Devoción

Campillos, una Semana Santa diferente

Diferente, con tradiciones antiguas y un patrimonio reconocido, la Semana Santa de Campillos aspira a ser reconocida internacionalmente

Los Consiliarios es una figura que se hereda del siglo XVIII. Hasta 1936 todas las hermandades de Campillos tenían Consiliarios; sin embargo, la única que ha mantenido la tradición es la cofradía del Santo Entierro

Los Consiliarios es una figura que se hereda del siglo XVIII. Hasta 1936 todas las hermandades de Campillos tenían Consiliarios; sin embargo, la única que ha mantenido la tradición es la cofradía del Santo Entierro / L.O.

Josemi Sepúlveda

Josemi Sepúlveda

La Semana Santa de Campillos es un evento de gran relevancia, no solo para los vecinos del municipio, sino también para visitantes que cada año acuden a presenciar sus procesiones y actos religiosos. La devoción, la puesta en escena de las hermandades y la singularidad de sus celebraciones son algunos de los aspectos que hacen de esta festividad un referente en la provincia.

Tiene una Semana Santa con tradiciones propias y exclusivas, que la convierten en un evento especial y único en España. Estas son las costumbres y tradiciones que han hecho de la Semana Santa de Campillos una manifestación única de fe y cultura: Los Consiliarios, Las Limosnas, El Sermón del Encuentro o el llamado del Jueves Santo, El Paseillo, el Niño Chiquito o las bandas de música son suficientes razones de peso.

El Niño Chiquito, la antigüedad

La talla del Dulce Nombre de Jesús es la más antigua de la localidad datada en el siglo XVIII, de la cual se desconoce su autoría. «Esta realizada en madera de conifera que representa a un Niño de Pasión. La mano derecha se levanta con el gesto de la bendición al tiempo que en la mano izquierda presenta una bola del mundo en plata», describe la tesorera de la cofradía, Oliva Gallardo. Además de antigüedad la cofradía conocida como la de ‘El Niño Chiquito’ aporta una de las tradiciones más peculiares es el llamado Baile del Dulce Nombre, cuyo origen «parece encontrarse en una de esas desventuras que terminan convirtiéndose en divisa de un grupo». El año de su reorganización, cuando la procesión estaba en la calle comenzó a llover. «Gran parte del cortejo abandono a los titulares manteniendo el tipo solo algunos sayones y hermanos. La banda siguió tocando y el público entusiasmado se pronunció aplaudiendo», remata Gallardo.

El Niño Chiquito

El Niño Chiquito / L.O.

El Consiliario, el personaje

El Consiliario nace en el siglo XVII con la tarea de velar por el buen desarrollo de la procesión. «Es oriunda de Campillos. La primera referencia data de un acta de hermandad del Santo Entierro el 31 de marzo de 1675. La historia cuenta que estos queridos personajes nacen para unir a las cofradías mediando entre ellas para un buen entendimiento. Actualmente su función es apoyar al mayordomo de procesión en la estación de penitencia. Al responsable de los Consiliarios se le conoce como Manijero y cuenta con sus propios estatutos. Visten al estilo goyesco con pantalones de polainas con borlas y zapatos con hebillas doradas. El traje se completa con un fajín de treinta centímetros con la insignia de la hermandad bordada en oro, chaquetilla con cuello y con bordados en oro y un gorro cuya remate acaba en punta», relata Adrián Cañamero, vocal de vestuario del Santo Entierro.

El Sermón de las Lágrimas, autenticidad

Este sermón se produce en un culto. «Es un acto dedicado a la titular de la Cofradía de Jesús Nazareno: María Santísima de las Lágrimas. Se celebra en la misa del Domingo de Ramos. La cofradía se reúne en su Casa de Enseres y durante la misa se produce el Sermón», explica José Miguel Carbonero. Es una exaltación mariana que «originalmente eran pronunciados por predicadores llegados a Campillos para tal ofrecimiento o sacerdotes titulares de la parroquia de Santa María del Reposo». Desde 2013, la cofradía designa por méritos a un hermano o hermana dándole una nueva dimensión a este antiquísimo acto que identifica a esta hermandad. El pregonero al finalizar su sermón se le obsequia con un pañuelo «sobre terciopelo burdeos y encargado en moldura se plata».

El sermón del Jueves Santo, la fe

La Hermandad de la Santa Vera Cruz y María Santísima de los Dolores, cofradía de origen Franciscano, «data de 1729. Nuestra hermandad originariamente ofrecía dos Sermones: El Sermón del día de la Cruz y el Sermón del Jueves Santo. Manteniéndose el del Jueves Santo. Desde sus orígenes este sermón eran pronunciados por frailes capuchinos o carmelitas, debido al carácter franciscano de nuestra hermandad desde sus orígenes, en 1569, siempre han sido frailes los que realizaban tal labor», explica el hermano mayor de la Hermandad de la Santa Vera Cruz.

Ahora este Sermón o reflexión es asignado por la junta de gobierno a uno de sus hermanos justamente antes de la salida en procesión del Santísimo Cristo de la Vera Cruz y María Santísima de los Dolores. Por tradición siempre culmina con la frase: «Madre, he ahí a tu hijo. Hijo, Santísimo Cristo de la Vera Cruz ahí tienes a tu madre María Santísima de los Dolores». Es cuando se abren las puertas del templo y se inicia la solemne procesión.

Los acompañamientos, la llamada

Este acto, símbolo de la Semana Mayor de Campillos, es un acto previo a cada salida procesional, «un desfile previo por las calles de la localidad como llamada y participación a la ciudadanía para que acuda a presenciar los cortejos procesionales. Cada hermandad establece un lugar y horario en las que se citan todas las personas que participan en el cortejo procesional y en el mismo orden que ocuparan momentos después en la procesión», detalla la presidenta de la agrupación de cofradías de Campillos y hermana mayor de la hermandad del Santo Sepulcro, María José Palacios.

Las limosnas, taza a taza

Las mujeres cofrades en grupo organizan una merienda donde impera la armonía y la hermandad. En esta merienda se decretan los turnos de ‘las pedidas’. En grupo las féminas de las hermandades van pidiendo por las viviendas con una talleguilla de color identificativo de cada hermandad.

Jornadas antes a los traslados entran en escena los ‘pedidores de tazas’, que pasan por todos los establecimientos y por las casa de los hermanos con unas vasijas llamadas ‘tazas’, que datan de 1652, al grito de «quien pudiere».

Esta rica Semana Santa cuenta con más tradiciones. En Campillos, con una población de 8.500 habitantes aproximadamente, más de 3.500 personas participan en las procesiones. El 55% de la población pertenece, al menos, a una hermandad. Y, para más INRI, cuentan con hasta cuatro bandas de música.

Con esta solicitud, el municipio busca el reconocimiento nacional de su Semana Santa, resaltando su valor histórico y su impacto turístico y religioso.

La resolución del Ministerio será clave para impulsar aún más la proyección de esta festividad y consolidarla como un referente a nivel nacional.

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