Jueves Santo

Viñeros y la diferencia de ser grande

La cofradía ha sabido preservar su esencia y grandeza cofrade mediante el cuidado de los pequeños detalles

La Virgen del Traspaso y Soledad, de Viñeros, este Jueves Santo

Miguel Ferrary

Miguel Ferrary

Miguel Ferrary

Málaga

El adjetivo ‘grande’ se identifica con el tamaño, pero también con la grandeza interior. Viñeros es un ejemplo de que no hace falta ser una cofradía grande para ser una gran cofradía. Su presencia en la calle tiene una elegancia única y propia. Un saber hacer que cuida los detalles, elevando el cortejo con un señorío que destaca allá por dónde pasa. Las túnicas bordadas, la disposición de los enseres, el trono de carrete para el Nazareno y esa joya dorada sin palio que lleva la Virgen del Traspaso, las propias imágenes, la estación en la Catedral de la que es ejemplo para todos… Viñeros hay que verla en la calle.

La plaza de Viñeros se queda en silencio cuando sale el trono del Nazareno con la marcha ‘Cerca de ti’. La túnica del Nazareno de Viñeros se balancea suavemente con los movimientos contenidos de los portadores, que una vez que salen de la casa hermandad tiene que embocar la calle Biedmas. El giro para entrar en la calle Biedmas se hace con exactitud. Carretería le espera con ganas. Hace a tambor el último tramo y hay un descanso. Con los siguientes toques de campana comienza la curva de entrada en la calle Carretería y, como una banda sonora bien medida, suena ‘Señor de Carretería’ interpretada por la Agrupación Musical San Lorenzo Mártir. A los pies del Nazareno está depositado un bastón con un lazo negro en memoria de Felipe Reina, sacerdote que ha dejado una importante impronta en las cofradías malagueñas.

Ovación en Carretería

Mientras los nazarenos se despliegan desde el convento de la Divina Providencia, la Virgen del Traspaso y Soledad sale a la plaza de Viñeros, con el dorado del trono brillando con el sol de la tarde y la marcha ‘Ione’, interpretada por la Banda de Música de Santa Cecilia (Sorbas). La maniobra mueve el trono con suavidad. Las órdenes de los capataces resuenan en la plaza: “sin mecida”. El trono entra en la calle Biedmas y continúa a tambor. Una última parada le prepara para salir. José Losada, histórico hermano mayor de Gitanos, se encarga de dar los toques de campana para sacarlo. Suena la marcha ‘La sangre y la gloria’ y la Virgen da la curva. Una ovación la recibe en la calle Carretería, llena de público y con brillando con el sol. Después llegaría la marcha ‘La sagrada lanzada’ y una petalada desde un balcón cercano. Viñeros estaba en la calle y Málaga la recibía con cariño.

Alrededor del cortejo se sitúan los integrantes de la Comisión Externa, que ayudan a los miembros del cortejo. Entre ellos, Bárbara, hermana de toda la vida de Viñeros, prepara a los monaguillos de la Virgen antes de que salieran a Carretería. Uno es su hijo y otro va de nazareno. Además, su hermana es portadora de la Virgen del Traspaso y Soledad. “Ser madre de nazareno también tiene su trabajo”, comentaba. Y tiene razón.

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