Semana Santa Málaga

Viñeros y la apuesta por un sello irrenunciable

La cofradía gremial pone en escena todo un aparato cultual al servicio de la veneración de sus sagrados titulares y comparte su devoción con el público que, un Jueves Santo más, llena las aceras desde bien temprano - La Virgen estrena el manto restaurado por Juan Rosén

Viñeros | Jueves Santo 2022

Ignacio A. Castillo

Ignacio A. Castillo

Ignacio A. Castillo

Viñeros se ponía en la calle y desaparecían todos los nervios acumulados durante las jornadas previas y, sobre todo, en las horas anteriores a tocarse con el capirote. Son cosas del miedo escénico, una situación que se repite siempre y que es bueno. Lo malo sería lo contrario, que no existieran. Le pasa hasta a los más consagrados artistas antes de salir a un escenario. En este caso, la cofradía pone en escena todo un aparato cultual puesto al servicio de la veneración del Nazareno y de su Madre del Traspaso y Soledad, y comparte su devoción con el público que, un Jueves Santo más, se echa en masa a la calle para presenciar el paso de las cofradías.

Todo está pensado. Todo, meditado al milímetro. Este año, la agrupación musical San Lorenzo Mártir, perteneciente a la propia corporación, llegaba a la antigua plaza de las Biedmas con 'Salud para los enfermos', un título de marcha de lo más apropiado para la ocasión. En estos dos año han sido muchos los que han sufrido la enfermedad y los que han fallecido, para colmo, alejados de sus seres queridos por culpa de la pandemia. Uno de ellos es Jesús Mesa, hermano de Viñeros, por lo que su viuda, Susana, fue la encargada de dar los primeros toques de campana al trono de la Virgen.

En esto las cofradías también son grandes, siendo extremadamente sensibles, cuidando al máximo los detalles.

Sobre su trono de carrete, que resplandecía bajo el sol del Jueves Santo, el Nazareno de Viñeros salía de la casa hermandad con 'Jesús sacramentado' y le seguían 'La cruz', 'Señor de Carretería', 'Plegaria a Nuestra Señora de los Ángeles', 'Décima estación', 'Aliviamos tu dolor' o 'Santa María de la Esperanza', una detrás de otra, San Lorenzo sin parar de tocar a su Señor, para cubrir los metros que separan su salida de la Tribuna de los Pobres que, aunque en obras, permitía que algunos malagueños ocuparan sus pocos peldaños fuera de las vallas.

El Cristo de Buiza, de escorzo inconfundible para cargar la cruz, lucía su túnica bordada de procesión.

La Virgen del Traspaso y Soledad de Viñeros venía primorosamente vestida de tul por Alejandro Guerrero. En su pecho, un corazón con puñal. Sobre su testa, la corona que le diseñara Jesús Castellanos. Y en su espalda, su manto de siempre, como nuevo, tras la restauración llevada a cabo en los talleres de Juan Rosén. Estrenaba también los cuatro arbotantes de su trono, completos de talla y dorado, con angelitos en los delanteros obra de Juan Manuel García Palomo.

A los sones de la banda de Santa Cecilia de Sorbas, con 'Cristo de la Vera+Cruz' de Borrero para entrar en Puerta Nueva, o la Marcha Fúnebre de Chopin para acceder al recorrido oficial, la Virgen rubricaba su compromiso con un sello al que ya no renuncia y que la hace distinta y reconocible, más allá de que no lleve palio, en el Jueves Santo.