Viernes Santo

Amor y Caridad, escuela cofrade de altura

La vinculación entre la cofradía victoriana y el Colegio Maristas sigue fuerte y se afianza todos los años, cada Viernes Santo, con la visita y un sencillo acto que recuerda que el Amor está lleno de buenos cristianos y honrados ciudadanos

Salida Santísimo Cristo del Amor y Nuestra Señora de la Caridad

Miguel Ferrary

Miguel Ferrary

Miguel Ferrary

"Buenos cristianos y honrados ciudadanos". Esa es una frase que define el ideario Maristas que concibió San Marcelino Champagnat. La forma de vivir la fe de un cristiano tenía esa conclusión lógica. Es una frase tan sencilla como profunda. Porque lo aparentemente sencillo esconde en muchas ocasiones realidades mucho más complejas de las que se cree. Esa frase está grabada a fuego por todos los alumnos que han pasado por el Colegio Maristas de Málaga en sus 100 años, que cumple este curso, tienen eso grabado a fuego y han dejado su impronta en la ciudad. También en la cofradía del Amor y la Caridad, que se nutre de muchos alumnos del colegio, que tiene en esta hermandad uno de sus referentes cofrades. Santi, Alba, Jaime, Gonzalo, Carlos, Victoria, Ana, Ricardo de 5 años con su madre Lola acompañándole, Federico, Javier Vives... son solo algunos de los participantes vinculados al colegio como alumno o profesor. Pero son muchos más los que se acercan a ver la cofradía porque sale un amigo o, simplemente, porque va a pasar por su colegio. Podrán salir en otras cofradías, como Aitana y Ariadna en El Rico, Paula y Lucía en el Rocío o Pepe y María en Estudiantes. O van a saludar a su amigo y compañero de balonmano, como Hugo. O les gusta ver las procesiones y más si pasan junto a su cole, como Álvaro y Claudia. El resultado es que el colegio y la cofradía consiguen unir a distintos jóvenes y darles referentes, una identidad de barrio y algo por lo que sentirse orgulloso. No se sabe si se es antes alumno de Maristas o hermano del Amor y la Caridad, pero ese viaje conjunto lo realizan en armonía.

El encuentro de esta cofradía en el Colegio Maristas fue de mucha sencillez, pero significativo. El colegio sacó el busto de San Marcelino Champagnat a la puerta y el trono del Cristo paró frente a él. Un portador hizo una ofrenda floral y desde el colegio se leyó un pasaje del Evangelio y una reflexión, terminando con una oración. Padres, madres, alumnos y profesores juntos. Las clases que tienen balcón a la calle Victoria llena de alumnos de todas las edades con sus padres. Todos participando. El trono del Cristo continúa bajando la calle Victoria para encontrarse con Málaga mientras suena la marcha 'Un solo corazón', interpretada por la Banda de Cornetas y Tambores de la Esperanza. No parece casual la pieza elegida para ese momento, cuando colegio y cofradía laten con el mismo corazón. No en vano, en el trono de la Virgen de la Caridad hay una pequeña figura de San Marcelino en una de las capillas traseras, en concreto en la situada en la parte derecha.

La Virgen de la Caridad pasó detrás y se repitió con Ella el mismo acto. Llegó con 'Ubi Charitas', interpretada por la Banda de Música Eloy García, de la Expiración. Todavía le quedaban en el manto restos de la petalada que un grupo de mujeres le había preparado en Fernando El Católico. Un gesto fuera de las grandes petaladas que muchas veces se ven organizadas por las cofradías. Fue una petalada pequeña, pero preciosa, con las tres mujeres lanzando los pétalos que ellas mismas habían prepado. Las recibió al poco de que sonara 'Virgen de la Caridad' para pisar la calle de Málaga y acompañar la difícil maniobra de salida, para dar la curva sin chocar con la fachada frente a la casa hermandad y de un tirón.

Músicos

Llegado el Viernes Santo, los músicos empiezan a acusar el cansancio de toda la Semana Santa (y vísperas) tocando todos los días, en algunos casos recibiendo lluvia, en otros enlazando encierros a altas horas de la mañana y soportando empujones de personas que pasan sin cuidado, anunque cada vez se respeta más. En la Banda del Maestro Eloy García-Expiración, con la Virgen de la Caridad, estaba Bea, que reconocía que empezaba a notar el cansacio a estas alturas, pero también el orgullo de continuar como si nada, incluso con una herida en el labio de estar tocando el saxofón. Pero no es la única con heridas o agotadas. La música parece que se da por hecha, pero hay mucho trabajo y entrega detrás. Hay que empezar a valorarlos más, porque cuando llueve continúan tocando. Cuando hay una bulla, continúan tocando. Cuando hay parones y retrasos desesperantes, continúan tocado. Y cuando apenas hay público y el trono está hundido, continúan tocando.

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