Un equipo internacional de científicos han descubierto, con el Very Large Telescope de ESO, la galaxia más brillante encontrada hasta ahora en el Universo temprano, y la han llamado CR7. El equipo lo dirigen astrónomos portugueses.

Gracias a ella, además, se han hallado evidencias de que, acechando en su interior, hay ejemplares de la primera generación de estrellas.

Estos objetos masivos, brillantes y, hasta ahora, puramente teóricos, fueron los creadores de los primeros elementos pesados de la historia, los elementos necesarios para forjar las estrellas actuales y los planetas que las orbitan y, por tanto, el origen de la vida tal y como de conoce. La galaxia recién descubierta, bautizada como CR7, es tres veces más brillante que la galaxia distante más brillante conocida hasta ahora.

Los astrónomos han teorizado durante mucho tiempo sobre la existencia de una primera generación de estrellas --conocida por los astrónomos como estrellas de población III-- que nacieron del material primordial del Big Bang.

Todos los elementos químicos más pesados (como oxígeno, nitrógeno, carbono y hierro, que son esenciales para la vida) se forjaron en el interior de las estrellas. Esto significa que las primeras estrellas debieron haberse formado a partir de los únicos elementos que existían antes de las estrellas: hidrógeno, helio y trazas de litio.

Según explican los expertos, estas estrellas de población III habrían sido enormes (varios cientos o incluso mil veces más masivas que el Sol) y habrían acabado explotando como supernovas después de tan solo unos 2 millones de años. Pero hasta ahora la búsqueda de la prueba física de su existencia no había encontrado ninguna evidencia clara.

El equipo, dirigido por David Sobral, de la Universidad de Lisboa (Portugal), ha utilizado el Very Large Telescope para mirar hacia el universo antiguo, hacia un periodo conocido como reionización que tuvo lugar aproximadamente 800 millones de años después del Big Bang. En lugar de llevar a cabo un estudio profundo y limitado de un área pequeña del cielo, ampliaron su alcance para producir el sondeo más amplio de galaxias muy lejanas jamás elaborado.

En el trabajo, se descubrieron y confirmaron una serie de galaxias muy jóvenes asombrosamente brillantes, entre las que ha destacado CR7 por ser un objeto "excepcionalmente raro", según han apuntado los investigadores. Con este hallazgo, el estudio ya suponía un éxito, pero una nueva revisión proporcionó más noticias emocionantes.

Así, se descubrió en CR7 una potente emisión de helio ionizado pero, sorprendentemente, ninguna señal de elementos más pesados en una brillante zona de la galaxia. Esto significa que el equipo ha descubierto la primera evidencia válida de la existencia de cúmulos de estrellas de población III que habían ionizado el gas dentro de una galaxia en el universo temprano.

"El descubrimiento desafiaba nuestras expectativas desde el principio, ya que no esperábamos encontrar una galaxia tan brillante. Entonces, al descubrir la naturaleza de CR7 paso a paso, comprendimos que no sólo habíamos descubierto la galaxia lejana más luminosa, sino que también nos dimos cuenta de que cumplía todas y cada una de las características esperadas de estrellas de población III", ha señalado Sobral.

Según ha indicado, esas estrellas "fueron las que formaron los primeros átomos pesados que, en última instancia, han permitido la vida".

Dentro de CR7 se encontraron cúmulos de estrellas más azules y un poco más rojas, indicando que la formación de estrellas de población III había tenido lugar por oleadas, tal y como se había predicho. Lo que el equipo ha observado de forma directa fue la última oleada de estrellas de población III, sugiriendo que tales estrellas deben ser más fáciles de encontrar de lo que se pensaba previamente.

Al parecer, residen entre estrellas normales, en las galaxias más brillantes, no sólo en las galaxias más tempranas, más pequeñas y más tenues, que son tan débiles que son extremadamente difíciles de estudiar.