Señor marqués, como experto bodeguero, ¿puede recomendar un vino español?

En España hay vinos excelentes. El vino siempre ha estado presente en mi familia y por eso elaboro y comercializo caldos de Ribera del Duero, Rioja y Alvariño de las Rías Baixas.

Pues el consumo de vino cae en picado en España.

Así es, pero el futuro de los vinos en el mundo pasa por los vinos españoles. Nuestros caldos tienen una calidad excelente, una presentación sin igual y un precio muy competitivo. Estoy seguro de que Estados Unidos es un gran mercado para colocar nuestros vinos porque tienen gran aceptación, sobre todo, entre las mujeres.

¿Por qué entre las mujeres?

La mujer estadounidense bebe el vino como si fuera una copa, a cualquier hora de la noche y hasta en una discoteca. En España el vino suele limitarse a acompañamiento de alguna comida.

Y no parece atraer mucho a los jóvenes.

Es una tragedia para España que los jóvenes no sepan disfrutar del vino. Somos el primer productor de vino del mundo y el joven o no bebe vino o lo hace en un botellón. No se entienden los orígenes de nuestro país sin unos viñedos que ni los musulmanes arrancaron. Es un problema nacional que los jóvenes no sepan disfrutar de nuestros vinos. Parece que lo único que podemos hacer es vender en el exterior y eso es lo que hacemos, más que por estrategia, por necesidad.

¿No estaremos tirando realmente el precio de nuestros vinos en el exterior?

Vendemos demasiado baratos unos vinos excelentes pero necesitamos conquistar los mercados internacionales para suplir esa caída del consumo en el mercado interior. Necesitamos además ayudas del Gobierno.

Pues dígaselo a su cuñado, el presidente del Congreso Jesús Posada, o a su primo el ministro de Defensa, Pedro Morenés.

-¡Ya se lo digo! España tiene que mimar a sus principales sectores industriales: el turístico y el agroalimentario. Ahora tenemos al mejor ministro de Agricultura que ha tenido España pero eso sirve de poco si no nos llegan las ayudas para seguir produciendo magníficos jamones, aceite de oliva, quesos y vinos. A veces me siento engañado por los políticos.

¿Usted también?

Por supuesto. Vivo a estímulos de la clase política. Echo de menos una definición de modelo económico español y estoy convencido de que hay que regenerar este país porque no se puede vivir con esta sensación generalizada de corrupción.

Corrupción que ha llegado hasta La Zarzuela.

Yo soy monárquico convencido y estoy seguro de que el papel del Rey a lo largo de estos años ha sido brillante. Mi suegro fue jefe de la Guardia Real. Otra cosa es lo que hagan personas que han estado cerca de él.

¿No cree que el lío judicial en el que está metida su hija Cristina, su traspiés en Botswana y su decadencia física le deberían llevar a plantearse la abdicación?

En absoluto. El Rey superará esos achaques que ha tenido últimamente.

Supongo que usted le recomendará un buen vino para acelerar esa recuperación.

El alcohol es en general bueno para la salud. España tiene una de las esperanzas de vida más alta de la Unión Europea. Siempre se vive más en los países en los que se consume alcohol de forma moderada pero habitual. El vino, por ejemplo, es antioxidantes, vasodilatador y previene la esclerosis.

Le recuerdo que el Gobierno se empeña en reducir cada día más el consumo de alcohol.

¡Hasta los médicos alaban las propiedades del alcohol! En España, el buen bebedor es un bebedor social, no como el nórdico, que consume para emborracharse. El alcohol debe beberse para disfrutar, no usarse como refugio ni estimulante.

¿Son para usted los botellones más refugio que disfrute?

¡Por supuesto! La mayoría de los jóvenes beben de forma moderada pero luego existen grupos de jóvenes marginales que no saben beber. Esa forma de beber no la vi yo nunca de joven.

Es que usted no es nada marginal. Debe de marcar mucho descender de 10 marqueses.

Los títulos nobiliarios son cuestión de orgullo íntimo. No me siento distinto por ser marqués y le aseguro que ese concepto de aristocracia rentista ya no existe.

¿Por qué méritos le concedió Felipe V en 1700 el título de Marqués de Vargas a su antepasado Antolín de Vargas?

Mi antepasado era un señor de Bilbao, un funcionario de la Corte, que promocionó obras públicas.

