En la actualidad, Javier Cuevas se desplaza a Ginebra, por lo menos dos veces al mes para supervisar la parte del detector de partículas. Recientemente nombrado catedrático, el profesor destaca las aplicaciones médicas que han aparecido a partir del descubrimiento de la partícula de Dios.

¿Cuánto tiempo dedica en la actualidad al CERN?

Es un proyecto que, si todo va según lo esperado, me va llevar toda mi vida. El CERN es un plan científico único en el mundo que está previsto que acabe en 2035. Comenzó en 2011, pero realmente se empezó a proponer en 1989. Es un proyecto de casi cincuenta años, es algo global.

¿Por qué se acaba en 2035?

Por razones de rendimiento, n. Lo que cuesta hacer esta máquina; el acelerador, y sacarle rentabilidad, requiere un número de años. Salvando las distancias es como un coche, yo puedo elegir muchos modelos, pero en esta caso solo hay uno en el mundo. El año 2035 es una estimación, pero en mi opinión bastante precisa.

¿Cómo compagina ser investigador en Ginebra con su trabajo como profesor en la Universidad?

Más o menos se divide a la mitad, le pasa lo mismo a mis compañeros del CERN. Tenemos nuestra parte docente, al que dedicamos más o menos la mitad del tiempo, durante el resto del tiempo investigamos.

¿En qué están trabajando en este momento en Ginebra?

Ahora esencialmente trabajamos en la parte del detector del acelerador de partículas. Para entendernos, el detector es como una máquina fotográfica que retrata lo que está pasando en el acelerador, nosotros analizamos los datos que nos proporciona para luego poder trabajar con ellos.

¿Cómo es la coordinación de tantos científicos de países distintos que trabajan en este proyecto?

Pasamos una buena parte de tiempo en Ginebra. Yo personalmente voy dos o tres cuatro veces al mes. Hoy en día desde la propia universidad transmitimos todos los datos a los otros centros mediante la red. La comunicación es algo que se ha superado en los últimos tiempos.

El descubrimiento del Bosón de Higgs, en el que participó, ¿se va quedar guardado en el tiempo?

Sin ninguna duda, va ser algo que va marcar un antes y un después. Pero no nos vamos a quedar ahí, habrá más cosas.Tratamos una ciencia que nunca sabemos muy bien lo que puede depararnos.

¿Hay algún momento que recuerde especialmente del descubrimiento del Bosón de Higgs?

Podemos decir que no es un momento prolongado en el tiempo. Realmente llevábamos trabajando con esto desde el 90. A finales de 2011, ya estábamos convencidos de que teníamos algo, y al año siguiente ya estábamos completamente seguros.

¿Qué aplicaciones hay hoy en día que se deriven de la partícula de Higgs?

Fundamentalmente las hay en medicina, tanto la parte de detección de enfermedades como en de tratamiento. Hoy en día, hay más de 25 hospitales por el mundo, en los cuales el tratamiento que se hace de las enfermedades se realiza tecnologías derivadas del LHC.

¿Es pronto para hablar de revolución tecnológica en medicina?

Está comenzando a ser una tecnología muy prometedora, pero todavía no es una auténtica revolución, porque son más de 20 hospitales y hablamos de todo el mundo. Probablemente irá a más.

¿Qué otras funciones tendría?

También en temas de eficiencia, por ejemplo en paneles solares. El aeropuerto de Ginebra los ha adquirido y su uso supone 40 o el 50 por ciento más de eficientes que los normales. También se hace mucho tipo de tecnología derivada.

Desde el punto de vista tecnológico, ¿qué nos podemos esperar durante los siguientes años?

En Ginebra observamos que lo que trabajamos puede tener impacto en casi todos los campos. El siguiente acelerador va ser cuatro veces mayor que el anterior. Últimamente ponemos mucho énfasis en tecnología de imágenes.

Muchos colegas suyos dicen que la investigación siempre debe estar aplicada a algo concreto.

Yo soy de una línea muy general: hay que hacer investigación siempre, aunque no este aplicada, porque en cualquier momento pueden aparecer usos concretos que no nos esperábamos. Dicho esto, evidentemente tiene que haber una fracción muy importante orientada hacia la investigación aplicada.

¿Existe colaboración entre universidad y empresas?

Está pasando, pero todo es mejorable. Yo creo que cuanto más pase mejor. Tenemos que tener un flujo claro de ida y vuelta de conocimiento con las empresas. Una cosa que debería pasar más, es que cuando los alumnos acaban las carreras, las empresas los llaman. Pero cuando son doctores, las empresas no se benefician tanto de ellos. Normalmente cuando alguien acaba la tesis la gente quiere quedarse en la universidad porque no ve la salida a la industria. Cuando has dado un salto más en la universidad, muchas veces la industria no es capaz de ver ese valor añadido. En otros países de nuestro entorno si que ven esa diferencia y eso es muy importante.

¿Y qué pasa con la financiación?

No estamos pasando por la mejor época económica en el mundo, con lo cual la financiación se ve afectada; hay una clara repercusión. De todas formas, aunque no estamos en el mejor momento tampoco es una situación tan crítica como hace pocos años.