Patrimonio cofrade desaparecido o sustituido

Lágrimas y Favores: La Virgen desaparecida en 1980

El catedrático Juan Antonio Sánchez López habla esta Semana Santa de Vírgenes que desaparecieron o fueron sustituidas. La primera de ellas, María Santísima de Lágrimas y Favores, de Fusionadas; una Dolorosa anónima del XVIII destruida en el incendio de la capilla del Cristo de la Exaltación, de San Juan, en 1980.

La Virgen de Lágrimas y Favores, portada en un trono por las calles de Málaga.

La Virgen de Lágrimas y Favores, portada en un trono por las calles de Málaga. / Archivo Agrupación de Cofradías

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

«Hay veces que parece que la mala suerte se ceba con el Patrimonio de esta ciudad», comenta Juan Antonio Sánchez López, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Málaga. 

Se refiere al destino de las Reales Cofradías Fusionadas, una hermandad sacramental que, en los incendios intencionados del 31 y durante la Guerra Civil «logró salvar todos sus titulares históricos», pues el Cristo de la Veracruz, aunque conservado en estado fragmentario, «finalmente también se pudo recuperar», recuerda.

Sin embargo, en la madrugada del lunes 21 de julio de 1980 y, «por causas que todavía no han sido suficientemente esclarecidas», un incendio destruía, en la iglesia de San Juan, cuatro titulares de Fusionadas: el Cristo de la Exaltación, la Virgen del Mayor Dolor; y las que Juan Antonio Sánchez López considera «las dos grandes pérdidas patrimoniales». En primer lugar, la talla de San Juan Evangelista, «una obra maravillosa realizada con total probabilidad por Fernando Ortiz», el gran escultor malagueño del XVIII; en segundo lugar, María Santísima de Lágrimas y Favores. 

Una llegada providencial

Como recuerda el experto, esta talla se incorporó de manera «providencial» al patrimonio de las cofradías Fusionadas «como consecuencia de los incendios de 1931». Fue entonces cuando se recupera la cabeza de esta Dolorosa, que Juan Antonio Sánchez López cree posible que se tratara de la misma Virgen «que se encontraba sentada al pie del Cristo de Ánimas de San Juan», la hermandad de culto, no procesional, de la misma parroquia cuya histórica capilla, con rica ornamentación de yeserías y pinturas murales, ocupa actualmente el Cristo de Ánimas de Ciegos. 

Precisamente, la cabeza aparece «después del incendio, cuando se está desescombrando la iglesia y tras la Guerra Civil es entregada por una familia a la parroquia de San Juan en 1937, siendo años después cuando la Dolorosa es adoptada por Fusionadas». 

A partir de entonces, durante muchos años acompañó al Cristo de Ánimas de Ciegos.

La restauración

La desaparición, en 1980, de la imagen fue doblemente trágica por las circunstancias, pues como recuerda el catedrático de la UMA, en ese año se estaba restaurando la capilla del Cristo de Ánimas de Ciegos, donde se encontraba la imagen «en una hornacina lateral», por lo que el Cristo se emplazó, mientras duraban las obras, en un altar del bajo coro, mientras que la imagen de la Virgen se decidió instalarla en un altar portátil, «justamente, a la entrada de la capilla de la Exaltación». 

De no haber coincidido la restauración, sin duda la Virgen de Lágrimas y Favores «se habría salvado», subraya el experto. 

Juan Antonio Sánchez López recuerda haber visto la imagen desaparecida en numerosas ocasiones, desde cuando era un niño hasta casi adolescente. 

María Santísima de Lágrimas y Favores, en los años 60.

María Santísima de Lágrimas y Favores, en los años 60. / Archivo Agrupación de Cofradías

Bellísima e intimista

El catedrático remarca que se trataba de una Dolorosa «bellísima» del siglo XVIII, «una de esas Dolorosas preciosistas e intimistas con las que en el XVIII se reinterpretan, estilizan y poetizan en clave preciosista los modelos de Pedro de Mena», del siglo anterior. 

Además, recalca que se trataba de una obra anónima; es decir, que no se podría relacionar directamente con las Dolorosas que talla Fernando Ortiz, «antes de crear y terminar de definir su propio estilo después de 1756», como ocurre con la Virgen de Consolación y Lágrimas, que el experto continúa atribuyendo a Fernando Ortiz, «a pesar de esas autorías que en los últimos tiempos se han querido lanzar infundada e infundamentadamente».

En la misma línea, tampoco se puede atribuir la imagen incendiada a la saga de escultores malagueños de los Asensio de la Cerda, investigada durante 20 años por el propio Juan Antonio Sánchez López y Sergio Ramírez González. «No está en esa órbita», concluye. 

Pero tampoco era una obra realizada por artistas «de segunda, de tercera o de cuarta», a imitación de los grandes maestros. 

Para el experto, la Virgen de Lágrimas y Favores era una talla «de una grandísima belleza y extraordinaria delicadeza», una Dolorosa «que se sumerge, de modo introspectivo, en la intimidad del llanto» y que buscaba la intimidad «coloquial» con el espectador, al componer «un rostro de hondo lirismo, acrecentado por la mirada baja, la nariz recta y algo prominente y el óvalo facial levemente apuntado en la zona del mentón»

Desde el punto de vista técnico, también remarca que estaba «muy bien trabajada escultóricamente, tanto en el modelado como en la policromía».

Tras la destrucción de la imagen, Fusionadas encarga una nueva imagen a Antonio Dubé de Luque; pero el experto no cree que «cualitativamente» se ganara con el cambio porque la diferencia en este aspecto es «abismal». 

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