Samira tiene previsto volver a Marruecos en un par de semanas. Regresa con nuevas esperanzas y la posibilidad de rehacer su vida sin sufrir más por la deformidad de su cara, que la estaba apartando de la sociedad y provocando daños físicos, pero también psicológicos. El "milagro" ha sido posible gracias a la implicación de varios actores y las manos del doctor Cavadas que, en tres intervenciones quirúrgicas y un tratamiento de un año, ha reconstruido el rostro de Samira para que su vida pueda volver a la normalidad. La mujer estaba afectada por un neurofibroma que había provocado que en la parte derecha de su cara crecieran tumores hasta deformársela.

Samira, junto a Pedro Cavadas, han contado hoy la historia de cómo sus caminos llegaron a cruzarse, una historia con final feliz "y que vale la pena contar ahora que no andamos sobrados de finales felices", ha comentado el cirujano, jefe del servicio de Cirugía Reconstructiva en el Hospital de Manises. Entre lágrimas, Samira ha explicado cómo fue abordada en un parque de la ciudad marroquí de Casablanca por una mujer, colaboradora de la Fundación Adra, que se interesó por su situación y se fue llevándose bajo el brazo una foto de su cara y el compromiso de intentar hacer lo posible por ella.

A través de esta organización no gubernamental y con la ayuda del Centro Cultural Islámico de Valencia, el caso de Samira llegó a través de un correo electrónico al doctor Cavadas que decidió, tal como ha explicado esta mañana ante la prensa, involucrarse en el proceso, "porque la consulta llegaba de una persona implicada y honesta y que quería ayudar de forma honesta, y estas situaciones hay que atenderlas si se puede", ha apuntado. Tras él, lo hicieron todo el equipo del Hospital de Manises, donde desarrolla su labor, que se ha hecho cargo "de manera altruista tanto del coste de las intervenciones como de la hospitalización y del tratamiento", según ha apuntado el director quirúrgico del centro, Emilio Matute.

Hace ahora un año, en junio de 2015, la mujer pasó por primera vez por quirófano para retirarle gran parte del neurofibroma. Cuatro meses después, en octubre, volvió a ser operada y el pasado mes de abril pasó de nuevo por quirófano para terminar de acondicionar la zona del ojo y colocarle una prótesis ocular.

Samira con una "gratitud enorme" hacia todos los implicados espera ahora volver pronto junto a sus dos hijos, de 9 y 12 años, a los que no ha podido ver durante el proceso. Gracias al dinero recogido por la Fundación Adra y el centro islámico, espera poder tener un trabajo a su vuelta a Casablanca para sacar adelante a su familia, ya que la enfermedad (de carácter genético) provocó que su marido también se apartara de ella.

"Creo que hemos hecho algo bueno por eso merece la pena. Cuando la gente honesta hace cosas por motivos honestos, el resultado es bueno. Entre todos hemos hecho algo intrínsecamente bueno merecerá la pena hacerlo otra vez", ha sentenciado Cavadas a la finalización del encuentro con los medios.