Jubileo de las Cofradías

La Esperanza de Roma: el orgullo de Málaga en el epicentro de la fe

La Virgen de la Esperanza hace historia en la Gran Procesión del Jubileo de las Cofradías organizada por la Santa Sede en la que es aclamada por miles de malagueños que responden a su llamada en una cita inolvidable

Roma

A lo largo de la historia, no han sido pocos los pueblos que intentaron tomar Roma al asalto. Tanto esplendor era un objetivo prioritario y una forma de intentar liquidar un Imperio que se extendía en la Edad Antigua por todos los confines hasta entonces conocidos. Lo que no lograron los vándalos, o los cartagineses de Aníbal y sus elefantes, o los visigodos de Alarico... lo ha hecho este sábado la Virgen de la Esperanza en una procesión histórica que nadie podrá olvidar en su vida. Una oportunidad única. Impensable. Inconcebible. Utópica. La Esperanza de Málaga, el orgullo de su pueblo, por las calles de la ciudad eterna en este 2025 en que la Iglesia celebra su Jubileo. La Esperanza, la Reina de Málaga, conquistando un nuevo escenario, ganando nuevos devotos a su causa, internacionalizándose, y anunciando la más bella historia que el mundo ha vivido: que de su seno nació el Redentor de la Humanidad. Y todo ello, en el epicentro de la fe.

Miles de malagueños desplazados no la dejaron ni un instante. Su paso por las grandes avenidas que incluía el itinerario era un clamor. Málaga en la vía Claudia. Málaga en el Coliseo. Málaga en la piazza di Porta Capena. Málaga en el Circo Máximo. Había veces que uno dudaba dónde estaba. Los vítores se sucedieron desde el primer momento, cuando el trono abandonaba el tinglao. ¡Santa Madonna! Y los aplausos. Y el reconocimiento al esfuerzo doble por el complejo adoquinado de los hombres de trono, que estrenaban túnicas conmemorativas y faraonas. "¡Viva la Virgen de la Esperanza!" "¡Viva la Reina de Málaga!" "Viva el barrio del Perchel!" ¡Y viva Málaga!", en definitiva, que ha sabido acoger esta iniciativa con ilusión y entusiasmo, dándole el valor y la trascendencia que realmente merecía y contagiada del trabajo y esfuerzo de los archicofrades que se han erigido en los representantes, los mejores de hecho, de todas las hermandades de la ciudad y de su Semana Santa. Porque si es cierto aquello que todo el mundo es de la suya, pero además de la Esperanza, en esta ocasión el sentido de la expresión se elevaría al cubo.

Gran procesión por el Jubileo de las Cofradías, en fotos

La Virgen de la Esperanza, ante el Coliseo. / Álex Zea

Antes de la Gran Procesión

En las horas previas, el entorno de la plaza Celimontana, donde se elevaba la, por algunos, discutida carpa que daba cobijo al Cachorro y la Esperanza, iba ganando ambiente cofrade desde los puntos más distantes del orbe católico. Desde Génova, Enna, Perpignan, Mafra, León... los representantes de las confraternidades de estos lugares llegaban también para mostrar con dignidad su particular modo de expresar la religiosidad popular en la previa a la Gran Procesión del Año Santo 2025 con el crucificado sevillano y la dolorosa malagueña, las imágenes que fueron invitadas en su día por el papa Francisco a esta inédita celebración jubilar.

La Esperanza de Málaga, el Cachorro y el Nazareno de León procesionan en las calles de Roma

PI STUDIO

Paloma Saborido, que es realmente quién parió esta idea, una locura hecha realidad, hace ya tres años por encargo de Rino Fisichella, determinante de principio a fin en la consecución de este objetivo grandioso, ejercía hasta el ultimísimo momento de coordinadora de la procesión, atendía llamadas, daba indicaciones, disponía, advertía, colocaba... pero también recibía las muestras de agradecimiento de todos los que se sabían este sábado afortunados por estar presentes en este acontecimiento sin igual.

