­­­Así que usted es la persona mejor relacionada de España.

¡Menudo piropo! No sé si soy el mejor relacionado, pero cada día trato de aprovechar el don de la labia que me dio Dios para hacer todo tipo de contactos.

Y lo aprovecha muy bien.

Relacionarse con la gente es muy difícil y a mi Dios me ayuda a intuir qué tipo de persona tengo enfrente. A los famosos hay que saber cuidarlos y yo los calo sólo con mirarlos. A cada uno le doy lo que quiere.

¿Y quería el Boss remar en el Retiro?

Sí. Quedamos en el Retiro. Bruce Springsteen llegó con su Harley y de traductor hacía un guardaespaldas enorme. Se quiso subir a una barca. Todo iba bien hasta que empezó a ir mal.

¿Qué pasó para que se esfumase la magia?

Se le cayeron las llaves de la Harley al estanque. Estaba totalmente enfangado y era imposible verlas. Al final, el gorila que había venido con él y remaba en otra barca consiguió rescatarlas. Dios me volvió a echar otro capote.

Usted, que no habla inglés, ¿no me dirá que también le ayuda Dios a tratar con los famosos que no saben español?

Yo tengo mucha intuición. Hablo con los ojos. Además, siempre tengo gente al lado que sabe algo de inglés. Mi gran ventaja es que suelo transmitir confianza y los famosos, aunque no me entiendan, me dan pronto sus números de teléfono. Además, tras 22 años de trabajo, la gente que me conoce habla muy bien de mí y deja claro a los nuevos que soy un tío serio.

Y parece que más listo que el hambre.

Nadie es más listo que nadie. Hay que ir con cuidado. Yo me meto dentro del personaje que conozco y pronto veo lo que le puede interesar o no y, por supuesto, si a mí también me interesa. Así he conseguido, como Roberto Carlos, tener un millón de amigos.

Y miles de números de teléfonos de actores, futbolistas, políticos, cantantes y toreros.

No sé exactamente el número de contactos de teléfonos de famosos que tengo. Son más de tres mil pero muchas veces son ellos los que me llaman a mí en vez de llamarles yo a ellos. La verdad es que Dios me ha ayudado también a saber torear con mis contactos.

¿Dígame por cuánto vendería su agenda?

Por nada. Soy muy serio en mi trabajo y me gusta que me vean así mis amigos. Me ha costado mucho hacer esta agenda y mi mayor patrimonio es la confianza que tienen en mí personas como Alejandro Sanz, Maradona o Rafael Nadal. Cuido mucho a mis amigos. Me gusta mucho invitar a los famosos desinteresadamente, y con cariño.

¿No me diga que al final son los famosos los que viven de usted en vez de vivir usted de los famosos?

Yo nunca llevo dinero porque soy el rey del trueque. Soy el inventor del cerocomacero. Invito a los famosos a restaurantes, viajes, conciertos, operaciones de estética o partidos de fútbol a cambio de que se saquen una foto con el dueño del chiringuito. Después vivo de la organización de actos, homenajes y fiestas, pero nunca jamás llevo un euro encima. Es otra habilidad que me ha dado Dios.

¿Y cómo le ayuda Dios?

El barbas, como dice Diego Armando Maradona, me da cada día fuerzas para trabajar y salud, que es lo más importante. Quiero, respeto y admiro a Dios. Sin conocer a Dios, le amo.

Es usted muy religioso.

Por supuesto. Siempre he hablado con Dios. Le cuento las cosas que he podido hacer un poco mal para que me ayude a no volver a hacerlas de esa forma. También hablo con Jesucristo, con la Virgen María y con los ángeles.

¿Y qué le dicen?

A mí nunca se me ha aparecido Dios, aunque le tengo siempre cerca y le intuyo. Dios está conmigo las 24 horas del día y hace que me sienta más relajado, con los pies en el suelo y la cabeza bien alta. Lo que más me agrada en esta vida es acostarme y levantarme con Dios.

Con ese discurso no me extraña que le recibiese Juan Pablo II.

El Papa Juan Pablo II más que un Papa es ya un santo. Me gustaba la personalidad que tenía. Me recibió porque colé a veinte sacerdotes en la zona vip de un concierto de Alejandro Sanz. Me llamaron del Vaticano y yo creía que era una broma de José Mota, Gabino Diego o Carlos Latre. Me pidieron esas entradas. Les cité en Las Ventas y pensé que vendrían dos o tres pero aparecieron veinte con la sotana. Los repartí entre los diferentes palcos ante el pasmo de los famosos. No podía dejar a los curas fuera de juego y me fui a cenar con ellos.