¿Y qué pasó para que Felipe de la Mata, octavo Marqués de Vargas, se decidiese a realizar las primeras plantaciones de viñas en las cercanías de Logroño en el siglo XIX?

La filoxera arrasó por aquella época el viñedo de Burdeos y los franceses se dieron cuenta de que en La Rioja la viña había resistido mejor. Los ilustrados de la época, entre los que estaba mi bisabuelo, Felipe de la Mata, se dieron cuenta de la oportunidad de negocio que se les abría y comenzaron a apostar por el vino. Era un hombre de gran olfato que lideró las Bodegas Franco-Españolas de Logroño.

Y gran amigo de Jovellanos.

Efectivamente. Jovellanos era un gran admirador de toda iniciativa empresarial e industrial que surgiese. La Ilustración francesa caló fuerte en España y apareció la figura del burgués-empresario. Los ilustrados de mente abierta fueron los que impulsaron la rama industrial del vino de Rioja. Aún conservo documentos que demuestran el fluido comercio que se tenía con Cuba a través de envíos de vino.

¿Cuál de todos estos marqueses ha sido el más importante?

El primero era un hombre muy especial, pero para mi el más importante fue mi padre, Hilario de la Mata. Mi familia vino a menos tras la muerte de mi bisabuelo. Sus hijos no supieron administrar el patrimonio hasta que mi padre se plantó para recuperar el estatus perdido de la familia Vargas. Trabajó como un energúmeno. Era un visionario que en 1942 se centró en la importación y creó Varma.

¿Qué importaba?

Bebidas alcohólicas de grandes marcas. Era consciente de que en 1942 la situación de España era muy precaria, de postguerra, pero al mismo tiempo veía que en hoteles como el Palace o el Ritz se celebraban fiestas de alto copete y empezó a pensar que había que traer a España bebidas de grandes marcas para esas fiestas. Todo le empezó a ir bien cuando las tropas americanas comenzaron a llegar a España. ¡Aún recuerdo cómo marcó a Varma la foto de Franco y Eisenhower! Esa foto significaba que España salía del aislamiento que sufría tras la derrota del Eje en la II Guerra Mundial. Lo primero que hizo mi padre fue enterarse de lo que bebían los norteamericanos.

¿Qué bebían?

Bourbon, así que se fue al Ministerio de Comercio para solicitar cupos que le permitiesen suministrar Four Roses a las tropas norteamericanas. Luego llegó Manuel Fraga para impulsar el turismo en España y eso impulsó también nuestro negocio. ¡Había que dar a los extranjeros las bebidas que aquí no existían! Fue una gran época en la que se habilitaron cupos de importación para bebidas espirituosas. El ministerio era bastante permisivo y todo fue bien hasta que en 1976 se murió mi padre y poco después se liberalizó el mercado con la entrada de España en la Unión Europea.

El negocio se iba al traste.

Pues sí. Lo que hicimos entonces mis hermanos y yo fue prepararnos para una competencia dura y libre. El sentido de la competencia en España no existía y aún hoy en día hay gente que no se da cuenta de que la competencia es muy dura. Cuando trabajábamos con cupos todo era fácil y rentable.

Afortunadamente, podemos decir que Varma sigue y es la única empresa familiar de importación y exportación de espirituosos que ha sobrevivido y trata de tu a tu a las multinacionales. Además, ahora somos también distribuidores.

¡Su padre estaría orgulloso!

Mi padre me inculcó la ética en los negocios y el espíritu noble del trabajador. Yo, como agradecimiento, compré en 1990 la Hacienda Pradolagar, en el corazón del Valle del Ebro, una finca que le gustaba mucho, y en 1995 pudimos comercializar el primer Rioja Marqués de Vargas. Un padre tiene que ser el espejo en el que te mires.

¿Podrán sus hijas mirarse en el suyo?

Eso espero. Mis hijas son mi prioridad, son gemelas y tienen 11 años. Siempre estoy pendiente del estado anímico de mis hijas.

¿Las tuvo con 57 años?

Sí, tardaron en llegar. Una heredará el Marquesado de Vargas y la otra el Condado de San Cristóbal. Me gusta tener a la familia unida para que el negocio vaya bien. Mis hermanos y yo nos enfrentamos ahora al reto de traspasar a la tercera generación Varma.