efecto invernadero
Las casas encaladas del Mediterráneo inspiran una receta contra el cambio climático
OTR/PRESS
Su teoría se basa en la simple observación de las casas encaladas típicas en los pueblos del Mediterráneo: el sol se refleja en el color blanco y reduce el efecto invernadero. Según sus cálculos, con este método se puede llegar a contrarrestar el calentamiento global causado por 44.000 millones de toneladas de CO2.
Akbari dice estar dispuesto a llevar su iniciativa a una docena de las grandes ciudades del mundo, a cuyos responsables propondrá que sustituyan los materiales oscuros que conforman la mayor parte de sus edificios, calles y tejados por colores más reflectantes. Este científico comprobó que, igual que las casas encaladas típicas del Mediterráneo, los edificios con techos de color blanco permanecen con temperaturas más bajas en verano.
Si esta práctica se extendiera en las ciudades, sostiene Akbari, sus habitantes evitarían el enorme calor que se acumula en ellas y ahorrarían grandes cantidades de energía que actualmente se destinan a los aparatos de aire acondicionado. De hecho, conscientes de este hecho, las autoridades de California obligan, desde el año 2005, a cualquier nueva construcción de este Estado a pintar sus tejados de color blanco.
Según los cálculos de este científico, las carreteras y tejados de las ciudades ocupan más de la mitad de las superficies urbanas en el planeta, que son un 2,4% de la superficie terrestre. Si se realizara un movimiento global por transformar la 'fachada' de las ciudades, Akbari calcula, según informaciones del diario 'The Guardian' recogidas por otr/press, que podría reflectarse el 0,03% de la luz solar del planeta.
UN PARCHE AL CAMBIO CLIMÁTICO
Esta cifra que parece mínima en cálculos de temperatura global se transforma en el equivalente a 44.000 millones de toneladas de CO2, según el científico. Esto acabaría con el crecimiento en las emisiones del planeta en la próxima década. En cualquier caso, Akbari señala que no se solucionarían los problemas derivados del cambio climático, pero podría ser un sistema realmente eficiente para retrasar su impacto en la Tierra.
"Los tejados van a tener que ser cambiados uno por uno y para hacer ese esfuerzo a un nivel muy local necesitaremos una organización que lo lleve a cabo", asegura Akbari, que ya se ha puesto en contacto con varios grupos en Houston, Chicago y Salt Lake City. La idea es actuar contra el cambio climático pero sin atacar a las causas originales de este fenómeno global: las emisiones de gases de efecto invernadero.
El científico sostiene que su idea es mucho más práctica que otras que se han propuesto en este sentido, como instalar espejos gigantes en el espacio, globos aeroestáticos reflectantes por encima de las nubes o millones de árboles de plástico que absorban el CO2 del aire de la Tierra. Sin embargo, esta iniciativa sería sólo un parche, y no detendría el deterioro de nuestro planeta evitando, por ejemplo, el aumento en los niveles de ácido en los océanos como consecuencia del CO2.
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