Juan Leiva, vestidor de la Virgen, había querido tener un cariñoso y emotivo recuerdo a Lola Carrera, Nazareno Verde inmortal, que durante muchos años, como camarera de la Virgen, ejerció esta honrosa labor. Sus manos, con un sentido artístico superior, han querido para esta procesión romana que la Virgen luciera un tocado de encaje de Bruselas de punto de aguja del siglo XIX, pero con las tablas que enmarcaban su bendito rostro como las disponía Lola. "La Virgen tenía ganas de Roma y nos lo ha puesto todo muy fácil", decía Leiva, que ha contado con la ayuda de las camareras y de Fran Navarro. Para este cambio tan especial, lucía su clásica saya de volantes bordada en oro sobre tisú de plata de Elena Caro, ceñía su cintura con el fajín que en su día le regaló el Rey Juan Carlos I, y en sus manos portaba el pañuelo que la archicofradía donó para recaudar fondos tras las devastadoras inundaciones de Valencia de los años 50 del siglo pasado, y que posteriormente pudo recuperar. Y el rosario del 25 aniversario de la coronación. Y sobre el pecho, la medalla de Juan Pablo II. Y otro rosario de una familia de Álora que durante la Guerra Civil estuvo enterrado. Y la corona de oro con la que se dio reconocimiento canónico a su devoción secular, obra de Félix Granda... Todo es poco para una Virgen en cuyos ojos, en esa profundidad inabarcable de su mirada, reside Málaga entera.

Tribuna de autoridades en la procesión de Roma, con el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno; el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre; la vicepresidenta del Gobierno, María Jesús Montero;: y el director general de Fundación Unicaja, Sergio Corral, entre otros.

Tribuna de autoridades en la procesión de Roma, con el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno; el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre; la vicepresidenta del Gobierno, María Jesús Montero;: y el director general de Fundación Unicaja, Sergio Corral, entre otros. / L. O.

Lo clásico, por bandera

Los floristas de Pinsapo repitieron el mismo arreglo del último Jueves Santo con predominio de las clásicas azucenas blancas. Porque casi siempre el impacto reside en lo que no cambia. En lo que es reconocible. En lo que confiere personalidad y carácter, sea en Málaga, en Roma o en Alburquerque. Lo clásico, en una palabra. Lo que no pasa de moda ni se imposta. Detalles de todo tipo en el trono, como la indiscutible presencia de romero a sus pies, sobre la peana, o alrededor del espectacular cajillo que en su día tallara Andrés Cabello Requena, y que es una hiperbólica romanza a la proporción áurea de apabullantes dimensiones. "Non he visto cualquosa cosí nella mia vita", decía una policía italiana que participaba en el dispositivo de seguridad de la procesión. Y como no sea en Málaga, seguramente no lo volverá a hacer. Los ángeles que rodeaban el trono lucían lazos con los colores alusivos al Vaticano y a Italia, en el frontal; y en los laterales a España, a Andalucía, a Málaga y a la Orden de Santo Domingo de Guzmán.

Llegada la hora, todo estaba ya dispuesto. En su sitio. Tadeo Furest, el albacea general, que suele tenerlo todo bajo control, reconocía estar "como un flan". Paco Ortega, histórico tesorero de la archicofradía, se sabía emocionalmente vulnerable. "Estamos muy tiernos". Carlos Ismael Álvarez, antiguo hermano mayor, repartía abrazos henchido de felicidad... Mayores, jóvenes, los niños de monaguillo... los que sacaban velas, quienes portaban las insignias. Sergio Morales, el hermano mayor, Antonio Collado, el párroco de Santo Domingo, Salvador Guerrero, el delegado de Cofradías de la diócesis de Málaga, José Carlos Garín, el presidente de la Agrupación... Todos tenían un motivo muy especial y guardarán en su memoria, y puede que mejor aún en su corazón, este regalo de Esperanza.

Gran procesión por el Jubileo de las Cofradías, en fotos

La salida del Cachorro de Triana. / Álex Zea

En el interior del tinglao, tras un Padre Nuestro y un Ave María, se producía la primera levantá del paso del Cachorro a cargo de Alfredro Robles, mayordomo titular del trono de la Esperanza. El Cristo de la Expiración miraba cara a cara al cielo de Roma mientras las bandas de la Oliva de Salteras y la Puebla, tras el Himno de España, atacaron la primera marcha: 'Virgen del Patrocinio', de Gámez Laserna, en recuerdo a la titular mariana que en ausencia del crucificado, preside el altar mayor de la basílica de la hispalense calle Castilla.

