Patrimonio cofrade desaparecido o sustituido
Las Penas: La Virgen de la iglesia de San José
El catedrático Juan Antonio Sánchez López detalla la historia de la primera Virgen de las Penas, la cofradía ligada a la iglesia de San José, demolida por la Diócesis en los 60. La talla anónima del XVIII era originalmente una Virgen de gloria de un grupo escultórico de la Sagrada Familia, destruido en 1931 y del que sólo quedó la cabeza.

Imagen de María Santísima de las Penas en los años 40. / Archivo Agrupación de Cofradías
Al igual que sucedió con la primitiva imagen de la Virgen de la Trinidad, la antigua talla de María Santísima de las Penas no fue destruida en el 31 o durante la Guerra Civil sino sustituida.
Juan Antonio Sánchez López destaca que, en este caso, estamos ante un ejemplo de «reeducación o reconversión iconográfico y/o funcional que suele darse cuando a una obra que no ha nacido procesional, como en este caso, se la ‘reeduca’ para que actúe a todos los efectos como tal».
En esta tesitura hace hincapié el catedrático de la UMA en que existen dos posibilidades. En primer lugar, que las circunstancias hagan «que la escultura sea una obra destinada al culto doméstico, se haya sacado de la urna para la que fue concebida, se le coloque un candelero para convertirla en imagen estante y se reeduque finalmente como imagen procesional, con lo que la iconografía sigue siendo la misma; pero cambia la funcionalidad y, sobre todo, la identidad de la imagen».
Hay, además, otras veces, en que estamos ante una «dislocación iconográfica», es decir cuando una Virgen de gloria, «que no es Dolorosa, es reeducada para que cumpla la función de Dolorosa».
Puede comprobarse este Martes Santo con la Virgen del Rosario de la Sentencia, «una Inmaculada de Antonio Gutiérrez de León procedente de un oratorio particular y reeducada para que sea una Dolorosa». Y fue, asimismo, el caso de la anterior imagen de María Santísima de las Penas.
La iglesia de San José
Como recuerda Juan Antonio Sánchez López, la Cofradía de las Penas estaba históricamente ligada a la iglesia de San José de calle Granada, templo del gremio de carpinteros construido hacia 1640 bajo los auspicios del obispo franciscano fray Antonio Enríquez de Porres. Y aunque la iglesia fue asaltada por las turbas en el 31, el edificio resistió, fue restituido al culto y, pese a no estar en ruinas, en los años 60 la hermandad «fue desahuciada de la iglesia por el Obispado, para pegar el pelotazo inmobiliario», lamenta el catedrático de Historia del Arte.
Además de la parroquia de San José, la «vergonzosa especulación» promovida en este tiempo por la propia Iglesia de Málaga «se llevó por delante la iglesia de la Merced, el convento de la Encarnación de calle Álamos y otros inmuebles eclesiásticos», recuerda.

Detalle de la fachada de la iglesia de la Merced, demolida en los 60 por la Diócesis. / Archivo Municipal de Málaga
Era precisamente en la iglesia de calle Granada donde se encontraba un grupo escultórico de la Sagrada Familia. En el 31 la iglesia fue asaltada pero de este grupo se salvó la cabeza de la Virgen. Por eso, tras la Guerra Civil, cuando la hermandad se recompone, «deciden reutilizar esa cabeza y la convierten en la primera Virgen de las Penas de manos del escultor José Navas-Parejo Pérez».
Se trata de una imagen barroca del XVIII, englobada en una estética y con unos rasgos estilísticos «que nos dicen que es una obra malagueña»; y eso que se trata de una obra anónima. En este sentido, recalca el catedrático de la UMA, hay que ser prudentes ante una obra sin una autoría «contrastada» y, aún más, en un caso como Málaga, en ese tiempo «tercer foco escultórico de Andalucía» y, por tanto, con una miríada de escultores creando en la ciudad.
«Belleza amable e idealizada»
Para el experto, la imagen es «de una belleza muy idealizada y de tipo amable». Además, destaca que existen unos patrones para las imágenes de gloria del XVIII, una época «tremendamente preciosista», y son, entre otros, «un semblante levemente risueño, con las facciones muy bien perfiladas y un tratamiento muy equilibrado de la expresión».
Todas estas características convierten a esta Virgen de gloria, -aunque fuera ‘reeducada’ como Dolorosa, lágrimas incluidas- en una talla «muy del siglo XVIII».

La Virgen de las Penas procesiona en 1944. / Archivo Cofradía de las Penas.
El reemplazo
Y como sucedió con la Virgen de la Trinidad original, también en el caso de la Virgen de las Penas confluyen dos elementos para su reemplazo: «La propia naturaleza de la imagen y los cambios de gusto». En concreto, la escultura era «un poco más pequeña que el natural», aparte de tratarse obviamente de «una Virgen de gloria que no terminaba de funcionar como Dolorosa, y máxime llamándose de las Penas».
Por este motivo, el imaginero sevillano Antonio Eslava no sólo se encargó de realizar la nueva imagen de María Santísima de las Penas; además, y por encargo de la cofradía, convirtió la talla del XVIII «en una imagen de busto, a la que volvió a policromar y puso unos paños encolados y de esta manera se conserva perfectamente desde 1964 en las dependencias de la cofradía». «La sustitución no ha implicado ni la desaparición ni el olvido», remarca.
La actual Virgen de las Penas, recalca Juan Antonio Sánchez López, «es una de las más personales de Antonio Eslava; el cambio fue altamente positivo».
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