Aprender un nuevo idioma es una puerta a nuevas ideas, vivencias y sensaciones. Conocer la lengua de otro pueblo nos permitirá, por ejemplo, visitar ese país, movernos por él con una relativa soltura y cubrir nuestras necesidades -de alojamiento, de alimento, de socializar- sin dificultad .Compartir una conversación con un extranjero, permitirá que empaticemos con él y compartamos puntos de vista, opiniones y conocimientos refrescantes. Ya lo decía Fellini: cada idioma es una forma diferente de ver la vida.

Ahora bien, ¿qué idioma elegir? Para decicirlo, algunos se fijan en el país que más les atrae por su cultura o por su clima. Otros querrán aprender el idioma en el que fue escrito su libro favorito. Habrá quien quiera poder chapurrear la lengua que hablaba aquella persona que conoció un verano o simplemente, se puede ser práctico y decantarse por aquel idioma que vaya a serle más sencillo aprender. Será entonces inevitable pensar en las lenguas que, como la nuestra, provienen del latín.

"Si hablas a una persona en una lengua que entiende, las palabras irán a su cabeza. Si le hablas en su propia lengua, las palabras irán a su corazón".Nelson Mandela

Las lenguas romance

En España hablamos un idioma de origen latino, o lo que es lo mismo, una lengua romance. Por ello, lo más sencillo para nosotros será aprender otros idiomas que provengan del latín. Eso hará que muchas de las palabras compartan con las españolas la misma raíz etimológica y que hayan derivado en vocablos similares, si no iguales, incluso.

El italiano, el francés, el portugués, el rumano y, claro, el español, provienen todos del latín. Los diferentes dialectos que cada uno de ellos posee -en la península, sin ir más lejos, encontramos el gallego, los distintos tipos de catalán y el astur-leonés y sus variantes- también surgieron a partir de esa lengua muerta. El aprendizaje de cualquiera de ellos será coser y cantar comparado con el chino o el inuit, por citar otros de diferente origen.

Por orden de menor a mayor dificultad para un hispanohablante, se puede listar los idiomas neolatinos de la siguiente manera:

  1. El portugués: la similaridad léxica entre el portugués y el español es del 89 %. Esto lo convierte en el idioma más parecido al hispano, y por ello, el más sencillo de entender y de asimilar. Las diferencias con nuestra lengua residen principalmente en que el portugués carece de la herencia arábiga que nosotros sí tenemos.
  2. El catalán y el gallego: estos dos dialectos se parecen tanto, tanto al español, que cuando un hispanohablante los escucha, puede entender la mayor parte. Aprender catalán puede servir, además, como puente para aprender francés o italiano.
  3. El italiano: Las similitudes saltan a la vista. Sus desinencias verbales son casi iguales a las del español (-ar, -er, -ir se transforman en -are, -ere e -ire) y las oraciones se construyen de la misma manera. Además, la influencia italiana en la gastronomía o el arte hará que muchas palabras nos suenen de antes.
  4. El francés: aunque el origen del francés es el latín, su evolución ha sido muy diferente y ha llevado a que tengan muchos más sonidos vocales -unos 11, mientras en español solo hay 5-, que se representan con diferentes combinaciones de letras. Estas vocales, sumadas a los sonidos nasales y guturales, son la principal diferencia del francés hablado con el español. A la hora de escribir, dominar cómo situar los tres tipos de acentos que hay llevará su tiempo.

Estudiar un idioma latino no está exento de dificultad porque las similitudes nos jugarán alguna que otra mala pasada. Primero, porque es muy probable que en ocasiones caigamos por inercia en errores, al pensar que ciertas oraciones tendrán la misma estructura que en español, o que un verbo derivará igual. Cada idioma tiene sus particularidades; no son pocas y llegar a conocerlas todas requerirá meterle horas y, sobre todo, mucha práctica.

En segundo lugar, y relacionado con lo anterior, está una figura que le sonará a todo aquel que haya estudiado inglés: el ´false friend´. El falso amigo es una palabra que, por su parecido a la hora de escribirla o pronunciarla, incita a pensar que significa una cosa que no tiene nada que ver con lo que en realidad quiere decir. Unos ejemplos: ´aceto´ en italiano no significa aceite, sino vinagre -aceite se dice ´olio´-; ´enfermer´ en francés no quiere decir enfermar, sino encerrar, porque enfermar se dirá ´tomber malade'; 'despido' en portugués significa desnudo y no despido (de destitución), que se dirá 'despedimento' o 'demissao'. Como estos hay cientos de casos más. No es un fenómeno que se de exclusivamente con las lenguas romance, pero sí que será con estas con las que mas habitualmente suceda.

""Saber otro idioma es tener una segunda alma".Carlomagno.

Más allá de los idiomas de origen latino

Las lenguas neolatinas son una ínfima parte de todas las que existen sobre la faz de la tierra, alrededor de 7.000. Y entre estas, aunque son rara avis, también se puede encontrar alguna sencilla de aprender con un poco de esmero.

El inglés es la más accesible. Si ha llegado a ser el idioma más hablado por personas no nativas en todo el mundo, por algo será. Con la gran influencia que tienen los países anglosajones a nivel planetario en la cultura y la economía, es complicado encontrar a alguien que no chapurree alguna palabreja. Y aunque la pronunciación pueda parecer complicada a veces, gramaticalmente es un idioma muy básico.

El manejo de los verbos es de lo más simple. Los tiempos verbales son solo tres. En presente, todos los verbos son iguales excepto por una '-s' que habrá que añadir cuando se refiera a él o ella. En el pasado, la mayoría de los verbos -los llamado regulares- solo requieren que se les agregue '-ed' al final. Y los 'phrasal verbs', es decir, los verbos compuestos con preposiciones o adverbios, posibilitan que con el 'to do', el 'to be' o el 'to go' podamos significar un montón de cosas distintas.

A modo de curiosidad, otros idiomas sencillos aunque no lo parezca son el afrikaans surafricano y el suajili. El afrikaans, a pesar de ser una mezcla de holandés, bantú, khoisan, portugués y malayo, no conjuga ni género, ni verbos, ni pronombres. Funciona por la lógica. El suajili lo hablan más de 45 millones de personas en África, y al carecer de conjugaciones verbales simplifica bastante la tarea de aprenderlo.

"El lenguaje nos ayuda a capturar el mundo: cuanto menos lenguaje tengamos, menos mundo capturamos".Fernando Lázaro Carreter

Cuanto mejor hablemos el español, mejor

Ahora bien, que estos idiomas sean parecidos al castellano o de gramática amable es un buen comienzo, pero no lo es todo. La lengua cervantina es riquísima en vocabulario y compleja en sus declinaciones verbales. Esto es una suerte, como puso en evidencia Orwell con la 'neolengua' que ideó en su novela ´1984´: a mayor riqueza en el diccionario, más ideas se podrán transmitir, más tonalidades y matices se podrán percibir y sentir. El lenguaje posibilita el pensamiento, las ideas, los valores.

Por ahí es por donde empieza todo. Es básico para hablar otro dialecto tener un dominio lo más perfeccionado posible de la lengua materna. A la hora de expresarse en otro idioma, tal vez no se encuentre la palabra que signifique exactamente lo que se quiere decir. Pero si se piensa en un sinónimo en castellano, puede que esa palabra sí que tenga un vocablo similar en aquella otra lengua.