Primeros toques de campana

Cuando el Cristo descendía por la vía Claudia, tocaba el turno de los primeros toques de campana del trono de la Esperanza, un honor que correspondió al clérigo malagueño Salvador Aguilera, consultor del Dicasterio para las Iglesias Orientales, nombrado por el papa Francisco este mismo mes de enero de 2025, y que tuvo mucho que ver en que la Virgen pudiera ser trasladada el viernes bajo las naves del Vaticano en compañía de sus fieles. Tras unas primeras mecidas a tambor en el interior de la carpa, la Esperanza se ganaba a Roma, se la comía, literalmente, con las notas del 'Himno de Coronación' que le compuso Perfecto Artola. Aquella ceremonia del 18 de junio de 1988 en la plaza de la Constitución, todos los actos desarrollados entonces, están ya perfectamente a la altura histórica de esta tan emocionante procesión en la capital de Italia.

La primera hora fue un no parar de vítores, con José Luis García Doblas como gran agitador del público desde su posición de vela en el cortejo y, sobre todo, en la vía Claudia (primera calle del recorrido) y la vía di San Gregorio, que pasa justo al lado del Coliseo. Mucho público llenaba sobre todo el lateral izquierdo, que tenía una elevación que fue aprovechada por muchos para coger un bien sitio, como si estuviran en una tribuna. Llegaba el trono de la Virgen y el público no paraba de aclamarla. Muchos de Málaga, pero tambien de otras partes de España, italianos y turistas. De hecho, los numerosos integrantes del dispositivo de seguridad italiano no podían impedir las ganas de sacar los móviles y grabar el trono. El ambiente era imparable y la Virgen iba a hombros de portadores y piropos.

La banda de la Esperanza no llevaba una cruceta musical cerrada. Irían interpretando marchas conforme lo fuera pidiendo el trono Aunque eso sí, en sus atriles solo iban mayoritariamente partituras malagueñas. Al final de la vía Claudia, cuando ya asomaba el inmenso Coliseo y el trono daba la segunda curva, se estrenó en la calle ‘Cae la primavera por su espalda’, la marcha compuesta por David Hurtado. Una composición que quiere servir de traducción musical al célebre soneto de Alfonso Canales ‘Un jardín se echa a andar’.

Gran procesión por el Jubileo de las Cofradías, en fotos

La Esperanza, junto al arco de Constantino. / álex Zea

Saeta de Diana Navarro en el Coliseo

 “Tus lágrimas son sanación para los cristianos que aquí murieron por tenerte devoción”, con este verso remataba Diana Navarro una sentida saeta a la Virgen de la Esperanza, segundo regalo que le ha realizado esta cantaora a la imagen malagueña tras cantarle en la Basílica de San Pedro. En esta ocasión acudió de mantilla negra, con la emoción en el rostro y todavía recomponiéndose de otra saeta que le había cantado a El Cachorro, Diana Navarro se presentó ante la Virgen de la Esperanza. La banda se silenció. El trono bajó y ella, rodeada de hermanos y curiosos empezó a llenar el silencio que había en la calle con su saeta. Sentida, clara, a pie de trono y con el único amplificador de su poderosa voz. La saeta fue llegando a los que estaban cerca. Muchos malagueños, pero también de otras partes de España y también romanos. Privilegiados fueron los integrantes de la Protección Civil italiana que estaban al lado. El Coliseo, al fondo, recordaba a los cristianos que fueron masacrados en su interior y cuyos herederos procesionaban ahora con la Esperanza como emblema. Diana Navarro unió ambas ideas y compuso una saeta que queda para la historia y llenó de compás flamenco la tarde romana.

Desde ese mismo Coliseo, decenas de turistas que habían pagado su entrada para visitar este maravilloso monumento, uno de los más importantes del patrimonio histórico del planeta, preferían asomarse por sus arcos para ver el paso de la Esperanza.

Con 'Coronación de la Trinidad' el trono se recreó como no lo había hecho hasta ese momento, meciéndose, sin retroceder, y arrancando con el fuerte. Y esto fue reconocido por el público que llenaba las aceras tras las vallas instaladas por el Ayuntamiento romano, algunas inexplicablemente alejadas, lo que pudo restar cierto calor a algunas partes de un recorrido que era inhóspito, ancho, de muchas rectas, sobre todo la rotonda de la vía de San Gregorio y el giro a la vía del Cico Massimo, pero que la Esperanza supo llenar. Como hace siempre, por otra parte. Con la malagueña `Virgen del Amparo`, también de Molero, ocurrió de nuevo cerca del Arco de Constantino. Y con 'Virgen del Gran Poder', ante la imponente fachada de la iglesia de San Gregorio al Celio y su interminable escalinata.

