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Cofradías

Jesús de la Soledad: devoción, juventud y descubrimiento

El Señor de la Soledad celebró sus 25 años con una procesión que unió barrios como El Ejido, la Cruz Verde y Capuchinos. La imagen ofreció una imagen inédita

Miguel Ferrary

Miguel Ferrary

Málaga

Parecen pocos años. Pero no lo son. Eso sí, siguen siendo jóvenes. Se vive tanto en una hermandad que parecen años de perro. Veinticinco años de presencia pasionista en Málaga que han consolidado a Jesús de la Soledad, de la Hermandad del Dulce Nombre, como una referencia devocional en Capuchinos y un cortejo que sin él, no se entendería ya el Domingo de Ramos en Málaga.

La salida extraordinaria de este sábado puso de relieve todo esto, con un recorrido que partió desde la casa hermandad de Crucifixión, generosamente cedida para la ocasión y que puso El Ejido en el centro de esta salida extraordinaria. No pudo ser mejor elección, a caballo entre la Cruz Verde y Capuchinos. Va a ser un octubre especial para sus vecinos, que en poco más de una semana verá la procesión extraordinaria de la Virgen del Gran Perdón.

Salida extraordinaria del Señor de la Soledad por el 25 aniversario de su bendición

La imagen salió con la túnica del Cristo de la Sangre de Córdoba. / Eduardo Nieto

Desde El Ejido, la imagen de la Soledad de Jesús cosió barrios como la Cruz Verde y Capuchinos. Un recorrido por su entorno obligado por las normas eclesiales para celebraciones extraordinarias con menos de 75 años, pero que dotan de un mayor sentido a las salidas. A veces procesionar de forma extraordinaria por el Centro es duro, en un ambiente poco propicio: saturado de turismo y despersonalizado, que solo encuentra un poco de identidad en ciertos ramalazos como las procesiones, pero que duran lo que dura pasar el cortejo.

Estética diferente

La salida desde la casa hermandad de la Crucifixión sacó a la calle una estética diferente del Señor del Dulce Nombre. El trono de María Auxiliadora brillaba en el sol de la tarde. El monte de rosas y claveles rojos suponía el contrapunto elegante a ese dorado exuberante. Sobre el trono, la sobriedad de la imagen bendecida hace 25 años se erigía en un imán de las miradas. ¡Qué bien le caía la túnica del Cristo de la Sangre de la hermandad del Císter de Córdoba! Prestada para la ocasión permitió redescubrir la imagen del Señor. Qué elegancia y qué prestancia derramaba sobre el trono. Ir sin el grupo escultórico ha permitido fijarse más en la imagen, que con la túnica bordada ganaba muchos enteros. Solo por esta oportunidad merecía la pena acercarse a ver la procesión.

Salida extraordinaria del Señor de la Soledad por el 25 aniversario de su bendición

Recorrido por las calles de El Ejido. / Eduardo Nieto

No había mucho público en los primeros compases del recorrido, pero más que suficiente para que el cortejo fuera arropado. Eso sí, muchos jóvenes se acercaban y acompañaban la procesión, síntoma de la buena salud del movimiento cofrade y del futuro que se está gestando en las calles y casas hermandad.

La Banda de Cornetas y Tambores de la Esperanza, generosa en su música y profesionalidad, acompasó el paso de los portadores. La curva de salida, la bajada, el paso por la Cruz Verde, la subida de Carrión o el paso por San Millán -a una semana de vivir un día grande-, permitieron disfrutar de la música templada y afinada de la formación. ‘Ora pro nobis’, ‘Maestro’, ‘Soledad de San Pablo’ o ‘Silencio’ fueron algunas de las marchas que completaron una cruceta musical de mucha altura.

Salida extraordinaria del Señor de la Soledad por el 25 aniversario de su bendición

El Señor de la Soledad, ante el Cementerio de San Miguel en la plaza del Patrocinio. / Eduardo Nieto

Cementerio de San Miguel

Uno de los momentos más significativos del itineario, por lo novedoso, ya que era la primera vez que un trono se adentraba hasta la plaza del Patrocinio, se produjo en el Cementerio Histórico de San Miguel. Allí el trono llegaba a los sones de la marcha 'Nazareno del Paso', adaptación de la obra de Benjamín Esparza. Sonaba una saeta de Raquel Rodríguez y tanto el patronato del cementerio como la asociación de vecinos Victoriana de Capuchinos hacían ofrendas florales ante un altar con una dolorosa dieciochesca que recibe culto en el camposanto. Comenzaba a partir de ahí la segunda parte del recorrido por un dédalo de calles de lo que ya podría considerarse Segalerva, antes de alcanzar El Molinillo y terminar de nuevo en Capuchinos, en la casa hermandad de Salesianos.

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