Explica a los «campuseros» que a él le creyeron loco por mezclar sabores. «¿Os coméis una hamburguesa con una Coca-cola? ¡Dulce y salado!». De la mano de Telefónica, Ferran Adrià abre la Campus Party de Valencia.s su conferencia en la Campus en calidad de embajador de Telefónica.

¿El futuro de la gastronomía también pasa por las nuevas tecnologías?

Es muy importante. Por ejemplo, las guías de papel no existirán. Para divulgar es maravilloso. Y para conocer. Yo puedo saber qué está haciendo un cocinero de Oslo.

Con tanta globalización, ¿no se termina diluyendo uno?

No, tú eres tú más tu entorno. El mundo ha cambiado.Lo que no significa que tú tengas claras tus raíces. Un chaval ahora va a un japonés como si fuera a comer paellas.

¿Compartirse en Internet no es como un mago que desvela sus trucos?

Yo soy de los que piensa que si enseño un truco habrá mejores magos y me obligarán a mí a ser mejor. En creatividad lo importante es lo que harás mañana, no lo que has hecho hoy.

¿Cree que se ha entendido su decisión?

No. No es normal porque no ha pasado nunca. Poco a poco.

¿Pretende deconstruir el concepto de restaurante?

Sobre todo busco hacer viable la creatividad dentro de la cocina.

¿En el Bulli no se podía?

No, para nosotros era imposible, por el nivel de exigencia, porque el equipo quería un cambio y porque necesitamos nuevos estímulos. Lo que vamos a hacer es el sueño de cualquiera: dos años y medio estudiando, trabajando sin presión y después hacer lo que quieras, para quien quieras y como quieras.

¿Habría muerto de éxito?

Tanto como eso no. Alberto (su hermano) decía que habíamos creado un monstruo y que había que matarlo para volver a renacer.

Cierra el 30 de julio. ¿Habrá duelo?

No. Es que no se cierra, de verdad. En 2012 si me llama para hacer otra entrevista, El Bulli estará en obras, pero usted, ¿dónde vendrá? A El Bulli. El alma queda, le haremos más grande el cuerpo. Al revés, pensamos que la fundación va a hacer posible que El Bulli continúe.

¿La honestidad es necesaria en cocina?

La honestidad es muy importante cuando eres un personaje público. ¡Ostras!, tú eres un icono para mucha gente. Soy embajador de Telefónica. Tengo que ser honesto.

¿Usted es consciente de ser una de las personas más influyentes del mundo?

No, no me doy cuenta de eso. Lo ves y después lo dejas. Lo que está muy bien es que la cocina española, ese trabajo que hemos estado haciendo mucha gente, no era una moda elitista, está calando y llegará un día que la cocina estará en los colegios y todo el trabajo que hemos hecho funcionará.

¿Su creatividad tiene algún límite?

Los límites culturales, nada más. Nosotros no nos comemos una rata.

Pero sí una cigala que, ha dicho usted, es una araña.

Eso la gente lo entiende perfectamente.

Cuando uno es el número uno, todo el mundo espera...

Que caiga. Y es normal. Hay que dejar paso a otros. Es otro de los motivos por los que he hecho esta fundación, para dejar paso a Quique (Dacosta), Joan (Roca), Andoni (Adúriz)...

¿Sus sucesores?

No, no, no hay un sucesor, no va a haberlo. Ellos han hecho la revolución conmigo. La gente pregunta ¿y después de Ferran? Después de Ferran están ellos, ya están aquí.

¿Políticos y gestores se han enterado de lo que supone esta revolución?

Es un mal momento, pero ahora se ve en el turismo la salvación. Dacosta, que acaba de ser portada del New York Times, es una promoción enorme para Alicante. Como la F1 para Valencia, ¿cuánto vale una entrada?

A usted le dan arroz, pollo y conejo, ¿y qué hace con ellos?

Lo primero, una paella, a ver si me sale bien. Lo primero que haría era aprender de los mejores, lo haría y a partir de aquí vería.

A sus clientes les dice «cuando salgan, no intenten explicar lo que han cenado, sino lo que han sentido». ¿A El Bulli no se va a comer?

No, como lo entendemos, no. Pero cuando vas a comer con la familia tampoco, vas a vivir una experiencia. Y esto sonará cursi, llorar en el restaurante, pero no lo parece cuando el Barça gana —yo soy del Barça—. Estas cosas van cambiando.