Gran procesión por el Jubileo de las Cofradías, en fotos

Emoción entre los integrantes del cortejo. / Álex Zea

En la comitiva, conformada por 150 parejas de hermanos con cirios, figuraba el estandarte pontificio, la nueva bandera pontificia y el estandarte de la Virgen, con pintura de Félix Revello. Toda la sección basilical de la procesión, con el tintinábulo y el pabellón. Juan Romera ejercía de pertiguero y portaba la nueva pértiga diseñada en su día por el desaparecido Eloy Téllez Carrión.

Nueva pértiga estrenada por la Esperanz en Roma, con diseño de Eloy Téllez.

Nueva pértiga estrenada por la Esperanz en Roma, con diseño de Eloy Téllez. / Ignacio A. Castillo

Para algunos esta procesión ha sido un don. Una novicia de Sevilla de la orden de las Misioneras de la Caridad, que tienen su sede junto a este templo junto al recorrido de la procesión, se encontró con la oportunidad de ver al Cachorro y a la Virgen de la Esperanza. Le avisó su madre y aprovechó para quitarse el gusanillo, después de que no hubiera podido ir a la Semana Santa de este año. Además, se llevó alguna estampa de recuerdo.

Caras conocidas y personalidades

La procesión también atrajo a caras conocidas y personalidades, que se desplazaron a Roma para la ocasión. La tribuna de las autoridades contó con el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, que estuvo acompañado de los alcaldes de Málaga, Francisco de la Torre; y Sevilla, José Luis Sanz; así como la vicepresidenta del Gobierno, la sevillana María Jesús Montero; consejeros y concejales de ambos ayuntamientos, También asistieron el director general de la Fundación Unicaja, Sergio Corral, que ha dado un apoyo clave para que se pudiera organizar la presencia de la Esperanza y El Cachorro en Roma. El humorista y presentador, Manu Sánchez, responsable de la productora '16 escalones', encargada de producir y realizar el documental de la procesión, acudió al ‘tinglao’ antes de la salida y después siguió la procesión durante gran parte del recorrido, antes de ir a la tribuna de autoridades, donde se encontró con Carlos Herrera y Ana Rosa Quintana, que iba con un cirio en el cortejo del Cachorro. Más discreta, entre el público, se pudo ver a Antonia Dell’Atte viendo a la Virgen de la Esperanza. Y al torero Francisco Rivera Ordóñez, que es hermano de la Esperanza de Triana y por sus venas corre también sangre malagueña.

Antonia Dell’Atte viendo a la Virgen de la Esperanza.

Antonia Dell’Atte viendo a la Virgen de la Esperanza. / Juan Miguel Salvador

Con mayor o menor eficacia, la Esperanza caló este sábado entre los italianos. Porque es un país donde la piedad popular también se vive con suma intensidad. Porque la española y la italiana son culturas que proceden de un mismo tronco latino, que hace que los caracteres sean muy similares. La forma de vida, el estilo, de disfrutar de la calle, de expresarse, de asumir la fe... Pero es que la devoción a la Esperanza también atrapó a una familia de Nebraska, que comentaba impresionada el paso de la Virgen junto al Coliseo y el Arco de Constantino. Era la primera vez que veían algo así y necesitaban una explicación. En cuanto vieron al primero que llevaba una acreditación no pudieron reprimir las preguntas y la necesidad de expresar cómo les había llegado esa experiencia. La cofradía de la Esperanza hizo buena la parábola del sembrador, dejando claro que en esta jornada han sembrado muchas semillas en lugares insospechados. Y para ayudar a repartirlas, la hermandad editó 100.000 estampas que fueron repartiendo a diestro y siniestro. Sin exagerar. A muchos malagueños que acudieron a Roma a ver a la Virgen de la Esperanza, pero también a cofrades de Sevilla, León, Puglia, Sicilia, Nicosia o romanos que acudieron con curiosidad a ver qué pasaba o, simplemente, participaban del despliegue de seguridad que había por todo el recorrido.

Alfredo Robles, Andrés Mira o Carlos López Armada tocaban la campana con enorme entusiasmo para ordenar cuándo levantar o cuando detenerse. Las órdenes de los capataces eran las precisas. Tampoco muchas, porque las maniobras eran inexistentes. Las cuestas, los desniveles, el empedrado, ponían las cosas algo difíciles pero ahí abajo iban hombres bien experimentados, a los que sin embargo, también se les escapó alguna lagrimita, sabiéndose protagonistas de un momento para la historia.

