Cofradías
La Esperanza regresa al Perchel entre el clamor de su Málaga
Sobre el trono de María Auxiliadora, la Virgen se reencuentra en la calle con sus devotos en una procesión popular y festiva tras su histórica peregrinación a Roma con motivo del Jubileo de las Cofradías

Procesión triunfal de regreso de la Virgen de la Esperanza a su basílica tras su peregrinación a Roma / Eduardo Nieto

Si hace solo una semana, la Esperanza llegó, vio y venció por las calles de Roma, haciendo que la capital italiana claudicara ante la inmensidad de sus ojos en una procesión imperecedera y para los anales de la historia con motivo del Jubileo de las Cofradías, este sábado la Virgen, en un no menos inolvidable reencuentro con su ciudad, ha regresado a su basílica en El Perchel envuelta en el clamor de una Málaga que la aguardaba con ansia y que ha convertido esta salida en una nueva cita para la posteridad. A su modo, además: entre vítores, piropos, petaladas interminables y por calles engalanadas, en un ambiente popular y festivo que ha devuelto a la imagen por fin a casa.
Las intensas muestras de veneración registradas en la Catedral durante las jornadas previas ya hacían presagiar que Málaga iba a vivir una auténtica fiesta junto a su Esperanza. Era esa Spes Populi Malacae la que se hacía a la calle desde un Patio de los Naranjos alfombrado de romero tras una larguísima comitiva compuesta por casi 600 hermanos con cirios y que abría la cruz guía de la corporación, escoltada por dos faroles. Sobre el trono de María Auxiliadora, precisamente este 24 de mayo, festividad de la Madre de los Salesianos, y a hombros de sus portadores, que repetían uniformidad con túnicas blancas conmemorativas y faraonas verdes, la Virgen se erguía poderosa en su peana luciéndose como icono inconfundible. Si es capaz de llenar su grandioso trono, en este, cedido para la ocasión, se elevaba conformando un triángulo perfecto que se dibujaba desde sus plantas, con un arreglo en el que predominaban las flores variadas en color blanco, hasta la corona realizada por Félix Granda en 1988 con el oro donado por sus devotos para su coronación canónica. Abrigaba su espalda con el manto de las antífonas que le diseñara Eloy Téllez y bordada en 2006 Salvador Oliver y con el que se presentó en la capilla de la Presentación de San Pedro del Vaticano y ha estado en besamanos en la Catedral de Málaga, y lucía su clásica saya de volantes de Esperanza Elena Caro de 1969.

Salida de la Catedral por un abarrotado Patio de los Naranjos. / Eduardo Nieto
Fervor popular
Un cuarto de hora más tarde de lo previsto se echaba a andar la procesión. Ante la Puerta de las Cadenas del Primer Templo diocesano, donde se había celebrado la tercera de las misas del triduo extraordinario en su honor, ya no se cabía. Pero es que en San Agustín tampoco. Ni en Granada. Ni en ninguna parte del itinerario. Desde horas antes, además. Malagueños sí, pero también muchísimos cofrades llegados desde muchos otros rincones de la geografía andaluza para no perderse la Esperanza. Hasta los balcones estaban llenos en su recorrido de estreno. Porque la Virgen ha aprovechado también esta oportunidad para explorar nuevos entornos, inéditos por recónditos. Tras la Marcha Real, la banda de la Esperanza, que de nuevo se dispuso tras la dolorosa, enlazó el 'Himno de Coronación' de Artola. Y con las primeras mecidas, el primero de los homenajes: la panda de verdiales Jotrón y Lomillas, la misma que la despidió de malagueñas maneras en su basílica hace casi 20 días, volvía actuar ante Ella, que todavía no había tenido tiempo de abandonar el Patio de los Naranjos.

Paloma Saborido entrega la rosa amarilla de la Virgen del Amparo. / Eduardo Nieto
Caían también los primeros aleluyas de los más de 10.000 editados para la ocasión. Y los primeros pétalos, cuya copiosidad ahogaron los codales de los arbontantes prácticamente desde el inicio de la procesión. Delante del trono la bulla ya era notable, en ese mismo cara a cara de la Virgen con su gente que se produce y repite cada vez que es Jueves Santo en Carretería. Ante la iglesia de los agustinos, los hermanos de Pollinica, de manos de Paloma Saborido, que tanto ha tenido que ver en esta epopeya mística, hacían entrega a la Virgen de la rosa amarilla que la Virgen del Amparo llevó en sus manos el pasado Domingo de Ramos.
Repertorio malagueño
La banda tampoco dejó de tocar marchas tras el trono con un repertorio netamente malagueño que incluía composiciones propias como 'Esperanza Eterna' de Alfonso López Cortés y 'Esperanza', de Pedro Morales, y otras dedicadas a imágenes de la ciudad, como 'Malacitana', de Rozas, para recorrer San Agustín, 'Alma de la Trinidad', en Granada, o 'Virgen del Gran Poder', para llegar a la plaza del Siglo.

Lleno absoluto en la plaza de la Constitución, donde de nuevo sonaron verdiales. / Eduardo Nieto
Y los 'guapas', y los 'vivas' no descansaban, unos desde la naturalidad y el genio, otros más desde la impostura, al paso de la que siempre ha sido Reina de Málaga y ahora también Emperatriz de Roma. Ni las muestras constantes de fervor popular, en forma de 'Ave María' de Caccini, a cargo de Elena Aparicio y Marina Rosas desde un balcón de San Agustín, o de sevillana, por el grupo 'Rompeolas', en la plazuela Jesús Castellanos ("Qué rebose tu alma, cuando la veas pasar. Virgen de la Esperanza, guapa y guapa de verdad", decía el estribillo). Y en la esquina de Niño de Guevara otra sevillana de Edu Díaz ("Viva Málaga señores y su Virgen perchelera").
Y en la plaza del Siglo aguardaban los piteros de la Real Hermandad del Rocío. Y en la plaza del Carbón un altar en un balcón. Y en la calle Granada más petaladas al compás de 'Coronación de la Trinidad'. Y en la plaza de la Constitución, donde se celebró la coronación canónica y a la que accedió con la marcha de Artola, esperaban otra vez verdiales. Y un pasodoble, 'Málaga tierra ideal', también de don Perfecto...
El paso por la calle Nueva estaría reservado para quienes se anticiparon para coger sitio para no perderse la curva para acceder a esta calle con 'Cae la primavera por su espalda', de David Hurtado, estrenada hace una semana junto al Coliseo, donde también se iban a suceder las petaladas y ante la iglesia de la Concepción (Esclavas), el canto por parte de la Coral de la archicofradía de la Expiración. Y otra sevillana por parte Jimmy Santiago y Sergio a la altura de Liborio García... Y así, ad infinitum, demorando a cada instante la llegada de la Esperanza a su barrio. Y es que tampoco había prisa para dar por terminada una de las demostraciones más palpables y sobrecogedoras de fervor público que Málaga ha rendido en los últimos tiempos.
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