La Conferencia Sectorial de Educación, que reunió al ministro Íñigo Méndez de Vigo y a todos los consejeros del ramo, finalizó ayer con un acuerdo casi unánime sobre el borrador del real decreto que introduce cambios en las evaluaciones finales de la Lomce -las reválidas de la ESO y el Bachillerato- para volver al punto de partida. La de Secundaria no tendrá valor académico, será muestral y no general -las pruebas de diagnóstico se realizarán solo en determinados centros elegidos por las comunidades autónomas- y el examen de acceso a la educación superior será prácticamente idéntico a la selectividad de siempre y de su organización se encargarán de nuevo las universidades.

En una conferencia sectorial marcada por la confrontación en los últimos años, la de ayer fue una reunión de paz, también la primera de los consejeros autonómicos con el ministro de Educación desde que se formó gobierno el pasado mes de septiembre. El acuerdo, con objeciones del País Vasco, Navarra y Cataluña, llegó porque en la práctica supone dar la puntilla a la Lomce y acabar con sus reválidas, dos pruebas obligatorias e ineludibles diseñadas inicialmente para obtener los títulos de Secundaria y de Bachillerato. Definitivamente ya no será así.

Ayer se conoció otra novedad, la que también convierte en muestral la evaluación externa de Primaria, de forma que unas y otras solo se realizarán en determinados centros seleccionadas por las comunidades autónomas y con el único efecto de diagnosticar la calidad global de la enseñanza. Los alumnos se examinarán de las seis materias troncales de segundo curso de ESO y no de las de los dos cursos de la etapa. Las universidades serán las que realicen estas pruebas como hasta ahora y se mantiene el distrito único.