Gran procesión por el Jubileo de las Cofradías, en fotos

El público viendo el paso de la Esperanza. / Álex Zea

'Virgen del Mayor Dolor', 'Carmen Coronada', 'Nazarenos del Rescate', 'Virgen de Gracia'... La banda de la Esperanza, al nivel que exigía tan sobresaliente coyuntura, hizo también patria chica musical. Así llegaba el trono a la vía del Circo Máximo, y comenzó a chispear. Cuatro gotas fueron, en realidad. Existía esa probabilidad de que se registraran leves precipitaciones a partir de las 18.00 horas, algo que inquietaba relativamente a los miembros de la junta de gobierno, aunque no dejaban de disfrutar y menos por esta situación. Sin embargo, cuando ya se había producido el relevo de hombres de trono y 262 nuevos hombros se prestaban ansiosos para su maceración bajo el precioso peso del varal, las nubes, que poco después cubrieron la ciudad, volvieron a descargar, esta vez con cierta intensidad, y sí que obligó a disponer de protección sobre el manto de la Virgen. Pero en un alarde, la archicofradía colocó una lona impermeable con el diseño serigrafiado del futuro manto procesional que ejecutará Salvador Oliver, que iba de capataz, según diseño de Javier Sánchez de los Reyes. Mientras el paso del Cachorro aceleró el ritmo, el trono de la Esperanza se mantuvo al paso, hasta que la nube traicionera dejó de compatir espacio con un sol virginal que seguía brillando con todo su pontencial llegado desde Málaga. Por algo es ese "hágase la luz en un instante". Así que el plástico fue un recurso realmente efímero.

De recogida

El eco de la campana, el redoble de tambores y las notas musicales resonaban por las calles y entre las ruinas de lo que en su día fue Imperio. Ya venía de recogida y tras la experiencia de la primera parte, las vallas sirvieron de poco y una importante bulla se colocó delante del trono, acompañando a la que por un día también fue la Reina de Roma. El público se saltó el cordón de seguridad ante unos resignados italianos que estaban entre sorprendidos y asustados ante tanto cangrejo delante del trono. Al final se impuso lo que debía haber sido desde el principio: cercanía, calor humano, estar junto a la Virgen, sentir la hermandad de la bulla y disfrutar junto a Ella una procesión histórica y con Ella en volandas, como un Jueves Santo, pero esta vez en las calles de Roma. Seguían sonando marchas de Málaga, como 'Soledad', de Perfecto Artola, o 'Alma de la Trinidad', de Eloy García, aunque también hubo espacio para interpretar 'Pasan los Campanilleros' o 'Madrugá Macarena', pequeñas licencias en un repertorio made in Málaga.

La Virgen de La Esperanza pasa junto al Coliseo por la noche durante la procesión del Jubileo 2025, en Roma

La Virgen de La Esperanza pasa junto al Coliseo por la noche durante la procesión del Jubileo 2025, en Roma / Álex Zea

La primavera romana no quería dar tregua y al filo de las 21.00 horas volvía a llover. La distancia que separaba al Cachorro de la Esperanza ya era considerable. Esa deseada unidad se vio rota, porque el Cristo trianero, que llegó a hacer la avenida de San Gregorio de una sola chicotá, por medio incluso de su propio cortejo, siguió a un ritmo mucho más veloz del que, en cualquier circunstancia, puede llevar un trono de Málaga. Menos aún el de la Esperanza. Aunque la policía italiana, que no sabe de retrasos ni descuelgues o parones, advertía de que era necesario que el trono regresara al tinglao a las 22.00 horas, cuando concluía el dispositivo de seguridad establecido por el Ayuntamiento. Incluso obligaron a apagar los cirios de la comitiva. En Roma no había líquido anticera. Daba igual, porque nada ni nadie iba a deslucir la Spes Victa Romae.

El inmenso ejercicio de generosidad de los archicofrades con la Iglesia que les llamó en su día, la obediencia, la vehemencia, el ardor y el denuedo demostrados, han inoculado Roma de color esmeralda. Y Málaga ha sabido responder. Y ha estado a la altura. Y la ha acompañado. Y la ha aclamado. Y la ama más que nunca. La Esperanza, con los peregrinos de la Esperanza. En el Jubileo de la Esperanza. En la capital del mundo clásico. En el corazón de la cristiandad. Roma ha claudicado ante sus ojos. Ahora ya sí que será, por siempre, y para los cofrades malagueños, con sobrados motivos, la ciudad eterna.

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