Iconografía

Las virtudes del nuevo trono de Jesús de la Sentencia

El cuerpo iconográfico del nuevo trono de la Sentencia es un ejemplo catequético y artístico de primer nivel, aunque nos paramos en las virtudes

El nuevo trono de la Sentencia.

El nuevo trono de la Sentencia. / Eduardo Nieto

Miguel Ferrary

Miguel Ferrary

Málaga

Quizás sea uno de los mayores estrenos de la Semana Santa de Málaga de la última década. El trono de Jesús de la Sentencia no es sólo una obra magna por su tamaño o por sustituir la última pieza de Pedro Pérez Hidalgo, sino por su programa iconográfico diseño de José María Ruiz Montes y ejecutado por Álvaro Abrines. Es un estudio catequético, con un mensaje profundo, y artístico de primer orden.

Alrededor del cajillo hay numerosos elementos de talla, como los atlantes en las esquinas o el Cordero Pascual y Santiago como elementos centrales. Además, hay cartelas con escenas del Antiguo y Nuevo Testamentos o referentes a personajes de las Sagradas Escrituras, como Esther (símbolo de la salvación de los creyentes) o Susana (que representa el triunfo de la castidad tras ser juzgada injustamente por rechazar a dos jueces abusadores), en la parte femenina; o el Profeta Jonás (que simboliza el renacimiento en la fe) y el Profeta Daniel (que representa la confianza en la verdad revelada sobre la superchería).

Sin embargo, aquí nos vamos a centrar en cuatro figuras que representan las cuatro virtudes cardinales, situadas en los cuatro vértices del trono para explicar la simbología de estas figuras y los elementos que la componen.

Para empezar, la ubicación de estas cuatro tallas no es casual. Se encuentran en los vértices del cajillo, muy en la línea del significado profundo de esa ‘cardinalidad’ de estas virtudes: la justicia, la fortaleza, la templanza y la prudencia. Son consideradas la basa de todo bien. A partir de estas virtudes se construye el resto, por eso se nombran como ‘cardinales’ a imitación de los cuatro puntos cardinales que sirven de guía y orientación.

Situarlas en los vértices muestran cómo estas virtudes unen todo el conjunto iconográfico del trono y que dan sentido al conjunto escultórico del Jesús de la Sentencia. De hecho, Poncio Pilatos es un ejemplo de carencia de esas virtudes: no tuvo la fortaleza para oponerse a las falsas acusaciones, no actuó con justicia, no fue prudente ante la presión de los sacerdotes judíos y se dejó llevar por la impaciencia, sin la templanza necesaria para impartir justicia. Jesús, en cambio, en su antítesis, ya que resume en su actuación estas cuatro virtudes.

Justicia

El nuevo trono de la Sentencia, en imágenes

Talla que representa la virtud de la Justicia. / Eduardo Nieto

Es la primera de las virtudes cardinales y quizá la más reconocible por la balanza romana que tiene en sus manos y que suele ser muy habitual en sus representaciones. De hecho, hay que recordar que la cofradía de la Sentencia representa el momento del juicio a Jesús e, históricamente, ha estado muy vinculada al colectivo judicial.

La presencia de la balanza está relacionada con la ecuanimidad y objetividad con la que se toman las decisiones. Es un elemento que ya usaban los egipcios para simbolizar el juicio de la propia vida tras la muerte. Además, la justicia lleva una espada alusiva a la fortaleza necesaria para impartir la justicia.

La policromía de sus ropas optan por el amarillo, casi dorado, que atiende a un estatus de dignidad, ya que se vincula con los reyes, por ser el color del sol y del brillo del oro. El rojo, que de alguna forma aparece también en otras virtudes, suele vincularse en la iconografía cristiana con el Espíritu Santo.

Fortaleza

El nuevo trono de la Sentencia, en imágenes

Talla que representa la virtud de la fortaleza. / Eduardo Nieto

La virtud de la fortaleza se representa como una mujer con armadura, que recuerda un poco a Atenea, diosa griega de la guerra y sabiduría. En el caso de la pieza del trono de la Sentencia se ha recurrido a un elemento clásico en la representación de esta virtud, como es la columna de piedra a la que se abraza, con idea de mostrar solidez y firmeza, atributos básicos de esta virtud.

La vestimenta que la acompaña es de color azul, un color frío y que suele simbolizar el desprendimiento de todas las preocupaciones humanas y la aspiración a la divinidad.

Templanza

El nuevo trono de la Sentencia, en imágenes

Talla que representa la virtud de la templanza. / Eduardo Nieto

La representación de la virtud de la templanza tiene muchas formas, aunque en el caso del trono de la Sentencia José María Ruiz Montes opta por representarla con una jarra y una copa en la mano. Esto simboliza el gesto de echar agua al vino para moderar sus efectos, ya que la templanza es la virtud de contener los apetitos e impulsos y someterlos a la razón.

De nuevo aparece el rojo, que combina con el verde. Este último color conecta con la esperanza.

Prudencia

El nuevo trono de la Sentencia, en imágenes

Talla que representa la virtud de la Prudencia. / Eduardo Nieto

Hay dos elementos clásicos en esta representación de la prudencia. Por un lado está el espejo, que viene a explicar el conocimiento de uno mismo, así como del pasado y del futuro, para no tomar decisiones sin conocimiento y siempre siguiendo una conciencia recta. Además, se le incorpora una serpiente enroscada en uno de los brazos, que es un elemento que suele acompañar a estas alegorías y que está basada en una cita bíblica: «Sed prudentes como serpientes» (Mateo 10, 16).

Esta virtud es considerada la guía del resto de las virtudes, ya que les indica cómo aplicarlas a partir de la coinciencia, que permite discernir el verdadero bien y los medios adecuados para conseguirlo.

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