Patrimonio

La memoria sentimental de la Expiración en una corona

La archicofradía recupera y estrenará este mes de septiembre la corona de la Virgen de los Dolores que le regaló su hermano mayor perpetuo. Enrique Navarro, obra de Seco Velasco de 1945, la primera gran presea de Málaga, y que en enero de 1984 fue robada y despiezada para vender la plata en un asalto a San Pedro

La Virgen de los Dolores, con la corona sustraída en 1984 y que le regaló Enrique Navarro, en una antigua fotografía

La Virgen de los Dolores, con la corona sustraída en 1984 y que le regaló Enrique Navarro, en una antigua fotografía / Archivo Expiración

Ignacio A. Castillo

Ignacio A. Castillo

Alguien irrumpió en el interior de la parroquia de San Pedro. La iglesia aún estaba abierta. Era enero de 1984. Un jueves, día 19 de aquel primer mes del año. El ladrón trepó por las rejas de las capillas de la Expiración, que entonces eran más bajas que ahora, y las saqueó. Se llevó todo lo que pudo. Entre los enseres sustraídos, entre otras piezas de distinto valor, una corona. No cualquiera, sino la que le había regalado en 1945 Enrique Navarro Torres, hermano mayor perpetuo hasta su muerte dos años antes, y que había encargado en plata al taller sevillano de Manuel Seco Velasco.

Con seguridad, Vicente J. F. T., que así se llamaba el asaltante, no tenía ni idea de que lo que se había llevado tenía mucho menos valor material que sentimental. De hecho, tras despiezarla, apenas fue capaz de vender algunas partes. La cofradía pudo recuperar otras pero nunca recomponer aquella presea, sin duda, la primera gran corona que tuvo una Virgen malagueña. Ahora, más de 40 años después, la Expiración quiere recuperarla y utilizando los recursos gráficos que custodiaba en su archivo, el orfebre Ramón León se encarga ya de esta tarea para que la Virgen pueda estrenarla en sus cultos del próximo mes de septiembre, con motivo de los Dolores Gloriosos de María.

Hermano mayor perpetuo

Enrique Navarro lo fue todo en la Expiración y para la Expiración. Accedió al cargo de hermano mayor en 1923 y en él se mantuvo prácticamente hasta su muerte, en 1981. Revolucionó su cofradía, pero también la Semana Santa de Málaga. Llegó a ser presidente de la Agrupación en épocas de tremanda convulsión. Cuando la mayoría de las hermandades trataban de recuperarse de los estragos patrimoniales sufridos en las dos quemas de 1931 y 1936, la Expiración no solo pensaba en provisionalidades, sino en consolidar un patrimonio definitivo que prácticamente se ha mantenido inalterable desde la década de los años 40 del siglo pasado. Para ello, el concurso de la Guardia Civil fue decisivo.

Don Enrique Navarro entrega credenciales a la Guardia Civil en un acto en el Paseo de Martiricos.

Don Enrique Navarro entrega credenciales a la Guardia Civil en un acto en el Paseo de Martiricos. / Archicofradía de la Expiración

Enrique Navarro ya conocía a Seco Velasco, seguramente gracias a Rafael Alfonso García-Hidalgo, que era el vestidor de la imagen de la Virgen de los Dolores y hacía las veces de representante de este taller de orfebrería en Málaga. Así como del de Esperanza Elena Caro, en bordados. De este obrador salieron, sin ir más lejos, los grandiosos palio y manto de la archicofradía. Y del de Seco, el monumental trono, en 1946. Pero un año antes se produjo un primer encargo: la corona. La robada en 1984.

La primera gran corona de Málaga

Se trata de una presea que, más allá de su tortuosa historia, es de una relevancia supina, por lo que representó y simbolizó en su día. Para hacerla, Seco Velasco, en un periodo de plena madurez artística, se sirvió del modelo que Ángel José Lecaroz había diseñado para la Virgen de la Amargura de Sevilla en 1922. Esta obra fue ejecutada por Manuel y por Eduardo Seco Imberg, a la sazon, padre y tío de Seco Velasco, respectivamente. La generación orfebre anterior había conseguido realizar una obra que marcó un antes y un después y que ha servidio de inspiración para labrar otras muchas coronas, cuando no imitarla directamente.

Para la Virgen de los Dolores hizo una reproducción no del todo exacta en plata de ley con algunas partes sobredoradas, aunque posteriormente fue dorada en su totalidad. Era de estilo rocalla, con canasto imperial. La cruz se alojaba entre las hojas que componían la ráfaga. Según los libros de tesorería de la corporación, costó 17.500 pesetas, más su porte desde Sevilla. 

Retablo cerámico en la iglesia de San Pedro donde figura la Virgen de los Dolores con la corona de Seco Velasco.

Retablo cerámico en la iglesia de San Pedro donde figura la Virgen de los Dolores con la corona de Seco Velasco. / L. O.

Fue la corona de salida de la Virgen de los Dolores hasta que en 1960 Enrique Navarro le regalara la que se conoce como la de las capillas, y que sigue sacando en la actualidad. Desde entonces, aquella otra quedó reservada para el Viernes de Dolores y otros cultos.

Vicente J. F. T. fue quien la sustrajo aquel 19 de enero de 1984. Solo contaba con 19 años de edad. Gracias a la labor policial, fue detenido, enjuiciado y condenado a una pena de cárcel de dos años y cuatro meses de prisión. Y la cofradía pudo recuperar parte de la corona despiezada, pero no toda. Así pensaba el ladrón que sería más fácil venderla. Muchas partes se encontraban, además, en unas condiciones lamentables, lo que hizo inviable que pudiera rehacerse.

La Virgen de los Dolores tuvo la primera gran corona de la Semana Santa, obra de Seco Velasco en 1945.

La Virgen de los Dolores tuvo la primera gran corona de la Semana Santa, obra de Seco Velasco en 1945. / Archivo Expiración

Liberado por El Rico

Por cierto, que la Expiración no quiso emprender acciones legales contra él, pese a todo. Y el Miércoles Santo de 1988 fue liberado por Jesús El Rico. 

Con parte de la plata rescatada, los hermanos de la Expiración hicieron otra corona: la que se utilizó el 4 de octubre de 1986 para coronar canónicamente en la Catedral a la Virgen de los Dolores, la primera dolorosa en recibir este reconocimiento en Málaga. En esta ocasión, se trata de una obra del orfebre hispalense José Jiménez. Otras piezas de orfebrería de la hurtada continúan, sin embargo, custodiadas en la casa hermandad como recuerdo de aquel regalo que a su Madre hizo Enrique Navarro. 

Fuentes de la archicofradía aseguran que "la recuperación de esta corona tiene para la hermandad un significado muy importante ya que, por un lado se amplía el ajuar de la Virgen de los Dolores bajo las pautas de la calidad y excelencia tanto en diseño como en ejecución. Y por otro, desde el punto de vista emocional, se va a recuperar la estética con la que nuestros mayores contemplaron y rezaron a la Virgen de los Dolores, lo que nos une a ellos y a todos los devotos que han tenido como referencia a nuestra titular".

Tracking Pixel Contents