto

Via crucis musical

El vía crucis de la Agrupación de Cofradías con el Señor de la Sagrada Cena en la Catedral tuvo una continuación musical en la procesión de regreso de la imagen hasta su sede canónica de Santo Domingo. Durante el recorrido, la agrupación de la Estrella diseñó junto a la hermandad una cruceta en la que se incluían catorce marchas, por cada una de las estaciones, en distintos puntos señalados del itinerario. Cada composición estaba íntimamente asociada, en su título o dedicatoria, a un momento concreto de ese 'camino de la Cruz'. 

Pero la salida por la Puerta de las Cadenas estuvo marcada por una saeta de pellizco a pie de trono, detenido en el atrio, y los primeros compases fueron los de la adaptación del 'Oboe de Gabriel', de la mítica ‘La Misión’, de Ennio Morricone. Ya sí, en la curva de San Agustín con Echegaray la Estrella atacó 'Reo de Muerte', alusiva a la primera estación. Prácticamente no se cabía en las aceras.

Los operarios de Limasam se afanaban con especial dedicación una vez más en esparcir el líquido anticera que un año más amenaza con convertir el recorrido de las cofradías en auténticas pistas de patinaje. La comitiva, ya solo integrada por hermanos, contó sin embargo con la presencia de José Carlos Garín, presidente de la Agrupación pero también hermano de cuota de la Sagrada Cena, por lo que iba ejerciendo. 

Vía Crucis de la Agrupación de Cofradías de 2025 con el Señor de la Cena

De regreso el Señor de la Cena, en una perspectiva desde el puente de los Alemanes. / Eduardo Nieto

Pendientes del cielo, eso sí. Porque los pronósticos seguían advirtiendo de la posibilidad de los primeros chubascos del fin de semana. Decían que a medianoche. Ese airecillo de Málaga tan característico e incómodo que adivina la presencia de una lluvia que ya se huele se dejaba notar en la calle Granada, que prácticamente se hizo a tambor. Había que llegar a Santo Domingo lo antes posible para evitar contratiempos. A las doce, se había autoimpuesto la hermandad, según su hermano mayor, que en la procesión había cambiado el bastón por el martillo. Por eso se acortó el repertorio, pero respetando el vía crucis musical, eso sí, como por ejemplo con ‘Cerca de ti’ en la plaza de la Constitución.

Cuando la procesión discurría por la calle Nueva comenzaron a caer las primeras gotas. Nadie se alarmó, pero sí fue determinante para que el trono acelerara su ritmo. La cofradía, finalmente incluso optó por reducir el itinerario y tras cruzar el Guadalmedina por el puente de la Esperanza, junto a la Basílica, giró hacia la pérgola del río para llegar a su templo de forma puntual en función de las exigencias meteorológicas. Y menos mal, porque cuando el Cristo accedió a su sede canónica a los sones de 'En la Cena del Señor' y el Himno Nacional, la lluvia hizo acto de presencia empezando a caer con mayor intensidad.

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