¿No es eso tráfico de influencias para ganarse el cielo?

Cuando recibí la invitación de Juan Pablo II pensé que era un chiste. La verdad es que luego le saludé y no me dijo nada porque el hombre ya estaba muy mal, enfermo de parkinson, como Mohamed Alí. Le besé el anillo, me miró a los ojos, me bendijo y me alivió. Recuerdo que me tuve que levantar a las siete de la mañana para poder ponerme una corbata y un traje oscuro que me regalaron. Ahora estoy a la espera de ir a conocer al Papa Francisco y con lo tenaz que soy estoy seguro de que lo conseguiré. En esta vida todo es cuestión de paciencia y arte.

¿Vale más en su profesión la intuición, la paciencia y el arte que la formación académica?

Tengo un graduado escolar en la escuela de la calle. Mis profesores fueron mi abuelo y mi padre. Los dos fueron toreros y mi abuelo fue manager de Rafael Fariña. Los tres se buscaban las habichuelas con los Ketama. Con educación y saber estar se suple la falta de formación. El estudiar no te garantiza el éxito. Paco de Lucía y Maradona son mis ídolos y tampoco han estudiado una carrera. De pequeño quise ser torero y luego me empeñé en ser futbolista. No era nada malo, pero me lesioné y se acabó el sueño de jugar en el Real Madrid.

¡Como Julio Iglesias!

Sí. Y Antonio Banderas, pero Julio Iglesias se dedicó a cantar, el otro a actuar y yo decidí dedicarme a hacer contactos para ganarme la vida. Además del Real Madrid soy del Atlético de Madrid. Y tengo grandes amigos en los dos equipos.

¿Y cómo son las juergas después de los partidos?

Mis fiestas no son a las cuatro de la mañana, sino a las ocho de la tarde y acaban a las diez. Paso de estar hasta las cinco de la mañana en un sitio para perder el tiempo. Yo me levanto temprano, hago todos los días deporte y hablo con unos y otros. De cincuenta gestiones que hago al día, sólo dos llegan a buen puerto. Es muy raro que yo salga por la noche y el futbolista que quiere llegar lejos sabe que tiene que cuidarse. Es lógico que a veces salgan pero no son juerguistas. Pero no me importa lo que haga la gente con su vida privada.

Así que nunca ha sido testigo del exceso de algún famoso.

La vida de los demás no me interesa. Mi droga dura se llama leche con Cola Cao y galletas. Ni fumo, ni bebo ni voy al baño.

¿Se refiere a consumir drogas?

Exacto. Le recomiendo a todo el mundo que no lo haga.

¡Pero si su gran amigo es Maradona!

Maradona está muy bien. El Pelusa es Dios, es el mejor jugador de todos los tiempos. Le puedo asegurar que ahora se está cuidando. Le estoy organizando un homenaje en Madrid. Es mi amigo y cuando estoy con él le cuido.

Sí y tanto le cuidó que acabó una noche besando en la boca a David Beckham.

Victoria aún debe de estar en shock. Los problemas de los Beckham comenzaron tras el beso en la boca de Maradona y David.

¿Cómo fue ese idilio?

Maradona quería conocer a Ronaldo Nazario y quedamos para cenar en un restaurante. De repente apareció Beckham. No sabíamos si era de Porcelanosa o de Lladró porque era más guapo que en la tele. Maradona, que al principio no quería saludarle, le dijo sin cortarse un pelo: «David, sos demasiado lindo para jugar bien al fútbol».

Y el inglés se enfadó.

Muchísimo, así que Maradona dejó su puro y se encaró a él y le repitió: «¿Qué querés que te diga, que sos feo? Como sos muy lindo lo único que puedo hacer es darte un beso en la boca». Y se lo dio. David entonces dijo: «¡Dios me ha besado en la boca!».

¿A cuántas parejas ha hecho usted que se besasen en la boca?

Yo no soy celestino de nadie. Yo presento a gente y si se gustan ya es su problema.

¡Pero si usted lío a Guti con Arancha de Benito, a Carlos Moyá con Carolina Cerezuela y a Raúl con Mamen!

Yo solo los presenté. A mí las cuestiones del corazón de los demás no me interesan.

¿Y cómo van las suyas?

No soy guapo, ni rubio con ojos azules, pero por mi personalidad no he tenido problemas para ligar. Ahora no tengo novia.